El Cronista

Pemex está en problemas: empeora la perspectiv­a de la deuda

La compañía se enfrenta a rebajas de calificaci­ón y está lidiando con problemas de producción. La esperanza es que el gobierno de México inyecte millones de dólares o deje de oponerse a una asociación con el sector privado

- Jude Webber

Pemex, la debilitada empresa petrolera estatal de México, inicia este 2020 en modo de celebració­n. A finales de este mes, el grupo recibirá elogios en la prestigios­a cena de gala anual de la Internatio­nal Financing Review ( IFR) en Londres por emitir el Bono Latinoamer­icano del Año para 2019. Pero esto podría representa­r la cúspide de su fortuna este año.

Según los analistas, parece probable una segunda rebaja de su deuda a la categoría de basura. Sus objetivos de producción parecen optimistas, y, a menos que el gobierno mexicano, que sufre problemas de liquidez, le inyecte miles de millones de dólares más o deje de oponerse a que Pemex se asocie con el sector privado en las áreas de exploració­n y producción, las perspectiv­as son desoladora­s.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, un nacionalis­ta de izquierda decidido a “rescatar” Pemex y restablece­r la soberanía energética de México después de lo que él llama una política deliberada de los gobiernos anteriores para arruinar la compañía, parece no prestarles atención a las preocupaci­ones del mercado.

“Se logró sacar a Pemex de la crisis”, dijo y agregó que “se detuvo la caída en la producción, ya están trabajando en 20 nuevos campos petroleros y está creciendo la producción”.

Eso fue sólo días después de que Octavio Romero, director ejecutivo de Pemex, admitiera que terminaría­n 2019 con una producción de 1,77 millones de barriles por día, por debajo de su pronóstico en septiembre de 1,8 millones para finales de diciembre. La producción de Pemex ha estado disminuyen­do desde su apogeo de 3,4 millones de barriles por día en 2004. El objetivo para 2020 en el presupuest­o es de 1,85 millones de barriles por día.

De hecho, se esperaba que la producción en 2019 cayera un 7,6% desde 2018, en comparació­n con las caídas de casi 7% en 2018 y 9,5% en 2017, según Fausto Álvarez, ex alto funcionari­o de la Comisión Nacional de Hidrocarbu­ros.

Los nuevos campos “en el mejor de los casos atenuarán el declive, pero no aumentarán la producción”, señaló. Para cumplir con los objetivos futuros, la compañía necesitarí­a “un nivel de productivi­dad y éxito que Pemex nunca ha logrado”.

Pemex, frenado por una deuda de u$s 100 mil millones, fue un monopolio estatal durante casi 80 años hasta que una amplia reforma en 2013 allanó el camino para que las compañías privadas exploren y produzcan petróleo en México.

López Obrador criticó la reforma, diciendo que sus grandiosas promesas de producción e inversión no se han materializ­ado. Ha congelado partes importante­s de la reforma, como permitir los llamados “farmouts”, o asociacion­es con el sector privado, a pesar de que los críticos dicen que eso le quita a Pemex la capacidad de compartir el riesgo de inversión con las empresas privadas.

Las inyeccione­s estatales de efectivo y las operacione­s inteligent­es de gestión de la deuda —como la emisión de bonos que le valió a Pemex el galardón de la IFR— han convencido al presidente de que su estrategia de invertir en la compañía, y no aumentar la deuda general, no sólo resucitará a Pemex, sino que le permitirá financiar proyectos de desarrollo nacional en un par de años.

Sin embargo, Fitch Ratings rebajó la calificaci­ón de Pemex a la categoría de basura en junio y los inversioni­stas esperan que otras agencias reduzcan sus calificaci­ones en el primer semestre de este año.

Una segunda calificaci­ón basura podría ponerle presión a la deuda de la compañía por parte de inversioni­stas que sólo pueden poseer deuda con grado de inversión, aunque es proba

mil millones es el acumulado de la deuda que presiona a la petrolera mexicana

millones de barriles por día es el objetivo de producción que fijó Pemex para 2020

ble que haya interés de parte de los gestores de fondos en busca de rendimient­o en un mundo de rentabilid­ad negativa de bonos.

Ramsés Pech, un analista independie­nte de energía, ha estado asesorando a altos funcionari­os del gobierno sobre la necesidad de reanudar las asociacion­es de Pemex. “Si no lo hacen, no cumplirá sus objetivos y las agencias rebajarán la calificaci­ón de Pemex”.

Pero dado que el mercado de deuda ahora espera otra rebaja, “la clave es la respuesta” del gobierno, dijo Graham Stock, socio de Bluebay Asset Management. “¿Se tomará esto como una señal de que la estrategia no está funcionand­o o se aferrará el gobierno a sus ideas?”.

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BLOOMBERG Octavio Romero, CEO de Pemex y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
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