ELLE (Argentina)

SOLTAR O ACEPTAR

- ELEONORA BIAIÑ

A los 40, 50 y 60 todavía hay altas chances de viajar, de aprender algo nuevo, de cambiar de profesión, de encontrar otras formas de ser mamás y de formar una familia –si la vía biológica no llega–.

Si está en nuestras manos la posibilida­d de cumplir esos deseos, ¡adelante! Y si lo que preocupa no depende de nosotras, si ya hiciste los deberes para alcanzar tu sueño y no se dio… ¡aceptación y a hacerse cargo!

Porque aquello que se espera se puede ver reflejado en la forma de marcar las prioridade­s. “Por ejemplo: si mi interés principal es el crecimient­o laboral, en el día a día voy a establecer metas para sentirme bien y conforme respecto al tema. Si se cumplen o no esos objetivos y por qué, también es informació­n útil”, explica Mederjal.

Y para el después, vale recordar que ciertos temas de la vida personal se pueden abordar de forma que sus avances queden a la vista. “Es importante detectar las variables que cada una puede controlar así como las que no dependen de nosotras –agrega Mederjal–. Y prestar atención a las cosas que se pueden modificar: sean acciones, conductas o interpreta­ciones; lo que se necesita soltar o aceptar.”

Los años se amontonan, pero en cada persona se manifiesta­n de una manera distinta.

Por eso los especialis­tas reconocen una edad cronológic­a, una biológica y una emocional. Una es la del documento, la siguiente se relaciona al funcionami­ento de nuestro organismo de acuerdo a cómo lo hayamos cuidado – o no– y la tercera se linkea con el reconocimi­ento y el manejo de las emociones.

“Hay mujeres que cargan mayor edad por sus malos hábitos: la falta de sueño y ejercicio, una inadecuada alimentaci­ón, deficiente­s relaciones interperso­nales, incapacida­d para adaptarse, a ser abiertas a nuevas ideas y actitudes”, explica Hayes. “Mientras, otras son muy jóvenes porque no desperdici­an su tiempo en contar canas, arrugas o años. Logran invertir en vínculos sanos, en trabajos gratifican­tes, en una eterna curiosidad por lo que las rodea. Saben estar solas y cuidan su cuerpo.”

Tampoco la belleza tiene por definición una edad ni fecha de vencimient­o. Mirala si no a Sandra Bullock, que a los 51 fue elegida por la revista como la mujer más linda del mundo.

“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicc­iones nuestras de cada día.” La famosa frase de Galeano acaba de ser repetida, en la Sorbona de París, por la ganadora del premio Mujeres en la Ciencia de L’Oréal y Unesco. La científica argentina Andrea Gamarnik invitó a las nuevas colegas a elegir la profesión y la describió como a la vida misma: “La ciencia es como un viaje en el que no se repiten los paisajes”. Citas para tener a mano cuando llegue el próximo cumpleaños, y después de las velitas algún cargoso nos pida: “¡Queee hable, queee hable!”.

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