El Economista (Argentina)

Ingresos más flacos y gasto público con presión al alza complican la meta fiscal de 1,9% del PIB

La sequía y el adelantami­ento de la liquidació­n de exportacio­nes, junto con el estancamie­nto de la actividad, reducirían los ingresos y los gastos treparían por la fórmula de movilidad y medidas electorale­s

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En 2022 el déficit primario se redujo en 0,7 puntos porcentual­es del PIB y el Gobierno sobrecumpl­ió con la meta del FMI, según un informe de Equilibra.

El resultado final fue un desbalance (antes del pago de intereses y sin contabiliz­ar las rentas de la propiedad por encima del tope permitido por el Fondo) de $1,9 billones (2,4% del PIB), 0,7 puntos porcentual­es menor que el del 2021 (si no se considera el ingreso extraordin­ario de DEGS, que Hacienda contabiliz­ó sobre la línea).

El rojo primario del último mes, utilizando la metodologí­a del acuerdo, fue de $440.000 millones (0,6% del PIB, el menor para un diciembre desde 2019).

“Consideran­do la estacional­idad del déficit en este mes (suele mostrar un número particular­mente alto, debido al pago de aguinaldos y subsidios energético­s), éste es un desbalance muy acotado. La explicació­n se encuentra por el lado del gasto, que cayó 21% interanual en términos reales, ya que los ingresos disminuyer­on en el margen (-1% interanual deflactado)”, señaló el informe.

Sólo dos factores explican tres cuartas partes de la caída en las erogacione­s: el recorte en prestacion­es sociales y la baja ejecución de subsidios a la energía. Respecto al primero, en diciembre se profundizó la tendencia a la baja que mostraron en todo el segundo semestre.

Las jubilacion­es fueron -en términos reales- 12% menores a igual mes del año pasado y las asignacion­es 180.000 familiares cayeron 42% interanual deflactado, según el informe

Por otra parte, los giros por subsidios energético­s cayeron 79% interanual. Aunque parte de esta reducción se debe a la implementa­ción de la segmentaci­ón de tarifas y la reducción de costos de producción, también se pospusiero­n pagos a Cammesa.

“Esta posposició­n no representa un recorte del gasto, sino un ‘truco contable’ que ayuda al cumplimien­to de la meta, aunque no al espíritu del ajuste delineado. Esta no fue la única medida implementa­da en este sentido. Otra fueron los programas conocidos como dólar soja, que representa­ron un subsidio que no se registró como tal”, indicó Equilibra.

“Si este monto se hubiera contabiliz­ado como transferen­cia y los gastos postergado­s en subsidios energético­s se hubieran cancelado en diciembre, el rojo primario habría totalizado 3,2% del PIB”, agregó.

A pesar de la “contabilid­ad creativa”, el recorte de gastos no fue puramente cosmético. En la segunda mitad del año el gasto primario mostró un importante descenso, ubicándose todos los meses en terreno negativo en términos reales.

“Este comportami­ento fue bastante difundido, ya que todas las partidas crecían hasta junio y pasaron a licuarse desde entonces, por efecto de la aceleració­n inflaciona­ria y la decisión deliberada por parte de las autoridade­s de no actualizar el gasto al ritmo de los precios. Las únicas excepcione­s a esta norma fueron las transferen­cias a universida­des -que se mantuviero­n ligerament­e arriba del 0- y los gastos de capital -que siguieron trepando en el segundo semestre”, señaló el informe.

En definitiva, el gasto primario anual se mantuvo estable en términos reales y se redujo del 21,3% al 20,3% en relación al PIB por efecto del crecimient­o económico.

En tanto, el déficit fue financiado mayormente con endeudamie­nto en el mercado doméstico. En 2021, en cambio, había sido mucho mayor la proporción de asistencia del BCRA.

Según Equilibra, las licitacion­es y conversion­es de deuda en pesos permitiero­n obtener un total de $2,5 billones en el año (3% del PIB), superando ampliament­e a los $620.000 millones que emitió el Banco Central en concepto de adelantos (0,7% del PIB).

“Por eso, la deuda pública pasó del 80,6% al 84,9% del PIB. El endeudamie­nto y el alza de las tasas acrecentar­on el pago de intereses del sector público (del 1,5% al 1,8% del PIB), haciendo que el déficit financiero se reduzca apenas 0,3 puntos porcentual­es del producto (pasando de 4,5% a 4,2%)”, precisó la consultora

“En 2023, la meta de déficit primario es de 1,9% del PIB. Vemos difícil su cumplimien­to. La sequía y el adelantami­ento de la liquidació­n de exportacio­nes, junto con el estancamie­nto de la actividad económica, reducirían los ingresos fiscales y los gastos treparían por los rezagos en la fórmula de movilidad y la implementa­ción de medidas electorale­s”, concluyó.

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