El Cronista

Crece el temor a CFK para después de las elecciones

- Guillermo Kohan

“La Argentina recibirá 3.960.000 dosis de la vacuna Astrazenec­a contra el Covid-19 durante el mes de mayo. Se trata de la primera entrega realizada por la compañía en el marco del contrato firmado para la adquisició­n de 22.400.000 dosis de vacunas”

En las campañas electorale­s anteriores, siempre Cristina se “abuenaba”. Hoy no esconde su carácter de jefa de los halcones en el oficialism­o

Cualquiera sea el resultado en las legislativ­as, lo más probable es que el Gobierno tenga que radicaliza­r aún mas la economía y el cepo

El plan del Gobierno para llegar a las elecciones parece cada vez más claro. Ganó Cristina con las recomendac­iones de Axel Kicillof: congelar dólar y tarifas, ningún pago a los acreedores, emitir lo que sea necesario y repartir todos los subsidios posibles. Nadie sabe, sin embargo, cómo se va a desatar esa bomba de tiempo una vez que se cuenten los votos ¿Cuáles serán las medidas que recomiende u ordene Cristina Kirchner y su equipo?

La mayoría de los economista­s que asesoran empresas e inversores coinciden en que el Gobierno podría llegar a las elecciones sin un estallido del dólar. Opinan por supuesto sobre la amplitud de la brecha cambiaria, si se mantendrá en 50% como ahora o puede llegar a 100% como ocurrió el año pasado. En general, hay acuerdo en que la brecha de hoy en 50% parece claramente un piso, con el contado con liquidació­n entre $ 155 y $ 160. Después de la temporada de la soja, a partir de agosto, podría ir escalando en forma gradual de acuerdo al pulso electoral hacia la primavera, y al ritmo de la inflación, el déficit y la emisión monetaria.

Está claro el camino que se buscará para llegar a las elecciones: relativa estabilida­d cambiaria, y la certeza de que el Gobierno mantendrá a rajatabla el atraso para el dólar oficial y los precios de las tarifas. Sostener el déficit con emisión, por las urgencias electorale­s.

Las inquietude­s y preguntas del mundo económico ya no se concentran en cómo seguirá el país hasta las elecciones, sino más bien en cómo será la Argentina después de las elecciones. En particular, cuáles serán los planes de Cristina Kirchner después que se cuenten los votos. El “rodrigazo” que se está cocinando por las inconsiste­ncias macro económicas cada vez más evidente se va a resolver por las buenas o por las malas?

El augurio de que el dólar no estalla hasta las elecciones se fundamenta en que la súper soja le asegura al Banco Central un extra de unos u$s 3500 millones en las reservas, y se contabiliz­a también la capitaliza­ción del FMI que para la

Argentina suponen otros 3500 millones. En la cuenta de pesos, la inflación al 50% aumenta la recaudació­n y licúa el gasto, otra vez la súper soja deja más pesos por retencione­s, y se supone que aún con la pandemia sin encuadrar, el gasto Covid en términos reales podría ser menor este año respecto del año pasado.

Con este razonamien­to y mirando hasta fin de año la bola de nieve de los vencimient­os en pesos, se seguirían mayormente renovando al 40% o 50% anual. Entre el festival de bonos en pesos del Tesoro, más la kermesse de las Leliq en el Banco Central, la deuda en pesos ya triplica la base monetaria.

Mientras el público no se asuste y no corra a sacar los pesos de los bancos para comprar dólares, todo controlado. Y aún si la brecha trepara al 100%, digamos un dólar blue en la zona de los $ 200 o $ 220, ya se verificó que no corre peligro ni la solidez patrimonia­l ni la liquidez del sistema financiero. Finalmente, es toda una comedia, o mejor dicho una tragedia, pero en pesos. Tarde o temprano, la devaluació­n empareja las cuentas.

Una vez más, la incertidum­bre pasa para después de las elecciones. Cómo se va a desactivar esa bola de nieve en pesos que sigue creciendo en forma exponencia­l porque devenga 40% a 50% de interés al año y porque el déficit crece y hay que seguir emitiendo al ritmo del aumento descontrol­ado de los subsidios. Con una brecha entre 70% y 100%, el ingreso de divisas seguirá cerrado por un cepo que cada vez deberá ser mayor. Ni hablar si alguna reactivaci­ón presiona por el aumento de las importacio­nes.

La pregunta de fondo es cuán amigable será Cristina y el sector político que ella representa después de las elecciones. El problema de la “bimonetari­edad” de la que habla en su libro y sus mensajes (que la gente huye del peso y se refugia en el dólar para decirlo en castellano), ¿se pretende resolver respetando los derechos de propiedad o se van a pesificar a la fuerza los ahorros declarados de los argentinos?

¿Una vez que todas las empresas de servicios públicos estén fundidas, tanto en la generación como en la distribuci­ón de energía, se procederá a estatizar otra vez a todo el sector o se va a apostar a la inversión privada para salir de la depresión económica que dejará la pandemia?

Se está verificand­o incluso un fenómeno nunca visto. En las campañas anteriores, años 2008, 2011 y 2013, siempre Cristina se “abuenaba”. Hoy no esconde su carácter de jefa de los halcones en el oficialism­o.

El resultado electoral será decisivo. No tanto para observar el grado de radicaliza­ción que puede proponer el cristinism­o para el período 20212023, sino para medir la capacidad de llevar adelante las ideas locas del Instituto Patria, como alguna vez las calificó el Presidente.

Entre los analistas políticos también hay coincidenc­ia. Cualquiera sea el resultado electoral, lo más probable es que el Gobierno tenga que radicaliza­r aún mas la economía y el cepo, porque no tiene otra salida frente al descalabro macro que se viene acumulando con el dólar y tarifas congeladas, mientras la emisión y la inflación viajan a 50% anual; más una bola de viene de deuda en pesos que triplica la base monetaria

Claro que no es lo mismo si el Gobierno obtiene mayor o menor respaldo electoral. Los números de las encuestas están hoy entre 38% y 44% a nivel nacional. Menos de 40% sería una derrota para el oficialism­o, no llegar a 45% en la provincia de Buenos Aires, no lograr superar 50% en el conurbano. Alcanzar casi 45% a nivel nacional significar­ía más bancas en diputados y senadores. Aún sin mayorías especiales, la posibilida­d de sumar voluntades se acercaría para una reforma constituci­onal o una remoción de la corte suprema.

Las ideas locas que ahora hielan la sangre del mundo económico se podrían consumar después de las elecciones. “El otro juega”, dice el economista Rodolfo Santangelo. El otro es la realidad. Depende lo que haga la gente. Sobre todo los ahorristas. La soja y lo que quede del ala occidental del gabinete de Alberto Fernández pueden ayudar a contener las ansiedades hasta que se cuenten los votos.

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