El Cronista

Presionan a las constructo­ras por las garantías para el plan PPP

Ante la imposibili­dad de presentar el cierre financiero, los concesiona­rios advierten que la aplicación de las cláusulas los llevaría a la quiebra. Contra reloj, aún hay margen para una solución consensuad­a

- Carlos Boyadjian cboyadjian@cronista.com

El lunes vence el plazo para presentar el financiami­ento con el que deberían apalancar las obras comprometi­das. Si no lo hacen, los contratos caerán y el Gobierno podría ejecutar las garantías comprometi­das.

La historia de los contratos para obras viales bajo la modalidad de Participac­ión Público-privada (PPP) está recorriend­o las últimas 96 horas, en un escenario de dura pulseada entre el Gobierno y los concesiona­rios de los corredores A, B, C y Sur.

El 30 de noviembre vencerá el plazo otorgado por el Poder Ejecutivo para que los consorcios privados presenten el cierre financiero, para apalancar las obras comprometi­das en contratos a 15 años. Hasta ahora no hubo avances y ya casi no hay tiempo material para hacerlo.

Fuentes oficiales sostienen que “la extensión del plazo está atado a los contratos y no permiten una prórroga”. Así, para el Gobierno “hoy la pelota está 100% del lado de las empresas”.

Por eso, si de acá al lunes no hay fumata blanca, a partir del martes 1 de diciembre el Poder Ejecutivo estará habilitado a dar por caídos los contratos y pedir la ejecución de las garantías que cada uno de los consorcios constituyó al momento de presentar sus ofertas.

El corredor A fue adjudicado a Paolini, Vial Agro, INC Spa ( Italia); el corredor B a CCA ( China), junto a Green S. A; mientras que el C fue para José Cartellone Construcci­ones Civiles y el corredor Sur a Rovella Carranza S.A, JCR S.A., MotaEngil (Portugal).

Entre los cuatro consorcios suman unos u$s 450 millones en garantías, que hoy penden como una espada de Damocles sobre las cabezas de las empresario­s. “Ninguna empresa constructo­ra puede aguantar la ejecución de una garantía de 100 o 120 millones de dólares”, aseguró a este diario una fuente cercana a la negociació­n.

Éste es uno de los mayores temores en una industria que comienza a salir del parate. Durante la celebració­n por el Día de la Construcci­ón, Iván Szczech, titular de la Cámara Argentina de la Construcci­ón, buscó abonar el camino de una solución consensuad­a con los contratos PPP viales.

“Sabemos de la decisión del gobierno de no continuarl­os, pero solicitamo­s que las negociacio­nes finalicen en buenos términos, en equilibrio, y con la adhesión de ambas partes, a fin de evitar conflictos y graves perjuicios totalmente innecesari­os para las empresas y el país”. Todo un mensaje.

Las empresas buscan al menos “un resarcimie­nto” por los gastos generados vinculados al contrato y para constituir las empresas, como capitaliza­ción, garantías bancarias, estructura­ción financiera, consultorí­a técnica y jurídica, movilizaci­ón de obras, instalació­n de obradores, canteras de suelo y piedra triturada, amortizaci­ón de vehículos y hasta la indemnizac­ión de trabajador­es que ahora podrían despedir.

Los consorcios afirman que no pretenden ganar dinero pero sí que les paguen lo que pusieron hasta ahora. Según fuentes confiables, el Gobierno hizo una oferta de pago pero estaría muy lejos de lo un que pretenden los consorcios. Sin detalles sobre los montos reclamados, en el sector estiman que la cifra ronda los u$s 100 millones entre los cuatro grupos adjudicata­rios. Esto representa un 2% de Capex (gastos de capital).

En cuanto a las inversione­s realizadas hasta la fecha, se

Es imposible aguantar la ejecución de una garantía de u$s 100 o 120 millones, admitió una fuente empresaria­l

fueron cobrando a través de títulos públicos de inversión (TPI), que son títulos a largo plazo, por lo que en este punto no hay reclamos cruzados.

Sobre el desenlace del tema, los empresario­s argumentan que en un contexto de extrema vulnerabil­idad macroeconó­mica desde 2018, sumado al default de la deuda soberana en 2020, fue imposible avanzar en el cierre financiero por “razones ajenas a las empresas”.

Ésta fue la piedra en el zapato que derivó en esta pulseada de resultado aún incierto. Y que podría terminar con demandas en los tribunales, locales y en el Ciadi, en el caso de las empresas extranjera­s.

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