SOLTAR O ACEPTAR
A los 40, 50 y 60 todavía hay altas chances de viajar, de aprender algo nuevo, de cambiar de profesión, de encontrar otras formas de ser mamás y de formar una familia –si la vía biológica no llega–.
Si está en nuestras manos la posibilidad de cumplir esos deseos, ¡adelante! Y si lo que preocupa no depende de nosotras, si ya hiciste los deberes para alcanzar tu sueño y no se dio… ¡aceptación y a hacerse cargo!
Porque aquello que se espera se puede ver reflejado en la forma de marcar las prioridades. “Por ejemplo: si mi interés principal es el crecimiento laboral, en el día a día voy a establecer metas para sentirme bien y conforme respecto al tema. Si se cumplen o no esos objetivos y por qué, también es información útil”, explica Mederjal.
Y para el después, vale recordar que ciertos temas de la vida personal se pueden abordar de forma que sus avances queden a la vista. “Es importante detectar las variables que cada una puede controlar así como las que no dependen de nosotras –agrega Mederjal–. Y prestar atención a las cosas que se pueden modificar: sean acciones, conductas o interpretaciones; lo que se necesita soltar o aceptar.”
Los años se amontonan, pero en cada persona se manifiestan de una manera distinta.
Por eso los especialistas reconocen una edad cronológica, una biológica y una emocional. Una es la del documento, la siguiente se relaciona al funcionamiento de nuestro organismo de acuerdo a cómo lo hayamos cuidado – o no– y la tercera se linkea con el reconocimiento y el manejo de las emociones.
“Hay mujeres que cargan mayor edad por sus malos hábitos: la falta de sueño y ejercicio, una inadecuada alimentación, deficientes relaciones interpersonales, incapacidad para adaptarse, a ser abiertas a nuevas ideas y actitudes”, explica Hayes. “Mientras, otras son muy jóvenes porque no desperdician su tiempo en contar canas, arrugas o años. Logran invertir en vínculos sanos, en trabajos gratificantes, en una eterna curiosidad por lo que las rodea. Saben estar solas y cuidan su cuerpo.”
Tampoco la belleza tiene por definición una edad ni fecha de vencimiento. Mirala si no a Sandra Bullock, que a los 51 fue elegida por la revista como la mujer más linda del mundo.
“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día.” La famosa frase de Galeano acaba de ser repetida, en la Sorbona de París, por la ganadora del premio Mujeres en la Ciencia de L’Oréal y Unesco. La científica argentina Andrea Gamarnik invitó a las nuevas colegas a elegir la profesión y la describió como a la vida misma: “La ciencia es como un viaje en el que no se repiten los paisajes”. Citas para tener a mano cuando llegue el próximo cumpleaños, y después de las velitas algún cargoso nos pida: “¡Queee hable, queee hable!”.