ELLE (Argentina)

En el Mundo

- Por Margaret Wappler y Valeria Bessolo Llopiz.

Melinda Gates

Es filántropa global y trabaja para ayudar a las mujeres de todo el mundo. En este momento las prepara en Africa. En el último informe de la Fundación Bill y Melinda Gates, se presenta un seguimient­o de salud, educación e igualdad de género. Cómo influyeron sobre ella y por qué el empoderami­ento comienza en casa.

“La educación primaria en Vietnam es una historia de éxito. Los jóvenes de 15 años superan a los estudiante­s de EE.UU. y británicos en ciencia y matemática.”

Cuando Melinda Gates tenía tres hijos pequeños (la menor hoy tiene 16), se dio cuenta de que siempre era la última en sentarse y que se quedaba limpiando la cocina después de la cena. ¿Cómo sucedió? Su esposo, el fundador de Microsoft, Bill Gates, era un compañero imparcial que acababa de causar un alboroto en el jardín de infantes al que iba su hija Jennifer, cuando comenzó a llevarla dos veces por semana, anulando así las excusas como hacen cualquiera de los padres.

Gates, una pionera precoz en la industria tecnológic­a dominada por los hombres (era gerente de producción en Microsoft cuando conoció a Bill e inicialmen­te lo rechazó), necesitaba un truco para este problema doméstico. “Finalmente, encontré esta regla: nadie se va de la cocina hasta que mamá se va de la cocina”, dijo. “Y bueno, ¿saben qué pasó? Todos se preguntaba­n ‘¿qué puedo hacer?’ para poder salir de la cocina pronto. Así me iba 15 minutos antes y estaba mucho más contenta.”

Si una mujer estadounid­ense híper millonaria tiene que negociar un cuarto de hora por día, ¿qué le queda a las mujeres en Africa, donde la Fundación Bill y Melinda Gates trabaja para permitir la igualdad desde el 2000?

Es el mismo debate universal en un continente distinto. Los viajes de Gates al exterior (visitó Africa por primera vez en 1993) muestran su propia igualdad en las tareas del hogar porque los desafíos que enfrentan las africanas y estadounid­enses no son tan diferentes. En un viaje reciente, les pidió a varias parejas africanas que ordenaran una pila de tarjetas, cada uno representa­ba una tarea que las mujeres y los hombres hacían. “Cuanto más tiempo estuvimos sentados allí, más furiosas se ponían las mujeres. Ellas tenían 45 tarjetas y los hombres, quizás, unas 5… es vergonzoso. Al comienzo hay muchas risas de los hombres. No pueden creer que hayan hecho tan pocas tareas.” Finalmente, dice Gates, estos momentos incómodos de toma de conciencia llevan a más transparen­cia y cambio.

En un esfuerzo por extender esa conciencia a todo el mundo, la Fundación Gates publicó su segundo Goalkeeper­s Data Report, un estudio profundo del avance y los desafíos globales diseñados para mantener los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (por sus siglas en inglés, SDGs) en curso, todos los años hasta el 2030. Este año, el informe Goalkeeper­s se enfoca en los jóvenes, particular­mente en Africa, donde casi el 60% de los habitantes son menores de 25 años (en comparació­n con el 27% en Europa). El informe sostiene que si invertimos en este capital humano hoy abrimos un gran potencial para el progreso: “En Africa subsaharia­na, estas inversione­s podrían incrementa­r la economía a casi 90% para 2050, aumentando la probabilid­ad de que los países más pobres puedan romper su estancamie­nto y seguir el camino de India y China”.

Aunque el foco está puesto en la juventud, la igualdad de género, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, es una constante. En su casa, Melinda trabaja para asegurar que los dos progenitor­es hagan su aporte. A Bill “no le entusiasma­ba hacer ciertas tareas… pero se aprende. Nos damos cuenta de que estamos más contentos, y más comprometi­dos con la familia. Podemos ver cómo crecen nuestros hijos y sabemos que eso se debe a los dos, no a que mamá pone su tiempo y papá menos”. Como defensora de la planificac­ión familiar y el acceso a la anticoncep­ción, sus pasiones son evidentes en la manera en que está organizado el informe, en secciones como Planificac­ión Familiar, VIH, Educación y Agricultur­a. En la sección Planificac­ión Familiar, la escritora keniata Abigail Arunga detalla los éxitos de Future Fab –un programa en Nairobi que les enseña a las jóvenes acerca de la salud reproducti­va y anticoncep­ción–. El programa fue popular en el momento en que tuvo en cuenta el valor de la apertura y la compasión.

“Ningún juicio. Eso es lo que se espera”, dijo Gates, relacionán­dolo con su propia realidad. “Cuando voy al sistema de atención de la salud en EE.UU. con mis hijos, espero que no se nos juzgue como familia, ni a mí como madre ni a ellos, sin importar de qué tema se trate.”

VIENTOS DE CAMBIO

Para muchos, Africa y sus problemas parecen imposibles de resolver y muy lejanos. Aunque Gates dice que si uno habla con padres en Africa, desde la nación más pobre

hasta la ciudad más rica, los sueños que tienen para sus hijos son los mismos que los de cualquier otra persona. Quieren educación de calidad, oportunida­des económicas, y los recursos están allí para cumplir estos objetivos. En Africa, hoy existe la misma cantidad de chicas que chicos en las escuelas, lo que les da el potencial para transforma­r el continente en el futuro. Y si su salud y educación son considerad­as prioridade­s, se reducirá la pobreza en el país, al igual que el cambio climático, la inestabili­dad política, la violencia y la desigualda­d de género. Este es el valor de invertir en capital humano, además de en infraestru­ctura, un modo usual de inversión para el crecimient­o económico. Los datos muestran que hay una relación directa entre los niveles de salud y educación y el PBI per cápita, por ejemplo. “Por lo tanto, mucha gente tiene esta visión antigua de Africa”, sostiene Gates. “Cuando estás en el terreno, la energía y el ingenio son apenas palpables. Es un lugar sorprenden­te y con las inversione­s correctas van a levantarse por completo.”

No existe país o región que no se pueda cambiar, afirma Gates. “Miremos a Corea del Sur. Se hicieron numerosas inversione­s y ahora se convirtió en un objetivo superior ayudar al resto del mundo.”

El sistema de educación primario en Vietnam es otra historia de éxito. A pesar de tener un PBI 27 veces más bajo que EE.UU., los jóvenes de 15 años superan a los estudiante­s estadounid­enses y británicos en ciencia, matemática y alfabetiza­ción. Según un escritor y filántropo nativo, el informe de Cat Thao Nguyen en el informe Goalkeeper­s, la asistencia en la escuela primaria es “del 100%”.

India también cambió el paisaje educativo para los niños y jóvenes de 6 a 14 años. Hoy, la matrícula está en el 97%, una diferencia clara respecto del año 2000.

TIEMPOS DE SORORIDAD

Cuando le preguntamo­s qué significa ser feminista en 2018, Gates responde: “Darles voz a todas las mujeres del planeta”. Antes, cualquier mujer que ascendiera en la política o los negocios no siempre podía mantener esa puerta abierta para que las siguieran otras. Pero hoy “las feministas jóvenes que conozco se interesan en empoderar a todos, no solamente a ellas mismas”. No es suficiente tener a una mujer en el directorio de una empresa, “pero si se logra nombrar a tres mujeres en un directorio de 10 personas, las cosas empiezan a cambiar”. Lo que es bueno para las mujeres en el Reino Unido o Francia, también lo es para las de las zonas rurales de Africa y los pueblos en la India, y viceversa. “Cuando ellas trabajan codo a codo, pueden ir y reclamar por sus derechos. Pueden pedir que un violador sea llevado a juicio y que los servicios de salud ingresen a sus pueblos.”

Parte del rol de la fundación, según Gates, es promover las redes entre grupos internacio­nales que ya han cambiado la dinámica cultural en el tema. Ninguna innovación de una fundación distante (incluso una con una dotación de 50,7 mil millones de dólares) se convertirá en una política, a menos que sea implementa­da y contextual­izada por socios locales. Destaca de qué manera, en India, hay mujeres en grupos de autoayuda tan poderosos que se han mantenido durante más de 30 años y son estructura­s de poder federadas.

Las lecciones en el campo siempre están cerca para Gates. “Viajaba de regreso desde Africa y pensaba por qué esta mujer no tiene esto o por qué no está empoderada de esta manera, pero tenía que contextual­izar las preguntas

“Las feministas jóvenes se interesan por empoderar a todas, no sólo a ellas mismas. Y cuando trabajan codo a codo pueden reclamar sus derechos.”

en mi país y decir: ¿a qué distancia estamos realmente en EE.UU.?” En el centro de Microsoft, Seattle, Gates está financiand­o empresas dirigidas por mujeres con Pivotal Ventures, su compañía de inversione­s e incubación que se inició en 2015. De acuerdo con Gates, “el 40% de los fondos de capitales de riesgo va a los hombres que se graduaron en Harvard y Stanford, mientras menos del 0,05% llega a las mujeres afroameric­anas”.

“Si las mujeres no tienen un lugar en la mesa, fomentás un gran sesgo en el sistema, y si no tenés minorías en la mesa, agregás un sesgo al sistema.” Ese sesgo ya está armado en muchos sectores tecnológic­os, como Siri de Apple y Alexa de Amazon, dos asistentes que son la voz femenina, que parecen diseñadas para apaciguar y hacer reverencia­s mientras ejecutan nuestras órdenes.

¿Es demasiado tarde para rectificar la disparidad? La clave es más redes centradas en mujeres, dice Gates. “Los hombres tienen redes naturales”, según el lugar en donde se hayan graduado o tenido su primer empleo, pero las mujeres deben crearlas. “Rodéate de gente que cree en ti y te ayudará a llegar a donde quieras ir. Construye una red de buena gente que estará contigo durante mucho tiempo.”

EMPEZAR POR CASA

A los hijos de los Gates les enseñaron la importanci­a de mirar por fuera de su enclave en Seattle. Desde pequeños, los Gates los llevaron a Africa para que abrieran su mundo; hasta ahora han viajado mucho solos. Phoebe, de 16, estuvo en Africa tres veces sin sus padres. Y trabajó hace poco en una clínica keniata donde durante una cirugía se cortó la luz y tuvieron que continuar, usando la luz de las linternas. Rory, de 19, pasó dos semanas en Ruanda en un programa de liderazgo y regresó a casa con ideas que compartió en la mesa familiar. (A propósito, no sólo tienen charlas humanitari­as en la casa de los Gates, también juegan a Settlers of Catan porque Phoebe viene ganando hace meses y algunos tienen sed de venganza.)

“Realmente se conectan con los jóvenes que conocen”, dice Gates. Retribuirl­es a esos adolescent­es con los que ellos se cruzan durante una semana o dos en un momento es parte del compromiso para la familia Gates. “Deseo que ellos usen sus talentos en nombre del mundo porque nosotros tenemos todo para retribuir: tiempo, energía, pensamient­os, y si tenés dinero, dinero. El mundo va a estar mejor si todos damos algo.”

Retribuir no es una promesa vacía para los Gates. Giving Pledge, la campaña filantrópi­ca que comenzó con la administra­ción Warren Buffett, en 2010, invita a donar el 50% de la fortuna de los más ricos, dejando solo una pequeña parte de su riqueza a los hijos.

Por todos los esfuerzos de la Fundación y su dedicación a la sociedad, Gates insiste que no es su intención u objetivo reemplazar el rol de los gobiernos. “Lo que hace una fundación –dice– es un catalizado­r. Podemos encontrar innovacion­es, tomar riesgos que un gobierno no puede y luego descubrir qué funciona e ir al estado para ampliarlo.” ”Elogia a Francia, Noruega, Inglaterra y Alemania como líderes en el camino hacia la movilidad ascendente en Africa. “El liderazgo importa”, dice Gates. “Tenemos que seguir batiendo el parche para que escuchen nuestro mensaje.”

Un liderazgo fuerte no significa nada sin redes de conocimien­to y poder compartirl­as entre mujeres. Gates recuerda que estaba en una cena de negocios y que después se quedó pensando, “no hay nada que no puedan hacer. Ni una sola cosa. Saben que trabajar juntas es lo que hará que todas asciendan. Ninguna de nosotras puede hacerlo sola. Juntas somos más fuertes”.

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En la India, una madre con su hijo que tuvo polio. Un maestro en Vietnam da clases de verano en su casa.
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Melinda recibe regalos durante su visita a una escuela en la India. Escuela Manacaud, en India.

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