Segundas oportunidades que valen la pena
Estas empresas se animaron a dar trabajo a personas liberadas o privadas de la libertad y cuentan sus casos.
Según estadísticas del 2018 del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena ( SNEEP), el Servicio Penitenciario Federal tiene 94.000 personas privadas de su libertad. La gran mayoría son hombres ( 95%) y 62% tiene entre 25 y 44 años y 21% tiene entre 18 y 24 años.
¿ El porcentaje de reincidencia? Más de la mitad vuelve a cometer delitos una vez liberados (53%). En este contexto, el desafío de lograr la reinserción laboral de personas en situación de encierro o liberados es fundamental para revertir el problema.
“Hay que animarse a derribar muros y romper los prejuicios”, dice Nicolás Lusardi, director Ejecutivo de Cook Master, sobre las dificultades para incluir laboralmente a personas que estuvieron privadas de la libertad.
La empresa es líder en servicios de alimentación y consultoría alimentaria y proveedora del Servicio Penitenciario Bonaerense hace más de 12 años. También es la impulsora de Red Creer, un espacio colaborativo que diseña e implementa iniciativas de inclusión socioeconómica de personas privadas de la libertad y liberados, compuesta por más de 30 organizaciones de los sectores público, privado y social.
Hace tres años, junto al Servicio Penitenciario bonaerense, comenzaron un programa de reinserción de personas liberadas, capacitándolos y reentrenándolos para que al momento de su liberación puedan trabajar. Los participantes del programa - hoy, 350- reciben la educación teórica y hacen sus prácticas en las cocinas de Cook Master dentro de las unidades.
En alianza con el Instituto Superior Mariano Moreno, crearon una escuela dentro complejo carcelario de San Martín y actualmente construyen dos más, en Florencio Varela y en Campana. Llegarán a 1000 internos que se recibirán de manera oficial de cocineros o maestros panaderos. “Sumamos a nuestra firma a más de 35 liberados. Algunos cumplen funciones en el depósito en Tigre; otros, trabajan en las cocinas de nuestros clientes. Ya son 10% de nuestra dotación”, cuenta Lusardi.
A los liberados, los acompañan con mentoreo para lograr su adaptación completa al ámbito laboral. Por ejemplo, es esencial que esté preparado para la tarea y tenga cuestiones básicas resueltas, como dónde alojarse, contar con dinero para movilidad o acceder a alimentos.
Ingresados a la firma, los liberados reciben exactamente el mismo trato que cualquier empleado: capacitaciones, inducciones y entrenamientos.
En cuanto al clima laboral, Lusardi reconoce que la vida diaria en Cook Master no se ve afectada en absoluto por la integración de personas liberadas. “Ya es parte de nuestra cultura”, reconoce.
En el caso de Zafran, una empresa de alimentación saludable de triple impacto, la experiencia fue al principio, compleja, aunque muy enriquecedora. El año pasado contrataron a dos operarios en la nueva planta de producción. “No estaban acostumbrados al ritmo de trabajo de 8 horas y faltaban bastante, con lo cual había que cubrirlos. Esto generó complicaciones”, cuenta su cofundador, Nito Anello.
Luego de esta experiencia se acercaron a Red Creer. Así, entrevistaron más jóvenes liberados. “Algunos candidatos no pasaron los tests preocupacionales”, dice Anello. Además de la selección que hace la firma, el sector industrial, también impone restricciones: por ejemplo, si se tiene sífilis no se puede trabajar en la industria alimentaria. El programa que diseñó Zafran contiene un adelanto de 35% del sueldo, una tarjeta SUBE con $ 500 para que puedan viajar, un examen socioambiental -que no hacen a otros empleados- y un psicodiagnóstico.
UN NUEVO LOOK
Farmacity es otra de las firmas que supo cómo dar una segunda oportunidad. En su caso, convocados por la Dirección Nacional de Readaptación Social, lanzaron ‘Look Que Transforma’, un programa de capacitación en maquillaje, cuidados de la piel y manicuría para mujeres que se encuentran bajo régimen de prisión domiciliaria o que han sido liberadas recientemente.
“Estas mujeres son quienes encuentran más obstáculos a la hora de emprender su reinserción social por la discriminación y la violencia que padecen. La gran mayoría son jóvenes, sostén de hogar, con más de un hijo, han sufrido violencia de género y tienen trayectorias educativas truncadas”, relatan el perfil de las beneficiarias.
En 2018 egresaron 8 mujeres del programa; Farmacity las certificó y entregó un kit con productos. A esto sumaron capacitación en Orientación Comercial y en Atención al Cliente para contribuir a su empoderamiento profesional. En 2019, triplicaron el alcance del programa y 34 mujeres lograron certificarse. Y la empresa redobló la apuesta y apostó por la verdadera inclusión: incorporaron a seis mujeres a sucursales de Get The Look, donde hoy brindan servicios de manicuría y maquillaje para clientas de la cadena.
En el caso de Gestiones Solidarias, la empresa de Jorge Borge y de Marcelo Castelli, el objetivo principal es la inclusión laboral de personas en situación de vulnerabilidad.
Dedicada al servicio de limpieza en empresas, fábricas o consorcios, intentan que su firma sea un trampolín para que estas personas, en base a su talento y habilidades, salten a un trabajo más atractivo.
Desde hace dos años incorporan liberados a su firma. Para fortalecer las habilidades blandas de los candidatos, los capacitan en su ‘ Escuela de Valores y Empleo’, iniciativa fundamental para que logren sostener las oportunidades de trabajo que logran. Empoderar a las personas en situación de vulnerabilidad, resaltar sus fortalezas y proponer que cambien su propia mirada de víctimas a protagonistas, comprometiéndose al cambio, es la misión. También llevaron esta capacitación a los penales para lograr preparar a los beneficiarios antes de que salgan en libertad y así asegurar que la personas logren sostener sus puestos de trabajo.
“Hay que animarse y romper prejuicios. Los obstáculos no son muy diferentes a los habituales”
“Una solución real a un problema real: la reincidencia sólo se combate con más trabajo”, dice Lusardi