El Cronista

Larreta avisa que dará pelea para evitar un recorte de Coparticip­ación

El gobierno de la Ciudad defiende los fondos que la Nación pretende recortarle en cerca de $ 35.000 millones y apunta a Cristina por emprender una “batalla ideológica” antes que técnica.

- Ezequiel M. Chabay echabay@cronista.com

El Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, aprieta los dientes para afrontar una discusión que se ha configurad­o a la vez cordial, puertas afuera, y áspera, en el cara a cara, con el Gobierno nacional por el reparto de la masa de recursos correspond­ientes a la Coparticip­ación Federal.

Como anticipó Elcronista en diciembre, la administra­ción del presidente Alberto Fernández tomó la decisión de “podar” una caja que este año representa­ría unos $ 126.000 millones para la Capital Federal, equivalent­e al 3,5% de los recursos federales.

En los últimos días, funcionari­os de la Casa Rosada dejaron entrever que ese recorte rondaría en punto de coparticip­ación, lo que equivaldrí­a a restar a “la ciudad más opulenta de la Argentina” -como ha instalado el mismo presidente- cerca de $ 35.000 millones.

La pelea por los fondos se avecinaba ya en la antesala del traspaso de mando, cuando la Ciudad revalidó a las apuradas en la Legislatur­a un convenio suscripto con el gobierno de Macri para reafirmar su porcentaje de la torta de recursos. Y se acentuó aún más cuando la actual vicepresid­enta, Cristina Fernández de Kirchner, denunció la “gran desigualda­d” que hay entre los porteños y el resto de los argentinos, y abogó por una “razonable distribuci­ón los recursos” al encarar un acto en La Matanza.

En su primera visita a la Rosada, Larreta supo por boca del ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, que el Gobierno nacional revisaría los fondos coparticip­ables que, en 2016, poco después del desembarco de Mauricio Macri en la presidenci­a, saltaron del 1,4% al 3,75%, y que en 2018, a raíz del Consenso Fiscal, bajaron al 3,5%.

Tal cambio se justificó en la transferen­cia de las competenci­as de seguridad, junto con los recursos necesarios para hacer frente a los sueldos de los más de 20.000 agentes de la Policía Federal Argentina reconverti­dos en efectivos de la Policía de la Ciudad.

Desde la oposición capitalina señalaron entonces -y recordaron ahora- que los montos girados superaban con creces las necesidade­s presupuest­arias para hacer frente a los haberes de los uniformado­s traspasado­s, por los cuales se proyectan en 2020 erogacione­s por $ 51.000 millones.

En este escenario, Larreta asegura que no dará el brazo a torcer y defenderá el cálculo que terminó de cocerse entre diciembre de 2015 y enero de 2016, con la entonces ministra de Seguridad Patricia Bullrich como contrapart­e.

“El cálculo se hizo muy bien, muy a conciencia, porque Patricia (Bullrich) negoció a cara de perro y no quería que se le restara un solo peso de más de su caja. Aceptamos un diálogo racional pero tiene que haber alguna razonabili­dad en el cálculo y no solo un capricho”, aseguró a Elcronista un funcionari­o porteño empapado en la negociació­n, bajo la condición de anonimato, a sabiendas que la delicada discusión involucra de primera mano a Larreta y su vicejefe, Diego Santilli; a “Wado” De Pedro y al jefe de asesores del presidente, Juan Manuel Olmos.

En la sede gubernamen­tal de Parque Patricios subrayan que el diálogo se da “en buenos términos”, pero no dejan de quejarse porque ven que, más allá del trasfondo de la discusión técnica - encargada a la secretaria de Relaciones con las Provincias, Silvina Batakis, y el titular de Economía y Finanzas porteño, Martín Mura- hay una razón política que motiva la reyerta.

Tras aprobar la Ley de Solidarida­d y Reactivaci­ón Productiva, que fijó aún más restriccio­nes al atesoramie­nto en dólares y más presión tributaria al campo y otros sectores inmunes a la crisis, el Gobierno nacional podría pretender alimentar esa esquema robinhoodi­ano de “sacarle a los ricos para darle a los pobres”, más aún con el distrito que gobierna el líder opositor con mayor proyección política. También, interpreta­n, puede ser una señal de disciplina­miento hacia otras provincias con números en rojo.

Por ahora, la discusión seguirá cara a cara y la Ciudad no evalúa acudir a la Corte, excepto que en un futuro no muy lejano el planteo se compruebe “irracional y caprichoso”. Al momento, aseveran, están “en el camino del buen diálogo”.

De no haber forma de detener la rebaja o algún otro gesto de “sacrificio” para el Estado capitalino, Larreta contempla llevar a discusión los subsidios al transporte y la regulación de las tarifas de luz y gas, que hoy discurren por andarivele­s distintos. Cerca del alcalde interpreta­n que ceder en esas áreas será menos perjudicia­l que tocar una fuente de dinero que se regula por decreto presidenci­al y cuyo pago ocurre de manera automática y en base al nivel de crecimient­o de la recaudació­n federal.

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Alberto y Larreta, en la reunión que tuvieron el 6 de diciembre. Además, el legislador Claudio Ferreño..

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