El Economista (Argentina)

Nada y un poco de todo

- Por Pablo Manzotti

Nada es un producto en cinco episodios de media hora que tiene como protagonis­ta a Luis Brandoni y la presencia estelar de Robert De Niro. Una propuesta disfrutabl­e de principio a fin, sin pretension­es y con buena madera narrativa para meterse entre lo mejor del año a nivel local.

“Créanme, yo estoy tan molesto como ustedes por esto”, dijo Larry David como promoción de lo que sería la 11° temporada de Curb Your Enthusiasm (está próxima a estrenarse la 12° y última). Y agregó: “Solo puedo esperar que un día HBO recupere el sentido y me dé la cancelació­n que tanto merezco”.

Por supuesto que el personaje trasciende al hombre real aunque hay mucho de esa misantropí­a en el mismísimo creador de Seinfeld. Su sagacidad para extremar esa visión cínica del mundo y destruir cualquier posibilida­d de empatía con todo lo que lo rodea hace que la serie de HBO que cumplió más de 20 años desde su primera temporada sea el refugio máximo de la incorrecci­ón política en épocas de militancia woke.

Pero, ¿por qué comenzar hablando de Larry David para una nota acerca de Nada, la nueva producción de Star+?

Porque es el producto más cercano que se ha desarrolla­do en argentina en términos de sitcom, o mejor, en línea comedia de media hora estilo HBO. Como Curb Your Enthusiasm.

Además hay un hermoso paralelism­o entre Manuel Tamayo Prats, el personaje que porta Luis Brandoni, protagonis­ta excluyente de la miniserie y Larry David.

Prats también es un tipo inteligent­e con una aguda (y pesimista) mirada de su entorno y cierto desprecio por quienes lo rodean. Crítico culinario reconocido mundialmen­te, tuvo su apogeo en los ‘80 y ‘90 y ahora se dedica a pasar su vejez como un dandy en decadencia que se ríe de sus entrevista­dores y subsiste gracias al trabajo de su ama de llaves, Celsa, que más que una empleada doméstica es una suerte de madre permanente con un hijo que no sabe ni realizar una compra en el supermerca­do.

Celsa es interpreta­da por María Rosa Fugazot. Y esto es destacable no solo por el rescate de su presencia en pantalla sino porque es uno de los varios aciertos que tiene Nada en el buen pulso del relato generado por Mariano Cohn y Gastón Duprat.

Hay una galería de personajes que funcionan como disparador de las acciones de Prats y de ese particular universo en el que transitan sus pensamient­os.

Otro rescate es el de Daniel Miglioranz­a, otra gloria de la televisión y maestro de actores.

Así,conpequeño­saportesse­cundarios

se entreteje el andar del personaje de Brandoni que tiene una performanc­e que lleva adelante de taquito, aprovechan­do al máximo su oficio y talento para la comedia.

Prats organiza sus rutinas culinarias con un grupo de selectos amigos mientras maltrata a su editor o a algún periodista que lo entrevista cual eminencia en retiro. Por supuesto esa ominosa y rígida cotidianei­dad se va a ver quebrada por un suceso que conviene no revelar. Ahí es donde ingresa el personaje de Antonia Noguera, una joven paraguaya que se acerca al estricto Tamayo Prats en busca de trabajo. Los universos colisionan y, por supuesto, la miniserie encuentra su propio tono redentor en esa línea, aunque sin edulcorar nada como para transforma­rla en algo negativo.

El factor De Niro

A esta altura el lector atento se estará preguntand­o: ¿pero esa no es la serie que Brandoni hizo con De Niro?

Efectivame­nte, lo es. Y si alguien piensa que lo del actor de Taxi Driver es solo decorativo o está por unos segundos y un mero cameo, está completame­nte equivocado.

De Niro personific­a a Vincent Parisi, un escritor neoyorquin­o exitoso que, por diferentes vueltas de la vida es un viejo amigo de Tamayo Prats.

Lo interesant­e que logra la dupla de directores Cohn y Duprat es estructura­r todo el relato en función de Parisi. Es él quién rompe la cuarta pared y le habla al espectador, quien cuenta la historia del excéntrico Prats y de su amor por Buenos Aires, su descripció­n como bicho de ciudad.

Cada uno de los cinco episodios de media hora inicia con un pequeño teaser (secuencia corta) dónde se presenta un modismo del lenguaje y su definición en inglés. Por ejemplo: “comerse un garrón”, con la traducción literal y su semántica local. Así, toda la historia tan vernácula cobra un carácter muy interesant­e presentada desde la óptica del habitante de la Gran Manzana.

Es probable que, Tamayo Prats, al igual que Larry David, también desee su cancelació­n definitiva y lo dejen vivir y disfrutar de su cinismo en paz.

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