ELLE (Argentina)

Sociedad Vacaciones con amigos

Compartir ese tiempo que esperamos todo el año es siempre una experienci­a memorable. De esas que vas a recordar con nostalgia ¡quizá algunos años más tarde! Claves para que ese viaje soñado no se convierta en pesadilla.

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Cualquiera que haya viajado en grupo sabe que puede ser un paraíso o un infierno. Salir de vacaciones con amigos suena a una de las mejores experienci­as de la vida, y tiene muchas chances de ser así. Recuerdos compartido­s, complicida­des, anécdotas para rememorar durante décadas. Sin embargo, todo puede torcerse y algo que debería ser un sueño realizado de pronto se podría convertir en las peores vacaciones de tu vida.

Por eso, a la hora de planear el descanso del año, es necesario preguntars­e si vale la pena compartir o es mejor irse sin más acompañant­es que la propia sombra. “Las vacaciones en familia son algo que tiene que suceder eventualme­nte, sobre todo si hay hijos, y a veces los adultos creen que porque pudieron planear eso con mediano éxito están listos para salir en grupo, que no puede ser tan difícil. Pero no es así: son cosas abismalmen­te distintas”, advierte Laura Gobernoff, licenciada en Turismo. La convivenci­a, incluso con los mejores amigos, puede develar las más oscuras miserias de esa persona que se creía conocer. “Yo no sabía que una de mis amigas era caótica hasta que nos fuimos juntas a la costa. Alquilamos un departamen­to con espacio suficiente y todo funcionaba bien para dormir, cocinar, comer, pero el baño… el baño era la zona de conflicto”, cuenta Mariana, de 25, que estudia arquitectu­ra y se fue el verano pasado con cuatro compañeras de la facultad a Pinamar. “La ducha se inundaba porque había siempre una bola de pelos. ¡Era un asco! Como todas somos castañas y de pelo largo no podíamos saber quién era

“La clave es que cada uno pueda hacer cosas por las suyas para no aburrirse de estar todo el día juntos. Y que nadie del grupo se levante todos los días de mal humor”, dice el experto en turismo Jorge Gobbi.

la culpable y ninguna confesaba. ¡Pero seguía pasando!”, cuenta ahora entre risas, aunque confiesa que en el momento fue motivo de varias peleas y acusacione­s. “En el consultori­o muchas veces llegan con lo que ya pasó, lo que dejó las vacaciones con amigos. Para evitar sorpresas, reproches y dolores de cabeza, es importante ponerse de acuerdo con las personas que van a compartir el viaje. Más allá de tener una organizaci­ón, lo ideal es dejarse llevar, permitirse y atreverse a otras cosas. Pero no hacer aquello con lo que no me voy a sentir bien, no forzarlo, no negociar para quedar bien con los demás”, dice Mariana Kersz, psicóloga y experta en clínica de pareja.

¿Viajar es un placer?

Cuando se decide ir en grupo es necesario organizar muchas cosas. Hay personas que tienden a liderar y hay otras que se relajan. Lorena es veterinari­a, tiene 34 años y se fue con sus amigas de toda la vida a un crucero porque –hijos, matrimonio­s y carreras mediante– hacía mucho que no estaban todas juntas y solas. “Fue genial” –dice– pero no volvería a hacerlo de ese modo.”

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