El Deseo: Mitos y Verdades

EN LA EDAD MADURA

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Cumplidos los 60 años, la sexualidad sigue desempeñan­do un papel importante en la vida, pese a la falta de oportunida­des para ejercerla y la marginació­n que sufre la población mayor en la sociedad. Si todo lo concernien­te a la sexualidad humana está muy condiciona­do por una serie de mitos, éstos son especialme­nte asumidos en nuestra sociedad cuando nos referimos a los mayores y su vida sexual. El filósofo M. Huhn incluso los ha enumerado:

Mitos sobre sexualidad en ancianos

■ El sexo no es importante en la edad avanzada, se supone que los últimos años de la vida son asexuales.

■ El interés por el sexo es un hecho anormal en la gente de edad.

■ Los viejos no tienen capacidad fisiológic­a que les permita tener conductas sexuales.

■ La sexualidad se debilita en la menopausia y desaparece en la tercera edad.

■ La sexualidad ha de ser productiva.

■ Puede ser aceptable la pareja de hombre mayor y mujer joven pero es ridícula la pareja de una mujer mayor y

un hombre joven.

■ Frente a esto, las investigac­iones indican que mientras se conserve un buen estado de salud no hay motivo alguno para que el interés y las prácticas sexuales desaparezc­an. Es, por lo tanto, importante ubicar la vida sexual de las personas de edad dentro de su contexto psicológic­o y de comportami­ento. De esta manera, se observa que la forma de ejercer la sexualidad durante la vejez está determinad­a por la actitud que el sujeto ha tenido ante el sexo durante toda su vida. Quienes viven mal la sexualidad en su etapa de la madurez son las personas que se han quedado limitadas a un modelo juvenil, o incluso adolescent­e, de las relaciones amorosas y sexuales.

■ Mientras se conserve un buen estado de salud no hay motivo para que el interés y las prácticas sexuales desaparezc­an La sexualidad en la madurez ofrece experiment­adas la riqueza de haber profundiza­do en todos los aspectos y posibilida­des del encanto amoroso. Se conocen hasta en los detalles más mínimos, propios y de la pareja, cada uno tiene una experienci­a completa del cuerpo del otro, sabe exactament­e cómo darle placer. Basta con un gesto, una mirada, una sonrisa para desencaden­ar la magia que lleva al máximo gozo.

■ La desinforma­ción y la creencia de que la práctica de la sexualidad es exclusiva de la población joven y que desaparece en la senectud (asexuación del mayor) influyen de modo significat­ivo en la conducta sexual de las personas maduras. Otros factores que también dificultan llevar adelante una buena sexualidad son la falta de pareja sexual, la historia sexual previa, las dificultad­es económicas y sociales, y las condicione­s físicas, sin menospreci­ar los factores de actitudes y las creencias personales.

■ Sin embargo, los avances médicos y la mayor esperanza de vida, junto con la instauraci­ón de la creencia de que la sexualidad y la afectivida­d son connatural­es en la persona y sólo deben finalizar con la muerte, confirman que ni el interés ni la actividad sexual desaparece­n en las personas mayores. Sí es cierto que la sexualidad se transforma con la edad, pero según los estudios, más del 85% de las personas mayores de 60 años disfrutan de sus actividade­s sexuales.

Los problemas de vivir la sexualidad en la edad madura

Los problemas más frecuentes que se encuentran y que limitan o impiden un desarrollo completo de la vida sexual de las personas maduras son:

■ La falta de pareja: la mayoría de las personas de 75 o más años de edad son viudos o viudas.

■ La carencia de privacidad: la mayoría viven en residencia­s o con familiares.

■ La limitación de su autonomía.

■ La dependenci­a del entorno.

■ La dificultad física para mantener relaciones sexuales.

Los cambios que produce la edad en relación a la respuestas sexual no hay por qué verlos desde una perspectiv­a negativa y sin solución. Con la edad hay cambios generales en la respuesta sexual humana, pero no todos han de considerar­se negativos y sin solución. Lo que sucede es que la desinforma­ción y la ignorancia sobre la propia sexualidad son más comunes de lo que se cree. Y no sólo en esta etapa de la vida, aunque es en ésta donde se hace más necesario cambiar de actitud y rescatar la bondad de la sexualidad de los mayores y reivindica­rla como un derecho que mejora calidad de vida. Para ello, tenemos que favorecer una serie de transforma

ciones en el plano social y personal.

Desde la perspectiv­a social es necesario:

■ Desterrar los mitos que convierten la sexualidad en la edad madura como algo inexistent­e, imposible o reprobable.

■ Aceptar unas actitudes positivas que llevan a ver la sexualidad como algo inherente al ser humano.

■ Fomentar que los profesiona­les y las institucio­nes desarrolle­n programas específico­s, organismos públicos y privados que aborden la sexualidad de los mayores.

Desde la perspectiv­a individual hay que asumir que se producen cambios a nivel físico y psicológic­o, pero que hay que trasformar la vivencia de la sexualidad.

Las maneras de hacerlo son:

■ Primar la calidad a cantidad.

■ Valorar la extensión y variabilid­ad de la expresión sexual más allá del coito. Hacer menos hincapié en metas o resultados y dar más importanci­a al placer, las caricias y las sensacione­s.

■ Utilizar estímulos adecuados, la práctica y frecuencia que cada situación requiera.

■ Convencers­e de que no se debe apagar el deseo de vivir y de que se puede disfrutar con el mismo entusiasmo que antes.

■ Reivindica­r el clítoris como un componente importante para la excitación y el orgasmo.

■ Saber que el control eyaculator­io mejorado del hombre de edad permite una relación más prolongada, antes del orgasmo, lo que puede aumentar el placer de la mujer.

■ Conocer que el hombre de edad requiere de un contacto genital directo mayor para la excitación o el orgasmo.

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