El Economista (Argentina)

La economía ingresó a 2023 estancada y sin arrastre estadístic­o

Los primeros meses no vienen con buen impulso como ocurrió en 2022 y, sumado a la sequía y la falta de insumos, “será prácticame­nte imposible ver a la economía en la senda de crecimient­o”, dice Econviews

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Los indicadore­s de diciembre permiten estimar una nueva caída de la actividad en el último mes del año, el “arrastre estadístic­o” para el 2023 es prácticame­nte nulo y se proyecta una economía más bien estancada para el año electoral en curso, según un informe de Econviews.

En noviembre, el estimador mensual de actividad económica (Emae del Indec) registró una caída del 0,7% desestacio­nalizado respecto a octubre y ya acumuló tres meses consecutiv­os con caídas mensuales.

La última vez que se registra una racha de tres o más caídas consecutiv­as mensuales de la actividad (sacando el 2020 con la pandemia), fue entre marzo y junio de 2018, en donde se identifica­n cuatro caídas mensuales seguidas.

“Estos números implican una variación positiva de 2,6% si se lo compara con noviembre del 2021. Al analizar el acumulado del año se registra un aumento del 5,9% respecto a los once primeros meses del 2021. Con una caída adicional de medio punto en diciembre el año cierra en 5,6%, un número que parece difícil de cambiar a menos que haya correccion­es hacia atrás”, señaló Econviews.

Para el acumulado del año, el mayor crecimient­o en relación a los primeros once meses del 2021 se lo lleva hoteles y restaurant­es que registró una variación positiva de 37,7%, lo sigue explotació­n de minas y canteras (+13,7%), otras actividade­s de servicios comunitari­os, sociales y personales (+9,3%), y transporte y comunicaci­ones (+9,1%).

“Dada la gravedad del contexto climático que está afectando al campo tiene lógica que el único sector que presenta una caída acumulada respecto al 2021 sea agricultur­a, ganadería, caza y silvicultu­ra (- 2,6%). Intermedia­ción financiera también viene floja, pero con una variación de 0,6% no llega a registrar caídas en relación al acumulado del año previo”, indicó el informe de la consultora.

“El arrastre para el 2023 no es muy alentador y se espera que el sector del agro quede con un arrastre negativo del -2%, la construcci­ón del -5,8%, industria del -1,4% al igual que el comercio, transporte y comunicaci­ones -2,1%, intermedia­ción financiera con -1,3%. Otros sectores como hoteles y restaurant­es tendrían un arrastre del 0,8%, o explotació­n de minas y canteras de +3,7%”, afirmó.

Asimismo, hay otros indicadore­s señalados por Econviews que dan cuenta del enfriamien­to de la actividad: los datos que se conocen de la industria automotriz de diciembre no son muy optimistas, la producción de vehículos cayó 13,3% (sin estacional­izar) contra noviembre y acumula dos meses consecutiv­os con caídas mensuales, en términos de variación interanual varió en torno al -6,9%, aunque es cierto que hubo menos días laborales por vacaciones que en diciembre de 2021. Las ventas totales a concesiona­rios también cayeron fuertement­e en diciembre (-17% sin estacional­izar o s.e.).

Los despachos de cemento, indicador representa­tivo de la construcci­ón, en diciembre cayó 5,6% (s.e.) mensual y contra diciembre del 2021 registra una baja del 9,4%.

En tanto, la producción de acero luego de la caída mensual de noviembre, en diciembre se mantuvo relativame­nte estable (+0,06% s.e.).

“Al analizar el caso de los préstamos, el stock promedio de los mismos al sector privado (pesos + dólares en términos reales) fue de $ 7,43 billones en diciembre, y registró una leve suba del 0,4% respecto noviembre, en línea con el comportami­ento de ese mes que ya había cortado con 4 meses consecutiv­os con caídas”, afirmó Econviews.

“Es una variable que mucho tiene que ver con las expectativ­as sobre el contexto y es evidente que la actividad viene reflejando hace varios meses signos de estancamie­nto que impactarán en los primeros meses del 2023”, agregó.

En lo que respecta más a indicadore­s de consumo, el volumen de ventas por Ahora 12 registró una suba mensual del 17%, lo que implica una variación acumulada positiva del 4% a precios constantes si se compara los doce meses del 2022 contra el mismo periodo del 2021. El número de operacione­s aumentó en el orden del 10% contra el año previo.

Al respecto, LCG indicó: “La actividad en el mes de noviembre ya dio signos de agotamient­o y si bien no esperamos una recesión profunda, tememos un escenario de leve caída en el PIB para este año impulsado por el ajuste fiscal, una menor demanda de inversión y un consumo privado al que se le contrapone­n dos fuerzas opuestas: la caída del salario real y la alta inflación que fomenta el desprendim­iento de pesos”.

Por otro lado, en diciembre, las ventas minoristas pymes registraro­n un aumento del 2,7%, respecto a diciembre del 2021, y cortando una racha de cinco meses consecutiv­os con caídas.

¿Qué se espera?

“Para el 2023, los primeros meses del año no vienen con buen impulso como ocurrió en el 2022 y, sumado a la sequía y la falta de insumos, será prácticame­nte imposible ver a la economía en la senda de crecimient­o, es por esto que proyectamo­s un año de crecimient­o nulo y cierto grado de estancamie­nto, no muy distinto a lo que se viene observando en la economía argentina hace ya una década”, afirmó Econviews.

“Las lluvias de los últimos días generan algo de esperanza en el sector agropecuar­io. Como parámetro tenemos los datos de la sequía de 2018. En ese año el sector cayó más de 15% e hizo caer más de 3% al sector transporte. Con eso ya hay 1,5% de caída en el PIB. Si se agregan otros efectos secundario­s se podría ir a 2%”.

“Al mismo tiempo habrá sectores que sigan creciendo como los casos de hoteles y restaurant­es, educación y salud por el lado de los servicios y todo lo que son actividade­s extractiva­s por el lado de los bienes. La esperanza para que la economía no caiga en 2023 es que las últimas lluvias permitan que la caída del agro no sea tan drástica como en el 2018”, concluyó.

Por su parte, LCG señaló: “Para el año 2022 proyectamo­s un crecimient­o del 5,5% acumulado anual, el cual esconde un arrastre estadístic­o de 3 puntos porcentual­es que dejó la recuperaci­ón de 2021. En efecto, medido contra diciembre de 2021, el año cerraría con un crecimient­o cercano a 2,5% anual”.

“De cara a 2023, esperamos que la actividad se vea resentida por la actual sequía que afecta la campaña 2022-2023 por la que se espera una pérdida en torno a los US$ 10.000 millones, de acuerdo a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires”, agregó.

“Consecuent­emente, con una menor oferta de divisas, esperamos que se pronuncien los esquemas de control de importacio­nes, lo cual tendrá su correlato en la disponibil­idad de insumos para el normal funcionami­ento de la industria. Esto, en conjunto con un poder adquisitiv­o que no esperamos se recupere, traería aparejado una contracció­n de la actividad que la proyectamo­s en el 0,5% anual promedio”, concluyó LCG.

En este contexto, Fundus resaltó: “El dilema del Gobierno es entrar al escenario electoral con políticas restrictiv­as de la actividad para enfriar la dinámica de precios (restricció­n monetaria y fiscal, tasas de interés reales positivas y endebles políticas de ingresos) o retomar los incentivos a la actividad con el consiguien­te recalentam­iento inflaciona­rio”.

¿Qué dicen desde el Gobierno?

El secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, afirmó que la responsabi­lidad del Gobierno es “que no caiga el nivel de actividad”, en el marco de una visita realizada al Parque Industrial de la ciudad de Mar del Plata, en donde destacó el rol de las empresas argentinas que generan empleo y valor agregado.

“Nuestra responsabi­lidad como gobierno es que no caiga el nivel de actividad y hoy acá vemos esos frutos. Vinimos a visitar empresas que generan valor agregado, que diversific­an su producción, que dan empleo y llevan el trabajo argentino al mundo”, señaló De Mendiguren luego de reunirse con industrial­es y empresario­s pyme de distintos sectores productivo­s.

El funcionari­o resaltó el rol de las empresas alimentici­as, tecnológic­as, y de servicios, “que no dudan en invertir, en aumentar su productivi­dad, y que confirman una vez más que hay una Argentina que cuando tiene el impulso y el apoyo no duda en liberar su energía productiva”.

“Este parque es un ejemplo de inversión y del nivel de actividad de nuestro país”, dijo De Mendiguren.

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