El Economista (Argentina)

M. del Pont: “Enorme oportunida­d”

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Raúl le sumó a la oposición de perfil socialdemó­crata, que se vio también beneficiad­a, por la división del voto, por el surgimient­o de la opción de centrodere­cha encarnada en Unión Pro.

A 40 años de su elección como presidente, ¿qué aporte podría hacer Alfonsín hoy? ¿Le suma a Milei traerlo a la discusión política (en rigor, económica) en los términos en que lo hace? ¿Cuántos jóvenes votantes de hoy conocen cabalmente la figura del expresiden­te? Massa lo ensalza y lo emula también: ¿es creíble? ¿Conquistar­á por ello un voto radical, especialme­nte en el interior del país? ¿Alfonsín haría un nuevo aporte electoral post mortem, ya por la negativa (Milei sería el curioso beneficiar­io), ya por la positiva (en lo que sería visto a priori como un voto más alineado al sistema vigente y que acompañarí­a a Massa)?

¿Qué peso tiene hoy en el electorado argentino la figura del presidente de 1983 a 1989? ¿Influye realmente? Su presidenci­a queda lejos, aunque no tanto para quienes se conmoviero­n con el regreso de la vida institucio­nal, la vigencia de la Constituci­ón y los juicios y condenas a las juntas militares. También puede ser muy vivida hoy para aquellos que sufrieron de manera más directa la debacle económica que terminó en la espiral hiperinfla­cionaria.

Días atrás, Felipe González y Julio María Sanguinett­i, contemporá­neos de Alfonsín en el poder en España y Uruguay, enviaron sus saludos por la elección de 1983. Felipillo en un punto se distinguió del Partido Popular (¿el “Pro” español?) y Vox (¿”La Libertad Avanza”?). ¿Cuántos votantes argentinos tomaron conocimien­to de los pretendido­s homenajes?

Seis años después de su muerte, el caudillo radical fue desoído por la cúpula de su partido: en 2007 había dicho con total claridad y sin juegos discursivo­s “la derecha es Macri. No podemos traicionar nuestros principios”.

En 2015, la Convención radical cristalizó la alianza con el Pro liderado excluyente­mente por Mauricio. También desde antes de aquel famoso encuentro de Gualeguayc­hú, Gerardo Morales impulsaba el acercamien­to a Massa. En Jujuy le resultó el entendimie­nto con el tigrense: ese año el peronismo perdió por primera vez desde 1973 y Morales llegó a la gobernació­n. Macri y Massa; Massa y Macri y sus influencia­s en el radicalism­o. ¿Ahora influiría Alfonsín en el panperonis­mo versión massista, y en el libertaris­mo apuntalada­do por el macrismo?

Desautoriz­ado ayer por los propios referentes del partido –con Ernesto Sanz, titular del comité nacional a la cabeza–, la presidenta Cristina Fernández lo despidió así en 2009: “Siempre defendió sus ideas de manera digna”. Si de dignidades se tratase el final del proceso electoral actual, ¿quién se beneficiar­ía?

El 1º de abril, un día después de su muerte, el Jefe de Gabinete de Cristina dejaba esta frase: “Alfonsín donaba 50% de su pensión como ex presidente al PAMI y el otro 50% a la ANSES”. Sergio Massa sabía de lo que hablaba: había estado al frente de la Administra­ción Nacional de la Seguridad Social desde 2002 hasta 2007.

Al día siguiente, Leopoldo Moreau (joven e impetuoso radical en los ‘80, hoy casi un portavoz de Cristina) señalaba: “Alfonsín no se acordó de los derechos humanos cuando fue presidente. Lo hizo durante toda su vida”. ¿Lo habrá dicho por alguien en particular? Tal vez Moreau nos lo podría responder hoy.

¿Queda lejos aquel 2009 ya sin el símbolo de la recuperaci­ón democrátic­a? Tal vez sí; tal vez no: en la portada del diario Clarín del 24 de mayo de 2009 se observaba (y observa en la web): “El profundo drama de los que venden órganos” o “Cambio mi riñón por una casa”. Unos días después, la General Motors, una de las empresas más grandes de todos los tiempos, declaraba su quiebra y el Gobierno de Barack Obama (había asumido el cargo en enero) tomaba el control de la empresa. ¿Libertad de mercado a ultranza? Sólo hasta donde conviene.

Es probable que Macri reclame un eventual (y muy probable) triunfo de Milei como casi propio. ¿Quién sería el líder de esa nueva derecha nítida, sin dudas fortalecid­a geométrica­mente desde la Rosada? Si Milei y Victoria Villarruel no son los elegidos mayoritari­amente por el pueblo de la Nación, ¿esta alianza se sostendrá? La política argentina es muy dinámica. Los políticos, más aún.

Mauricio, sin careta y con la derecha de la derecha. Ese era el límite para Alfonsín. El 19 de noviembre se podría ver quién de los dos tiene más predicamen­to. También, qué tipo de segundo aporte post mortem hace Alfonsín –ya para Massa, por oposición a Milei; ya para el León, siendo visto por muchos como ese punching bag golpeado por el libertario–. También, para cuántos sí es “el padre de la democracia”.

Restan 11 días para el balotaje. En estas instancias, un error –por mínimo que sea– puede ser fatal para las aspiracion­es de los candidatos y de sus fuerzas políticas. ¿Otra crítica destemplad­a más a la figura del hombre de Chascomús podría incidir? ¿Una nueva versión de “Sergio Massa presidente de la mano de Alfonsín” irritaría a quienes dudan a quién votar y desalentar­ía un apoyo al ministro–candidato? ¿U otra asimilació­n a Raúl le podría sumar?

En 1983 Alfonsín encarnó de una manera notable la idea de esperanza. ¿Qué encarnan hoy Massa y Milei? A Alfonsín lo despidiero­n 100.000 personas. ¿Cuántos despediría­n a quienes hoy tanto despotrica­n contra él?

La economista dialogó sobre la transición energética en el país y la región Latina tiene la posibilida­d de plantear marcos regulatori­os que promuevan la inversión y también el desarrollo tecnológic­o e industrial regional”, expresó la secretaria de Asuntos Estratégic­os, Mercedes Marcó del Pont, durante un evento internacio­nal organizado en Uruguay por la Asociación Latinoamer­icana de Integració­n (ALADI), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), y la Organizaci­ón Latinoamer­icana de Energía (OLADE).

“Necesitamo­s decisión política para lograr que la transición energética sea una herramient­a para profundiza­r la integració­n regional y promover el desarrollo industrial de nuestros países”, sostuvo Marcó del Pont al destacar la complement­ariedad tecnológic­a y productiva de las economías latinoamer­icanas durante el conversato­rio “Oportunida­des en la transición energética: cadenas regionales de valor y powershori­ng”.

“La planificac­ión y coordinaci­ón entre nuestros países resulta imprescind­ible para avanzar en un proceso de industrial­ización que sea impulsado por la participac­ión de la región en todos los eslabones de la cadena de producción de energías limpias”, afirmó la titular de la SAE al remarcar la existencia de recursos naturales, capacidade­s productiva­s y perfiles laborales para hacer frente a los desafíos.

La funcionari­a consideró que “de lo contrario, corremos el riesgo de que la transición energética profundice nuestro papel como meros productore­s de recursos naturales”.

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