EN PRIMERA PERSONA
“Hace 6 años que estamos en pareja y convivimos desde hace 4. Tenemos una hija, Felicitas, de 3. Cuando nos conocimos, mi mujer ya tenía a Simón y a Emilia, ahora de 13 y 9 años. El padre de los chicos es súper presente y ellos me tienen mucho cariño. Creo que la confianza se genera a medida que avanza el tiempo. En nuestro caso, fue muy fluido y natural. Para Simón y Emilia, ‘casa’ son la de su padre y la nuestra. Como ellos me llaman por el nombre, pensamos que Feli iba a imitarlos, pero ella me dice ‘papá’.” (Federico (34), empleado administrativo)
“Estoy con mi mujer desde hace 30 años. Los chicos eran muy chiquitos y ahora tienen 33 y 31. Al principio me llamaban por mi nombre, pero cuando comenzaron el jardín, les salió naturalmente decirme ‘papá’. En la escuela, los chicos comparan su familia con la de otros y se ve que ellos tuvieron la necesidad de ponerme el rótulo. Su papá murió hace 10 años. Cuando tuve un problema de salud, me acompañaron: el afecto que nos tenemos es para siempre. Al principio eran los hijos de mi mujer, pero hace mucho que son mis hijos y así los presento en cualquier ámbito social.” (Alejando (53), empresario)
“Cuando nos conocimos con Silvia, ella tenía una hija, de 10, y yo dos, de 9 y de 11. Dos años y medio después nos fuimos a vivir juntos. Si bien los cinco convivíamos bajo el mismo techo solo un par de días a la semana, atravesamos muchas situaciones de celos, competencia y conflictos permanentes entre ellas. Silvia y yo siempre terminábamos discutiendo y nos separamos. Después de extrañarnos unos meses, volvimos a estar juntos. Decidimos que lo más conveniente era vivir en casas separadas, al menos hasta que ellas sean mayores. Ahora que sólo compartimos las vacaciones y algunos momentos familiares, las chicas se llevan mucho mejor.” (Guillermo (45), comerciante)