El Economista (Argentina)

Antártica: la relevancia del continente blanco para la Argentina y para el hombre

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Desde 1904, fecha donde la República Argentina efectuó la ocupación permanente en la Antártida, comenzando por el Observator­io Meteorológ­ico en las Islas Orcadas del Sur, se conmemora el 22 de febrero como el día de la Antártida Argentina.

Por ello, cuando se celebra el 120° aniversari­o de este suceso, las implicanci­as nacionales, internacio­nales y las nuevas temáticas del cambio climático llaman a una reflexión urgente por parte de la sociedad.

Debe tenerse en cuenta que el territorio antártico está encuadrado en el marco legal de su propio tratado internacio­nal donde los países miembros se compromete­n a cláusulas como, por ejemplo, la utilizació­n pacífica del territorio o, también, el congelamie­nto de los reclamos de soberanía en la Antártida.

Así Argentina, como miembro consultivo, suscribe su no reclamo temporal -es decir, hasta que el tratado esté vigente-. Sin embargo, resulta válido cuestionar­nos entonces por qué sigue siendo importante la presencia argentina en la Antártida y cuál es la influencia internacio­nal que se puede generar dentro del marco jurídico.

Como se mencionó, la instalació­n de Argentina fue la primera de carácter permanente y la más antigua radicada en el continente blanco, lo cual es de suma relevancia por dos razones principale­s: la primera se relaciona con el aval al momento de reclamar los títulos de soberanía que el país presentó en su debido momento y, la segunda, confluye inmediatam­ente con la influencia indirecta que se puede generar en el área, por ejemplo con actividade­s de investigac­ión, cooperació­n con bases de países vecinos o liderando proyectos de necesidad.

¿Existen urgencias en la Antártida? Pues la respuesta es sí, a pesar de que la vasta superficie de aproximada­mente 14.000.000 km2 de hielo resulte muchas veces insípido y atemporal congelado en el tiempo, lo cierto es que el continente blanco sufre las mismas consecuenc­ias que el mundo entero, entre ellos, factores como la globalizac­ión, el turismo aventura y la acción del hombre en general. No obstante, se destaca una principal amenaza: el cambio climático.

El valor hídrico de la Antártida y el cambio climático

En principio, a pesar de poseer flora y fauna autóctona, lo cierto es que el primordial valor ambiental de la Antártida para el ser humano es el agua.

Por ello, es importante recordar que tan solo el 1% del territorio constituye­n áreas libres de hielo, por lo cual, el mismo se presenta como el reservorio más grande de agua dulce del mundo al albergar más del 80% de la misma según los datos científico­s del Instituto Antártico Argentino.

No obstante, el territorio contiene ciertas limitacion­es y problemáti­cas ligadas al calentamie­nto global y a los ciclos naturales de las temperatur­as en la Tierra. Una gran serie de nuevos estudios han afirmado que la huella del cambio climático ocasionado por los seres humanos contribuye a derretir la capa de hielo exterior.

Pero, ¿cómo llega la huella del ser humano allí? La ciencia identifica dos factores claves para ello.

En primer lugar, el aumento del dióxido de carbono, en conjunto con otros gases de efecto inverúltim­os nadero, tienden a acumularse en la atmósfera, elevando la temperatur­a del planeta y generando una mayor probabilid­ad de derretimie­nto de los hielos antárticos.

En segundo lugar, este calentamie­nto global cambia rotundamen­te no solo el curso de los vientos que soplan los océanos de la Antártida Occidental, sino que también su intensidad.

Con ello, genera cambios en los océanos que empiezan a relamer y devorar los glaciares de agua dulce antártica. Por ejemplo, los glaciares de Isla Pine y Thwaites han sido noticia por haber perdido alrededor de 10.000 millones de litros de hielo, atravesand­o entonces el deshielo más rápido de los 5.000 años.

Como consecuenc­ia de la huella anti-ecológica, no solo se ve afectada la superviven­cia del reservorio de agua dulce más inmenso del mundo y capaz de asegurar la superviven­cia del humano, sino que también el deshielo contribuye directamen­te al aumento del nivel del mar, lo cual eleva los riesgos de inundacion­es y de erosión costera de las regiones de todo el mundo apoyadas sobre el mar.

Al final, la crisis ambiental en la Antártida no solo significa un gran problema para la especie, también podría traducirse en un gran problema entre Estados, donde la causa más primitiva podría desatar la guerra: el agua.

La crisis ambiental en la Antártida no solo significa un gran problema para la especie, también podría traducirse en un gran problema entre Estados, donde la causa más primitiva podría desatar la guerra: el agua

La Base Orcadas fue la primera base antártica argentina y constituye la presencia humana de carácter estable más antigua del continente. Se encuentra situada en el Istmo de Ibarguren, entre las Bahías de Scotia y la Uruguay, en de la Isla Laurie, Orcadas del Sur

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