Por cepo, brecha y caída de salarios, se reciben más dólares del exterior de los que se envían
Los envíos de dinero de residentes a familiares del exterior solían ser mayores a lo recibido pero con la pandemia y el refuerzo del cepo, la ecuación se invirtió. Cuánto impacta la devaluación y brecha del dólar
Históricamente, en la Argentina, un trabajador promedio solía generar pesos suficientes para poder comprar un puñado de dólares que luego enviaba a familiares que residen en el extranjero.
Siempre fue así. Hasta la pandemia. Desde 2020 esta costumbre se invirtió y ya no volvió a ser como era: hoy quienes viven afuera son los que mandan divisas al país -en concepto de remesas- para colaborar con sus parientes devaluados.
La caída abrupta del salario promedio real en los últimos años, la aceleración de la inflación, la devaluación sostenida y el incremento de la brecha que separa al dólar oficial de los paralelos explican este fenómeno que grafica el empobrecimiento de la clase media trabajadora.
Las remesas son la herramienta universal mediante la que ahorristas de todas partes del mundo envían dinero a personas que viven en economías emergentes.
La empresa de servicios norteamericana Western Union es una de las entidades financieras que brinda este servicio de transferencias y opera en 200 países. Según los registros de la empresa, del total de divisas transferidas entre privados en el último año de la segunda presidencia de Cristina Kirchner, el 53% partieron al exterior y el 47%, llegaron al país.
Durante el primer año de la administración de Mauricio Macri, los envíos crecieron a 65% como consecuencia de la eliminación del cepo cambiario mientras un 35% llegaron para completar los ingresos de familias argentinas.
En 2017 la tendencia se mantuvo: el dólar se mantenía estable, la inflación bajaba y los salarios se recuperaban. Esa combinación explica que desde la Argentina saliera el 73% de los dólares convertidos en remesas, mientras que entraba apenas un 27%. En 2018 llegaron dos devaluaciones que duplicaron el precio del dólar, pero así y todo se enviaron 67% de las divisas y entraron 33%.
Un nuevo cepo se implementó en 2019 y durante ese año electoral, en el que Alberto Fernández juntó los votos que lo consagraron presidente, la ecuación se empató: 50% de las divisas se fue y otro 50% llegó. El desempleo aumentó, cayó el poder adquisitivo, se duplicó el precio del dólar y se disparó la inflación.
En 2020 se desató la pandemia y con el COVID llegaron más restricciones y trabas a las operaciones financieras, bancarias y cambiarias. Los envíos cayeron al 34%, pero las recepciones del exterior subieron al 66%. Una imagen que no se había visto hasta ahora. El año pasado, por la escasez y el encarecimiento de los dólares, los argentinos mandaron 26% de las divisas al exterior y los locales recibieron del extranjero el 74% restante.
Según la economista Anabel González Chiara, “el poder de compra del salario promedio registrado viene con una tendencia negativa. Los registros de 2021 evidenciaron una caída de 10% comparado con salarios de 2012”. Para la especialista del Observatorio de Empleo de CABA, “en el tema de las remesas no solo impacta la caída del salario deflactado por inflación, sino que el mayor problema es la pérdida del poder de compra de ese salario medido en dólares. En 2021 se registró una caída de 20 puntos respecto al poder de compra del salario real en 2011”, explica.
La otra cara del análisis la aporta el economista Federico Favata: “Las remesas desde el exterior crecen porque para un argentino promedio es preferible trabajar para afuera y obtener ingresos en dólares. Los salarios locales en dólares son considerablemente más bajos que un ingreso part-time en cualquier parte del mundo”.
Según el especialista en econometría y data scientist de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), un ejemplo de esta tendencia es la masiva contratación de programadores argentinos por empresas extranjeras que operan en el exterior. “Quienes programan acá cobran entre $130.000 y $220.000 en mano, mientras que en afuera se pagan unos u$s 4000 promedio por tareas equivalentes”, afirma.
Rubén Galindo Steckel, CEO de AIRTM, dijo a El Cronista que en los últimos siete años ha observado muchos cambios en los patrones del uso de dinero que se destina a remesas en países de América Latina. “En varios países se incrementaron las remesas hacia adentro. La Argentina es un ejemplo. Antes la gente usaba AIRTM para mandarle dinero a sus familiares que vivían fuera del país, como en Venezuela y en Colombia; pero ahora usan el servicio para recibir”, explica el directivo de esta billetera virtual creada por una empresa estadounidense de servicios financieros que opera en 125 países.
Los impuestos (PAIS y anticipo de Ganancias), que se deben tributar para acceder al dólar en la Argentina, fueron claves para desincentivar a ahorrista locales a enviar dinero al exterior.
En 2021 los argentinos mandaron 26% de las divisas al exterior y recibieron del extranjero el 74%