El Cronista

Menor ritmo devaluator­io para enfriar precios no logra compensar desequilib­rios monetarios

Datos de alta frecuencia marcan que en la primera semana de mayo habría una desacelera­ción respecto de abril, pero muy en el margen. Emisión pasada, tasas bajas y dólar paralelo presionan.

- Juan Pablo Álvarez jalvarez@cronista.com

El Gobierno viene pisando el freno del crawlingpe­g, con la esperanza de lograr que la inflación vaya aminorando hasta llegar al 29% fijado por presupuest­o. En enero la apreciació­n nominal del dólar frente al peso fue 3,78%; en febrero, 2,86%; en marzo, 2,42% y en abril el se situó en 1,7 por ciento.

Pero los resultados no son los esperados, dado que en el primer trimestre el IPC acumuló 13% y el consenso de mercado aguarda para hoy que el Indec anuncie que en abril se situó cerca de 3,8 por ciento. Los analistas consideran que los pesos que se emitieron en 2020 pesan sobre los precios

“La presión monetaria que significó la emisión para financiar al déficit de 2020 en parte fue absorbida por la economía”, consideró Victor Ruilova, economista senior de Econviews.

Pero agregó: “Si miramos el M2 privado real ajustado por EMAE (sin estacional­idad), estamos por abajo del promedio histórico. Esto quiere decir que el dinero no está sobrando como en 2020”.

“El ancla cambiaria, salarial y tarifaria puede empezar a tener efecto ahora que cierto balance ha sido reestablec­ido y quizás veamos una desacelera­ción del ritmo inflaciona­rio. Pero no mucho, en torno al 3% mensual”, resumió Ruilova.

En línea con esta visión, la economista jefe de Fundación Capital, Irina Moroni, sostuvo: “Los $ 2 billones de asistencia del BCRA al Tesoro durante 2020 están pasando factura, con una demanda de dinero débil. Sería preocupant­e repetir la expansión monetaria, siendo que hasta ahora hay cierta prudencia monetaria”.

En el primer cuatrimest­re la base monetaria contrajo $ 100 mil millones, por la esteriliza­ción que viene empleando el BCRA. La contracara es que los pasivos remunerado­s ya alcanzan un 11,2% del PBI, cifra similar a la que llegaron las Lebac. El riesgo es distinto, porque estas letras están en manos de bancos, pero representa­n un compromiso de emisión.

“La tasa está fija y lo que pagan los bancos por el ahorro en pesos es negativo. Esto podría presionar la brecha cambiaria o el consumo de bienes”, indicó Julia Segoviano, economista de LCG.

Y advirtió: “La tasa no se mueve porque la otra cara son los intereses de los pasivos remunerado­s”.

En tanto, el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, agregó: “El dólar paralelo tuvo impacto inflaciona­rio en el último semestre, dado que cada vez más importador­es tienen que ir al paralelo. Aumenta el tipo de cambio efectivo importador, que es una suma ponderada entre los importador­es que van al oficial y los que van al paralelo”.

En definitiva, el ancla cambiaria viene teniendo un efecto pero acotado. “Los datos de alta frecuencia de precios para la primera semana de mayo muestran una desacelera­ción de la inflación en el margen. ¿Llegaremos a romper el 3,5% este mes?”, se preguntó Adrián Yarde Buller, chief economist & strategist en Facimex Valores.

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