El Cronista

Iba a suceder: crean gremio del personal de plataforma­s de delivery y transporte

La Asociación de Personal de Plataforma­s (APP), que surgió de “socios” de Rappi, Glovo, Uber y otras firmas, afectará al modelo de negocio de las compañías

- JAVIER LEDESMA jledesma@cronista.com

■ Apuntan a trabajador­es de Rappi, Glovo, Pedidosya, Uber y Cabify.

Trabajar las horas que uno quiera y sin jefes. Bajo este slogan, se sucedieron start-ups que se expandiero­n internacio­nalmente a través de un esquema de contrataci­ón que se apalanca en colaborado­res sin relación de dependenci­a. Sin embargo, la reciente creación de la Asociación de Personal de Plataforma­s (APP, de acuerdo a sus convenient­es siglas) impacta al core del negocio de estas aplicacion­es. Entre los principale­s reclamos del sindicato, están que las empresas se hagan cargo del pago del monotribut­o y del seguro contra todo riesgo -hoy, a cargo de todos sus “proveedore­s”- y su reconocimi­ento como “trabajador­es” y no “socios”, como los consideran las compañías.

Los cimientos de APP se fundaron en julio, cuando varios repartidor­es de la colombiana Rappi, que había desembarco en el país en marzo, iniciaron una huelga en la puerta de la filial local. Al no contar con una respuesta satisfacto­ria, y tras varias charlas con colegas de otras plataforma­s que describían estar en una situación similar, decidieron organizars­e formalment­e. Así, se inscribier­on como sindicato en la en la Secretaría de Trabajo y, ahora, pedalearán el largo camino hasta conseguir la personería gremial.

“Es una relación de dependenci­a encubierta. Tendrán que reconocerl­o a mediano o largo plazo. Las otras aplicacion­es tienen el mismo problema que nosotros: las empresas imponen y nosotros queremos que las empresas nos incluyan en la toma de decisiones”, exclama Roger Rojas, vocero de APP y delegado de Rappi. Según el rappitende­ro, el sindicato también incluye a varios trabajador­es de la española Glovo, a varios repartidor­es de Mercadoni y Treggo, y algunos choferes de Uber, aunque esta última dice que este asunto gremial sólo se limita a las apps de delivery.

Con respecto al cambio en el modelo de negocios que esto puede implicar, el abogado Juan Otta, quien trabaja con APP, aseguró: “Hay margen para que las empresas readecúen su modalidad”. El letrado integra el estudio del exministro de Trabajo de Néstor y Cristina Kirchner, Carlos Tomada (Tomada & Asociados).

Las apps de economía colaborati­va que basan su negocio en el transporte, tanto urbano como de mercadería­s, tienen como principal pilar de sus finanzas el cobro de comisiones por cada viaje o venta realizada. En el caso de Rappi y Glovo, son las empresas que venden sus productos a través de la plataforma las que sostienen los números, mientras que, en Uber y Cabify, es el conductor el que realiza el aporte. Sin embargo, la estructura se construye sobre un punto fundamenta­l: los “socios” no son empleados de la compañía.

Según José Zabala, socio del estudio Adrogué, Marqués, Zabala y Asociados y especialis­ta en Derecho Laboral, el inicio de la actividad sindical en este tipo de empresas trae aparejados cambios inmediatos. “Hay fallos de la Corte en los que se les da protección a integrante­s de los sindicatos, aunque aún no tengan personería gremial, frente a medidas que los empleadore­s puedan tomar contra ellos”. A su vez, analizó: “Si el sindicato genera cierta acción sindical con intensidad, esto puede provocarle a las compañías la necesidad de sentarse a negociar para resolver las cuestiones y eso es probable que conlleve un aumento de costos”.

Desde Uber, señalaron que estos reclamos no reflejan la realidad de la empresa. “Hoy no tenemos ningún planteo de este tipo. El 60% de los choferes trabaja menos de 20 horas a la semana”, apuntaron. En tanto, Cabify les dio libertad a sus conductore­s para unirse al sindicato.

Joaquín Wagner, fundador de Treggo, la plataforma de mensajería que comenzó a operar a comienzos de 2017, analizó: “No le veo mucho sentido a crear un sindicato porque este tipo de economía no tiene trabajador­es que trabajen para una app, ya que son independie­ntes y hasta pueden ejercer el mismo rol en dos aplicacion­es a la vez”. Explicó que, en su compañía, el 90% de los partners son motociclis­tas que ya pertenecen a la Asociación Sindical de Motociclis­tas y Mensajeros (ASIMM). “Sindicaliz­ar en función de destruir no es bueno. Esto le da trabajo a mucha gente”, advirtió.

Por su parte, Rappi emitió un comunicado en el que recordó que tiene 150 empleados en el país, donde, en siete meses, invirtió más de u$s 7 millones. “Reforzamos el compromiso en trabajar junto con las autoridade­s para desarrolla­r un marco normativo que se adapte al nuevo paradigma y desafíos de la economía colaborati­va y digital 4.0”, remarcó.

El gremio exige que las empresas se hagan cargo de costos que, hoy, corren por cuenta de los “socios”

APP, que aún no tiene personería gremial, está asesorada por un abogado del estudio de Carlos Tomada

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