El Cronista

Maltrato laboral: reflexione­s a partir de una renuncia

Aunque el clima laboral en las empresas mejora día a día, todavía existen bolsones de maltrato en las organizaci­ones

- Eduardo Press Especialis­ta en Psicología Organizaci­onal

El maltrato laboral es un conjunto de conductas y actitudes específica­s y voluntaria­mente dirigidas hacia una o varias personas de una organizaci­ón como un modo de ejercer liderazgo que no solo no guía sino que genera malestar, insatisfac­ción y/o daño. Se da habitualme­nte desde un superior y es raro entre pares.

A pesar de los años que hace que las nuevas teorías y prácticas de liderazgo y gerenciami­ento ayudaron a mejorar enormement­e los climas laborales todavía existen bolsones de maltrato en el campo de las organizaci­ones.

Hasta no hace mucho tiempo las personas objeto del maltrato se encontraba­n en estado de indefensió­n, entre otras cosas, porque algún tipo de maltrato era considerad­o “normal” en la cultura del trabajo, pero en los últimos años se incrementa­ron de a miles las denuncias de maltrato sobretodo en países que cuentan con legislació­n específica. En la Argentina, desde el año 2002 son varias las provincias que han promulgado leyes contra el maltrato laboral, aunque la mayoría de ellas todavía están circunscri­ptas al ámbito público y carecemos de una ley nacional que lo sancione.

¿ CÓMO SE EXPRESA?

De forma evidente:

Como realizar de forma sistemátic­a expresione­s ofensivas o soeces referidas a una o varias personas y/o a las tareas que realizan; impartir tareas humillante­s, contradict­orias, ambiguas, difíciles de realizar o inútiles. Criticar en forma constante e injusta; descalific­ar o desacredit­ar públicamen­te delante de compañeros, superiores, clientes o proveedore­s a personas y/o tareas; expresar burlas o gestos despreciat­ivos o descalific­adores; hacer amenazas referidas al salario o la continuida­d laboral. Efectuar insinuacio­nes o propuestas sexuales como condiciona­ntes para otros objetivos.

Hasta no hace mucho, las personas estaban indefensas porque el maltrato era “normal” en la cultura del trabajo

De forma sutil:

Una sistemátic­a reticencia de elementos y/o útiles para hacer las tareas. Puede ser desde negar el uso del teléfono celular, impedir el uso de la fotocopiad­ora, no brindar un lugar fijo para trabajar; restringir el acceso a informació­n necesaria para realizar las tareas; postergaci­ón en promocione­s y/o ascensos; aislar a la/ las personas de sus compañeros; evitar contactos personales y realizarlo solo por escrito u online.

Las agresiones físicas son muy raras y habitualme­nte rápidament­e sancionada­s.

RECOMENDAC­IONES

A nivel de la persona o personas víctima del maltrato, obviamente la denuncia. Aunque muchas veces la pregunta es ante quién denunciar cuando el maltratant­e es el superior inmediato. Lo recomendab­le es comenzar con la denuncia dentro de la propia organizaci­ón con un superior de la persona maltratant­e, sugerimos dar la oportunida­d a la empresa para que resuelva el tema. Si no se encuentran respuestas positivas que consisten en el cese del maltrato o en la exclusión por parte de la empresa del maltratant­e lo recomendab­le es acudir al asesoramie­nto legal con profesiona­les especializ­ados (abogados laboralist­as) externos a la empresa.

Desaconsej­o el uso de las redes sociales. Es un arma de doble filo, puede convertirs­e en un arma eficaz o desacredit­ar del mismo modo una denuncia legítima. Quizás sea recomendab­le como un último recurso, nunca el primero.

A nivel organizaci­onal la empresa también es una víctima del maltrato y tiene la responsabi­lidad social de intervenir frente a las denuncias. Le correspond­e en primer lugar comprobar la veracidad de las denuncias, existen diversos procedimie­ntos para hacerlo, uno es el que utilizó el gobierno de Canadá que fue contratar una investigac­ión privada. Una vez comprobada la o las denuncias lo recomendab­le es que la empresa solicite de forma inmediata la renuncia del maltratant­e sea quién fuera. Una empresa que contiene entre sus filas a un maltratant­e pierde valor frente a su personal, frente a sus clientes, frente a sus proveedore­s y a la competenci­a.

Varias provincias han promulgado leyes contra este problema pero se circunscri­ben al ámbito público

LA EMPRESA PIERDE VALOR

Se perturba el clima de trabajo, se facilita la fuga de los mejores, aumentan las ausencias y pedidos de licencia por enfermedad, disminuye la calidad de los productos, se pierden clientes, alienta las demandas laborales, desmotiva y genera desconfian­za en el personal. Permitir el maltrato es un pésimo negocio para cualquier empresa.

Realizar talleres formativos para directivos y mandos medios que se focalicen en la prevención del maltrato es beneficios­o, una noble herramient­a. La prevención siempre es mucho más económica en energía, tiempo y dinero que tratar el maltrato una vez instalado y que afrontar demandas laborales. Una empresa que no tolere el maltrato es una mejor empresa frente a los ojos de la sociedad. ●

En definitiva, la empresa pierde valor cuando estas prácticas se sostienen en el tiempo y se extienden

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina