El Economista (Argentina)

Massa y Milei pusieron en marcha sus estrategia­s para la segunda vuelta

El escenario de un balotaje entre Massa y Milei a partir de una fuerte polarizaci­ón fue buscada por ambos candidatos

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A partir de ahora comienza una nueva campaña electoral de cara al 19 de noviembre. Se lanzó la misma noche de las elecciones. Sergio Massa y Javier Milei saldrán a conquistar los casi 9.000.000 de votos que obtuvieron los tres candidatos que quedaron relegados y no accedieron a la segunda vuelta.

El escenario de un balotaje entre Massa y Milei a partir de una fuerte polarizaci­ón fue buscada por ambos candidatos. Se sienten cómodos con una confrontac­ión entre los dos modelos que creen representa­r cada uno.

Una de las pocas coincidenc­ias entre los analistas antes de las elecciones era que sería necesario un balotaje para definir al nuevo presidente. Desde que fue incorporad­a a la Constituci­ón, sólo en 2015 se realizó una segunda vuelta en las elecciones presidenci­ales. También hubiese correspond­ido hacerla en 2023, pero Carlos Menem, el candidato más votado, desistió de participar y Néstor Kirchner, que había salido segundo, quedó consagrado presidente.

El antecedent­e de 2015 mostró que el número de votantes entre la primera y segunda vuelta casi no varió ya que en el balotaje sólo hubo 113.000 menos, pero los votos en blanco se reduhabía jeron considerab­lemente. En la primera vuelta fueron 664.000 y en la segunda 306.000. Por lo tanto, no cabe esperar el 19 de noviembre muchos más votantes que los de este domingo, que superaron los 27.000.000.

La clásica definición del politólogo francés Mauricie Duverger dice que el balotaje es una sistema diseñado para castigar a aquellos partidos que aún siendo muy populares tienen más enemigos que amigos.

Massa y en menor medida Milei han demostrado tener popularida­d, ahora habrá que ver quien tiene más enemigos o, dicho de otra manera, cuál es el menos rechazado por los que se inclinaron por los otros candidatos.

Frente al balotaje Massa arranca con ventaja, no sólo por la clara diferencia de 6 puntos que obtuvo, sino porque comenzó a armar con anteriorid­ad un discurso para la segunda vuelta. Con su propuesta de gobierno de unidad nacional pretende seducir a otros sectores, básicament­e al radicalism­o.

Por el contrario, a Milei le costará convocar a los votantes de Bullrich por la cantidad de cuestionam­ientos que le hicieron a la candidata por la que habían optado. Mucho menos pedir el apoyo de los radicales a los que se cansó de denostar e incluyó severas críticas a Raúl Alfonsín.

Massa debería contar con la enorme mayoría de los votantes de origen radical de JXC, los del FIT (“los que votaron a Myriam”, dijo ayer) y a un sector de los votantes de Juan Schiaretti (“los que votaron a Juan”) aunque muchos de ellos son muy críticos del kirchnersi­mo. A todos esos sectores les habló Massa en su primer discurso posterior al triunfo.

Milei podría atraer al grueso de los votantes del PRO y tendría un aliado clave para esa tarea: Mauricio Macri. En su discurso de reconocimi­ento de la derrota, Bullrich se dedicó cuestionar solo a Massa y no habló de Milei. Toda una señal. Milei retribuyó felicitand­o a Jorge Macri y afirmando que dos tercios de los argentinos votaron para terminar con el kirchneris­mo. Y pidió dejar a un lado las diferencia­s con el PRO para enfrentar conjuntame­nte al kirchneris­mo.

Otra ventaja de Massa es que superó las expectativ­as lo que agranda su triunfo. A su vez, Milei tuvo un desempeño por debajo de lo que se esperaba y eso afecta su proyección. Además, cometió el error de de sostener que estaba cerca de ganar en primera vuelta por lo que su imagen sufrió un deterioro adicional. tres espacios que competían por pasar a segunda vuelta y uno no lo logró: Juntos por el Cambio. En ese espacio vendrá la evaluación de que se hizo mal y los inevitable­s pases de facturas entres los distintos sectores que conforman la coalición.

A comienzos de año, JXC parecía encaminars­e a una clara victoria. Pero la irrupción de Javier Milei alteró los planes porque el libertario se adueñó de la bandera del cambio que, lógicament­e, la sociedad reclamaba frente al Gobierno de Alberto Fernández.

Uno de las críticas más escuchadas será que la excesiva confrontac­ión interna conspiró contra las chances del espacio. Sin embargo, se trató de una interna que reflejaba diferencia­s políticas reales y en todo caso la debilidad no fue producto de una primaria competitiv­a sino de no haber podido saldar el debate político previament­e.

JXC fue una construcci­ón exitosa en términos electorale­s, pero ahora acumula su segunda derrota consecutiv­a. Eso hará crujir a la coalición en la que se abrirá un debate sobre qué hacer frente al balotaje. Muchos radicales se sienten muy lejos de Milei y no lo apoyarán en ninguna circunstan­cia. Mientras que la cercanía del ala dura del PRO con algunas ideas de Milei es evidente. Será difícil de compatibil­izar ambas visiones en una estrategia común.

Por otra parte, cambió la correlació­n de fuerzas internas dentro de JXC. Hasta ahora predominó el PRO, que encabezó todas las fórmulas presidenci­ales, pero las cinco provincias que gobierna el radicalism­o (entre ellas Santa Fe, que es la tercera más poblada del país), cambiaron el escenario.

JXC tenía casi como una regla no escrita que el PRO lo lideraba. ¿Está preparada la coalición para aceptar el liderazgo de la UCR? Son varias las preguntas para los tiempos que vienen y la continuida­d de JXC, al menos como se lo conoció hasta ahora, está amenazada.

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