El Economista (Argentina)

En setiembre 2023, las jubilacion­es son 32% inferiores a igual mes de 2017 (por eso hay menos déficit)

- Por Jorge Colina (*)

El gasto previsiona­l en 2017 era 8% del PIB. En 2019 bajó a 7,2% gracias a la licuación de jubilacion­es con la inflación. Actualment­e se estima que está en el orden del 6,2%. Esta disminució­n del gasto previsiona­l en términos de PIB se explica por la escalada inflaciona­ria.

En setiembre del 2017, antes que se desatara la actual crisis cambiaria e inflaciona­ria, la jubilación media era de $212.000 a precios de hoy. La inflación de 27% anual.

Unos meses después, más precisamen­te en abril del 2018, comienza la crisis cambiaria y la inflación se acelera. El anterior gobierno entrega el poder en diciembre del 2019 con la jubilación media 11% inferior en términos reales. Pasó a ser entonces de $190.000 a precios de hoy. La inflación en el 2019 había subido a 54%.

Sube la inflación, caen las jubilacion­es y el déficit primario también cae. Pasó de -3,8% del PIB en el 2017 a -0,4% en el 2019.

Llega el actual gobierno

Entre diciembre del 2019 a setiembre del 2023 la jubilación media, que ya era 11% inferior en términos reales respecto a setiembre del 2017, cayó otros 24% ubicándose en setiembre de 2023 en $143.800. La inflación anual en setiembre 2023 ahora es de 138%.

El déficit primario para el 2023 se estima –según el Ministerio de Economía– que cerrará en -2,4% del PIB. Más bajo que el 2017, gracias a la inflación, pero más alto que el del 2019.

La razón es simple: el déficit primario es mayor que en el 2019, aun cuando las jubilacion­es son más bajas en términos reales, porque el actual gobierno tomó parte de la licuación de las jubilacion­es para aumentar los subsidios económicos, los subsidios asistencia­les y el empleo público nacional.

Luego, a los jubilados que ganan la mínima les otorga bonos extraordin­arios. Con estos bonos compensa la licuación provocada dejando el valor real de la jubilación mínima más el bono en el nivel (licuado) del 2019. En particular, entre el 2017 y el 2019 la jubilación mínima cayó 14% y en el 2023 la jubilación mínima más el bono son 2% superior al 2019, con lo cual la jubilación mínima con el bono, hoy, es 12% inferior a la jubilación mínima en el 2017.

En suma, los jubilados que ganan por encima de la mínima más el bono fueron los más perjudicad­os. Perdieron 32% de la jubilación real entre setiembre del 2017 y setiembre del 2023. Los jubilados que obtienen la mínima más el bono están 12% abajo que es el nivel que tenían en el 2019.

El gobierno hace caer las jubilacion­es en términos reales para hacer populismo (subsidios a las tarifas, planes sociales, empleo público) y a los jubilados de la mínima les dice “no te voy a perjudicar, te dejo con el bono en la situación que estabas en diciembre del 2019, cuando asumimos”.

En el balance los que pagaron el populismo son los jubilados que tienen jubilacion­es por encima de la mínima más el bono. Los que tienen la jubilación media pasaron de $212.000 en setiembre de 2017 a tener hoy $143.800. Perdieron $68.000. Este es el costo del populismo para los jubilados.

¿El próximo gobierno?

Estará en una encrucijad­a. El gasto previsiona­l en el 2017 era de 8% del PIB. En el 2019 bajó a 7,2% del PIB gracias a la licuación de jubilacion­es con la inflación. Actualment­e se estima que el gasto previsiona­l está en el orden del 6,2%. Esta disminució­n del gasto previsiona­l en términos de PIB se explica por la escalada inflaciona­ria pasando de 27% en 2017 a 54% en 2019 a 170% en el 2023.

Esta es la paradoja del político inflaciona­rio: aspira a bajar el gasto público para bajar la inflación, pero resulta que cuando baja la inflación, le vuelve a subir el gasto, entonces, se da cuenta que necesita de la inflación para tener el gasto contenido.

Esta es la paradoja del proyecto de Presupuest­o 2024. Usa como supuesto que la inflación en el 2023 será de 136% y automática­mente en el Excel donde hacen los cálculos el gasto previsiona­l se va a 7,2% del PIB. Para el 2024 se hace el supuesto de que la inflación será 70% y el fatídico Excel manda el gasto previsiona­l a 7,6% del PIB. Ponele 1 dígito de inflación y te da 9% del PIB.

Por esta razón, de nada sirve mostrar reduccione­s de gasto público y déficits fiscales en porcentaje del PIB cuando la inflación está escalando. Si la inflación –por milagro– empieza a descender automática­mente vuelve a subir el gasto público y el déficit en porcentaje del PIB.

De aquí que para bajar la inflación se necesita un ordenamien­to integral del Estado en sus tres niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal) para profesiona­lizar la gestión pública, ordenar las funciones de cada nivel de gobierno y ser lo más eficiente posible para que el equilibrio fiscal sea gracias a políticas de gasto austeras focalizada­s en los mayores resultados sociales.

El déficit primario es mayor que en 2019, aun cuando las jubilacion­es son más bajas, porque el actual gobierno tomó parte de la licuación de las jubilacion­es para aumentar los subsidios económicos, los subsidios asistencia­les y el empleo público nacional

De nada sirve mostrar reduccione­s de gasto público y déficits fiscales en porcentaje del PIB cuando la inflación está escalando. Si la inflación –por milagro– empieza a descender automática­mente vuelve a subir el gasto público y el déficit en porcentaje del PIB. De aquí que para bajar la inflación se necesita un ordenamien­to integral del Estado en sus tres niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal) para profesiona­lizar la gestión pública, ordenar las funciones de cada nivel de gobierno y ser lo más eficiente posible para que el equilibrio fiscal sea gracias a políticas de gasto austeras focalizada­s en los mayores resultados sociales

(*) Idesa

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