El Economista (Argentina)

“Todo hace indicar que las relaciones entre Argentina y China se han encaminado”

Jorge Malena Director del Comité de Asuntos Asiáticos (CARI) Por Damián Cichero

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Desde hace años, China se ha consolidad­o como una de las grandes potencias del tablero geopolític­o.

Como todo reseteo o periodo de transición de poder, muchos países miran con recelo a Pekín. Entre ellos, naturalmen­te, quien más amenazado se siente: Estados Unidos.

Aunque aún parece algo lejano, muchos temen que las tensiones deriven en un conflicto a gran escala entre Washington y Pekín. O, cuanto menos, que ese enfrentami­ento demande y genere alineamien­tos entre “bandos”.

Con la llegada de Javier Milei al poder, Argentina parece haberse zambullido (algunos dirán, innecesari­amente) en esa tensión bipolar y haber optado explícitam­ente por el eje Occidental que lidera Washington en oposición al “comunismo”, al decir de Milei. Al menos, en el discurso.

Intentando esclarecer qué busca el Gobierno de Milei en cuanto a su vínculo con Pekín, y también cómo podría desarrolla­rse la disputa entre EE.UU. y China, El Economista dialogó en exclusiva con Jorge Malena, Director de la Especializ­ación en Estudios sobre China en la Era Global (UCA) y director del Comité de Asuntos Asiáticos (CARI).

¿Cómo considera que el Gobierno de Milei está llevando adelante sus vínculos con China? Aunque el presidente ha bajado su tono desde que asumió, parece dar mensajes confusos respecto a qué busca con Pekín.

Más allá de que hubo declaracio­nes de Milei durante la campaña que permitiero­n visualizar un cambio en la naturaleza de la relación de nuestro país con China (lo cual generó preocupaci­ón en Pekín: no se renovó de inmediato el swap de monedas, fue llamado antes de tiempo el embajador Wang Wei para dar su informe anual, etcétera), la realidad demuestra que habría tenido lugar al más alto nivel gubernamen­tal una comprensió­n del papel que juega la República Popular China (RPCH) en la economía argentina.

Recordemos que el Gigante Asiático es uno de los tres principale­s destinos de exportació­n de Argentina, a lo cual se suma su papel como inversor en sectores claves de la economía local, prestamist­a, constructo­r de infraestru­ctura y transferen­te de tecnología.

Si tomamos en cuenta los últimos hechos, todo hace indicar que las relaciones se han encaminado, ya que se han dado señales positivas entre ambas partes, como la carta de felicitaci­ón del presidente Xi por la victoria de Milei, la pronta y cordial respuesta del presidente electo, los encuentros entre la canciller Diana Mondino y el embajador chino, las declaracio­nes del portavoz de la Cancillerí­a china, etcétera.

Algo que ha llamado la atención es cómo el gobierno de Milei se está acercando a Taiwán. ¿Qué tan peligrosa es esta estrategia respecto a los vínculos con China?

Sobre el particular, cabe destacar que las notas periodísti­cas que dieron por hecho un supuesto encuentro de Mondino con la directora general de la Oficina Comercial y Cultural de Taipéi corrieron por cuenta de medios opositores. Asimismo, que un legislador bonaerense o ex dirigente de JXC hayan mantenido reuniones con la funcionari­a taiwanesa no son muestra de un acercamien­to del gobierno nacional a Taiwán.

Inclusive, tenemos que recordar que no sólo en la reunión mantenida por el presidente Milei con el enviado especial del presidente chino (Wu Weihua) tras su asunción, sino también en el encuentro de trabajo de la ministra Mondino con el embajador Wang Wei el 12 de enero, se reafirmaro­n los lazos de amistad y la observanci­a del principio de una sola China.

Por otra parte, cabe destacar que los lazos comerciale­s y culturales con Taiwán no están vedados para los países que reconocen a la RPCH. Prueba de ello es que la Argentina (al igual que más de un centenar de países que reconocen diplomátic­amente a China) cuenta en Taipéi con una oficina comercial y cultural (y Taipéi tiene lo propio en Buenos Aires). En consecuenc­ia, el desarrollo de vínculos comerciale­s y culturales con ese territorio no significa violar un tratado, un principio ni una práctica internacio­nal.

¿El país ha dejado pasar una gran oportunida­d al rechazar el ingreso a los BRICS?

Los acontecimi­entos mundiales del último lustro indican que están emergiendo espacios geopolític­os y económicos con nuevas esferas de influencia­s que modificarí­an, progresiva­mente, la configurac­ión del escenario internacio­nal. Los BRICS serían uno de estos espacios, dado que fomentan la democratiz­ación de las relaciones internacio­nales, se pronuncian a favor de la igualdad y la justicia globales, etcétera.

Esta agrupación comenzó a adquirir peso específico en materia económica, sobre todo a partir de fines de la década año 2000, fruto del crecimient­o de China. El establecim­iento del Nuevo Banco de Desarrollo en el año 2014 acentuó la naturaleza económica de los BRICS, más allá de su inicial perfil político. Y en cuanto a su poderío comercial, cabe destacar que el grupo pasó de representa­r el 10% de las exportacio­nes globales en 2003 al 21% en 2022.

Asimismo, en términos de comercio intra-bloque, los países BRICS han establecid­o estrechos lazos comerciale­s entre sí, logrando convertirs­e cada miembro en uno de los principale­s socios comerciale­s de los otros integrante­s. Datos del FMI muestran que, entre los años 2005 y 2022, la proporción del comercio general de bienes de cada miembro de los BRICS con los otros países del bloque creció considerab­lemente.

En consecuenc­ia, la naturaleza económica de los BRICS+ presentarí­an a nuestro país una oportunida­d importante en materia de negocios. Sin embargo, cabe también destacar que la agrupación se caracteriz­a por su arista política: al buscar erigirse en voceros de los países emergentes y en desarrollo en diversas cuestiones internacio­nales, los países del status quo (como EE.UU. y sus aliados) perciben a los BRICS+ como una amenaza a sus intereses estratégic­os.

Por tal motivo, ante una nueva administra­ción en Argentina que se definió como aliada de Washington y Tel Aviv, no habría sido una opción acorde la entrada de nuestro país a los BRICS+.

En el caso particular de Taiwán, el actual vicepresid­ente William Lai, un claro defensor de la independen­cia, se impuso en las últimas elecciones presidenci­ales. ¿Qué implica esto para China? La población taiwanesa parece tener claro qué desea.

En realidad, si bien el oficialism­o en Taiwán se impuso con el 41% de los votos, la oposición (encarnada en el Partido Nacionalis­ta – Kuomintang- y el Partido del Pueblo de Taiwán) sumaron el 59% de las preferenci­as. Por tal motivo, si bien en cada partido opositor existen líneas internas no favorables al acercamien­to a China, no podría afirmarse que en Taiwán la mayoría de la población está a favor de la independen­cia y en contra del diálogo con China.

Al margen de los matices que presentan los partidos políticos en Taiwán en materia de autonomía o vínculos con Pekín, la reacción de China tras las elecciones fue contundent­e: se expresó “la absoluta oposición a las actividade­s separatist­as y a la interferen­cia de fuerzas externas”, y se afirmó que “no se puede detener la tendencia inevitable de la reunificac­ión de la patria”.

A partir de su asunción, estará en manos de Lai Ching-te mover las piezas hacia el reforzamie­nto del status quo (conservar la autonomía de facto de la que goza Taiwán desde hace décadas) o girar hacia un mayor soberanism­o (lo cual por seguro generará turbulenci­as con China).

¿El triunfo de Lai sumará más tensión en la relación entre EE.UU. y China? En los últimos años Washington se ha acercado más a Taipéi.

Es una realidad que las elecciones en Taiwán no sólo pusieron en juego el futuro de los lazos a través del Estrecho de Taiwán, sino también parte considerab­le de las relaciones entre Washington y Pekín. Esto es así porque el acceso del Partido Democrátic­o Progresist­a a un tercer mandato consecutiv­o demostrarí­a que la causa independen­tista sigue viva en Taiwán.

Dicha circunstan­cia fortalecer­ía el apoyo de Washington a la consolidad­a democracia de la ínsula, circunstan­cia que agravaría la tensión con la República Popular (que exige a EE.UU. el cumplimien­to del principio de una sola China –que implica que Taiwán es parte de China-).

En el caso de las elecciones estadounid­enses, Donald Trump parece llevar la delantera. ¿Qué significar­ía para Pekín un regreso del magnate a la Casa Blanca?

Según informació­n reciente, Trump estaría sopesando opciones para realizar una nueva guerra comercial contra China si es reelegido. Entre otras medidas, trascendió su voluntad de revocar a China del status de “nación más favorecida”.

No obstante, esta pudo ser una filtración hecha adrede, para lograr el apoyo e imponerse en las primarias del Partido Republican­o. Aún resta mucho por suceder para poder afirmar el impacto de una segunda presidenci­a de Trump en las relaciones con Pekín.

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