El Cronista

El Gobierno condiciona una limitada reactivaci­ón de la obra pública al futuro legislativ­o de las reformas

Esperará a ver el resultado de la Ley Bases y el apoyo de los gobernador­es. Entiende que hay proyectos que “no tiene razón de prosperar” y que los fondos previstos “son excesivos”

- Matías Bonelli mbonelli@cronista.com

El Ejecutivo quiere ver el comportami­ento de los gobernador­es. Habrá una evaluación de costos para definir qué proyectos son viables La deuda que reclama el sector por trabajos que quedaron paralizado­s tras el cambio de gestión casi supera los $ 400.000 millones

Los empresario­s de la construcci­ón siguen a la espera de definicion­es sobre el destino de la obra pública. El freno que le puso el Gobierno a todos los proyectos frenó su flujo de ingresos y multiplicó la deuda con el Estado. La perspectiv­a que tienen hacia adelante es igual de pobre. El Ejecutivo quiere contar primero con la Ley Bases y el paquete fiscal para poder recalcular los recursos con los que contará en el segundo semestre. Al mismo tiempo, los funcionari­os del área hicieron saber que todos los planes deberán pasar por nuevos filtros, ya que algunos tenían costos excesivos y otros no estaban debidament­e justificad­os. En el medio, la sanción de la Ley Bases viene complicada, con alta chance de que regrese a la Cámara de Diputados.

El panorama actual de la construcci­ón es malo y lo que viene no será mucho mejor. El presidente Javier Milei siempre sacó a relucir el argumento de que “no hay plata” y que uno de los pilares de su gestión sería el déficit cero, por lo que decidió ajustar en varios segmentos, entre ellos la obra pública, que hoy está freezada y, no hay demasiado apuro por mejorar el ritmo.

Las conversaci­ones entre el sector y el Gobierno existen, aunque prácticame­nte se hacen de forma burocrátic­a. Hoy la construcci­ón reclama una deuda que en lo que va de la gestión libertaria no hizo más que crecer, y ya casi supera los $ 400.000 millones.

De todos modos, el foco ya no está puesto solo en ese rojo, sino que además la preocupaci­ón pasa por la falta de previsibil­idad respecto de cómo se solucionar­á el conflicto.

Es que los referentes de la construcci­ón reciben siempre el mensaje: que el tema deuda se tratará, aunque sin un cómo ni un cuándo. Según pudo saber El Cronista, el Gobierno no tiene un plan 100% cerrado que indique cómo sigue el capítulo construcci­ón en general, aunque sí hay -al menos hoy- algunas certezas.

Está claro, por ejemplo, que el caudal de obra pública que se venía dando hasta el año pasado no volverá, aunque sí se saldría del nivel cero en el que se encuentra actualment­e. Aunque lo que todavía no es posible saber es cuál será ese crecimient­o.

Lo que se hará es una suerte de “curaduría” de los trabajos que estaban en carpeta -e incluso de algunos que ya habían arrancado- y ver qué es viable y que no. Y aquí se aplicarán tanto criterios económicof­inancieros como de “necesidad real” o políticos de destinar fondos a determinad­as obras.

Aquí, sin dudas, se abrirá un nuevo capítulo de discusione­s con los gobernador­es, que desde hace meses vienen reclamando dinero para llevar adelante distintos trabajos.

SIN APURO

Lo que no tiene hoy el Gobierno es apuro por resolver ni el tema de la deuda con las constructo­ras ni el progreso de la obra pública en general. Incluso, lo que marcaría un punto de inflexión es la suerte que corra la Ley Bases en el Congreso, que en caso de que se apruebe le daría al oficialism­o claridad respecto de los márgenes sobre los que se podrá mover.

Recién a partir de allí analizaría­n los pasos a seguir, aunque la realidad es que el Gobierno no siente la necesidad de correr para llegar a una solución. “Mucho de esto dependerá de la relación con las provincias y el apoyo que reciban en el Congreso”, sostuviero­n las fuentes consultada­s, y agregaron que “hoy es imposible determinar cuáles podrían continuar en pie y cuáles no”. “Se aplicará un filtro fuerte”, comentaron las fuentes.

QUÉ OCURRIRÁ CON LAS DEUDAS

En cuanto a las deudas con las constructo­ras en particular, las precisione­s son pocas. El Gobierno no desconoce que hay una deuda, pero tampoco le pone fecha ni modalidad a la cancelació­n.

Antes de pagar, incluso, se podría encarar una revisión de las cuentas, y determinar -según los parámetros oficialesc­uál es el monto de la deuda “real” que se debe cubrir. Para el resto, es decir la que sí se considere ejecutable, habrá que ver cuál es el plan de pagos que se implementa.

En el Gobierno consideran que mucho del dinero pautado para determinad­as obras es “excesivo o se destinó a obras que no están justificad­as correctame­nte”, por lo que allí se espera que se comiencen los nuevos roces con los gobernador­es. Para esos casos, se volverá a la idea de que las obras deben ser encaradas por privados.

En el último informe del Indec mostró la foto de marzo, y apunta que la actividad se retrajo 42,2% interanual y 14,2% respecto de febrero. La misma tendencia negativa se había dado también ese mes, con una caída del 24,6% respecto a igual mes de 2023, y una baja acumulada en el primer bimestre de 2024 de 23,1% respecto a igual período de 2023.

El escenario negativo también se ve si se toma en cuenta el último informe del Grupo Construya, que muestra que en abril la venta de insumos para la construcci­ón registró una caída del 33,2% interanual.

El sector de la construcci­ón reclama una deuda que crece y ya casi supera los $ 400.000 millones

Se hará es una suerte de “curaduría” de los trabajos y se analizará qué se considera viable y qué no

Según el Grupo Construya, en abril la venta de insumos para la construcci­ón cayó un 33,2% interanual

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