Una pelea histórica con asignaturas pendientes
El debate sobre el reparto de fondos cobra intensidad cuando la cifra a repartir es escasa.
Se podría decir que la discusión lleva ya 85 años, los que transcurrieron desde que por primera vez se implementó en la Argentina un sistema de reparto de la recaudación de impuestos internos, que más allá de la división entre Nación y provincias, estableció un mecanismo de distribución secundaria entre las diferentes jurisdicción.
Desde entonces, los porcentajes fueron variando con mayor o menor peso de las provincias en la porción principal de la torta y en los motivos del reparto secundario, también. Así, se pasó de criterios que contemplaban variables como cantidad de habitantes, gastos y recursos propios, pasando por los que hacían hincapié en la brecha del desarrollo y la dispersión poblacional hasta la ley 23.548, aún vigente, que estableció en 1988 tasas fijas definidas en medio de una gran pulseada de los gobiernos provinciales.
La historia dice que otros cambios y promesas se sucedieron en los años siguientes por afuera de la ley hasta que en 1994, con el sistema tan desgastado por cada nueva administración nacional, la Convención Nacional Constituyente dispuso en la nueva carta magna darle un corte definitivo al tema. Ese órgano que contó con dirigentes tan variados como Cristina Kirchner, Elisa Carrió, Fernando “Pino” Solanas, Adolfo Rodríguez Saá, Oscar Aguad, Eduardo Duhalde, Carlos “Chacho” Álvarez, Graciela Fernández Meijide,
Eduardo Menem y Eugenio Zaffaroni, por citar sólo algunos casos, le otorgó la autonomía a la Ciudad de Buenos Aires y definió la necesidad de dictar antes de la finalización de 1996 una nueva ley de Coparticipación Federal de Impuestos.
Sin embargo, los años pasaron, los convencionales ya recibieron sus medallas a 25 años de la redacción de la Constitución y aquella asignatura aún sigue pendiente, lo que mantiene vigente el debate sobre la distribución de los fondos, el mismo que cobra intensidad cuando, precisamente, el contenido a repartir es escaso. Por caso, en 2019 las provincias se quedaron con 59% del total de recursos que conforman la masa coparticipable. Pero los fondos registraron una caída real de 1,4%.
Hoy, la lupa está puesta en aquella Ciudad a la que los convencionales le dieron autonomía pero que hasta la asunción de Mauricio Macri como presidente no había cumplido, siquiera, en el traspaso de la Policía. Un cambio que acompañó con los fondos necesarios para afrontarlo, y que surgieron de un aumento del porcentaje de Coparticipación que tanto había reclamado cuando ejerció la Jefatura de Gobierno porteña. Por entonces, remarcaba que la Ciudad generaba el 25% de los fondos coparticipables pero que sólo recibía algo más del 1% de ellos. Y los subió a 3,75% para luego bajarlos a 3,50%. Esa decisión, que hoy la administración de Alberto Fernández y la propia Cristina quieren revertir.
El debate sobre la distribución de los fondos cobra intensidad cuando el contenido a repartir es escaso