La supremacía geopolítica dependerá cada vez más de los chips
Una compañía taiwanesa de chips electrónicos quedó atrapada en medio de la lucha de poder entre EE.UU. y China. Para cualquier país, los microchips hoy son recursos tan imprescindibles como las vacunas
El tercer edificio más costoso del mundo es, con toda seguridad, la gigantesca planta de fabricación de semiconductores que está construyendo TSMC en Taiwán por u$ s 20.000 millones. Cuando entre en funcionamiento en 2022, el establecimiento contará con salas limpias del tamaño de 22 canchas de fútbol en las que se fabricarán chips de silicio con dimensiones que redefinirán el concepto de “muy finito”. Con sólo 3 nanómetros, las obleas de TSMC tendrán un grosor equivalente a lo que crece una uña en tres segundos.
Esta enorme inversión de capital recalca la casi insaciable demanda de chips electrónicos, el dominio de los fabricantes de semiconductores taiwaneses y la sofisticación de la producción moderna. Los chips de TSMC impulsan todo tipo de productos, desde los últimos iphones de Apple hasta los equipos médicos o los aviones de guerra F-35, y representan alrededor del 55% de las ventas mundiales de semiconductores.
Pero la producción de semiconductores también se está convirtiendo en un imperativo geopolítico. Como parte de las restricciones a la industria tecnológica china, Estados Unidos presiona a TSMC para que deje de venderle a Huawei, hasta ahora uno de sus mayores clientes. China, que gasta más en importar chips electrónicos que petróleo, está desarrollando una industria de semiconductores para depender menos de los proveedores extranjeros.
Conscientes de su vulnerabilidad, EE.UU, Japón y la UE también están intensificando sus esfuerzos para desarrollar industrias de semiconductores locales, mientras sus automotrices y compañías de juegos para computadora se lamentan de la falta de suministro. Los chips electrónicos actualmente son recursos tan imprescindibles como las vacunas para cualquier Estado nacional.
Si en siglos anteriores la capacidad militar se basaba en los fusiles de retrocarga, los buques de guerra o las bombas atómicas, en el siglo XXI puede depender del uso más inteligente de los chips de avanzada. La centralidad de TSMC en la industria mundial de semiconductores se menciona a veces como una razón por la que China continental podría invadir Taiwán. Pero consideraciones militares y políticas mucho más importantes determinarán el curso de acción de Beijing.
Se mire por donde se mire, TSMC es una empresa extraordinaria que está cosechando los beneficios de invertir más que sus rivales. Acaba de anunciar que su gasto de capital seguirá aumentando hasta alcanzar entre u$s 25.000 y 28.000 millones este año, porque busca elevar su capacidad con suficiente rapidez para satisfacer la demanda.
La mayoría de las demás compañías de semiconductores abandonó la carrera por fabricar chips de 3nm debido a los costos estratosféricos. Ahora será difícil para cualquier rival alcanzar a TSMC debido a su enorme inversión de capital, su experiencia tecnológica, su red de proveedores y el apoyo que le brinda el gobierno taiwanés. Sólo la surcoreana Samsung aparece en su espejo retrovisor.
La mayor preocupación de TSMC es la tensión geopolítica entre EE.UU. y China ya que tiene dos plantas de fabricación en China, una en el estado de Washington y otra prevista en
Arizona. Pero, como muchas otras compañías de este mundo que se polariza rápidamente, se está viendo obligada a elegir.
Shelley Rigger, profesora del Davidson College de Carolina del Norte y autora de Whytaiwanmatters, afirma que la presión de Estados Unidos sobre China no hace sino reforzar la determinación de Beijing de ser autosuficiente en la fabricación de semiconductores.
Hace tiempo que Taiwán tiene miedo que el mundo se divida en cadenas de suministro rojas dominadas por China y cadenas de suministro azules concentradas en Estados Unidos, lo que pondría en peligro las relaciones con su mayor socio comercial o su principal aliado estratégico. El margen de maniobra de la isla se está achicando tanto como las obleas de TSMC.
Traducción: Marianaoriolo