Dominique Metzger
Periodista y conductora, en la radio todas las mañanas y en la tele todo el fin de semana.
Su arrancar de abajo fue sinónimo de empezar de noche. Porque los móviles de la madrugada de TN fueron sus inicios en la tele, hace poco más de una década. En esa señal su estilo ya es un clásico de los sábados y domingos. También es parte de Telenoche por El Trece. Y desde este año renovó la mañana de radio Continental, poniéndose al frente de un magazine de actualidad entre las 10 y las 13.
SOY FAN... del humor. Es el bálsamo necesario para llevar a diario las noticias.
UN LIBRO: La conjura de los necios es una novela ácida y por momentos exasperante de John Kennedy Toole.
¿COSTUMBRE DE RADIO? Antes de salir de casa, hago una lectura de diarios y portales de noticias con mi infaltable café de la mañana.
UN INVENTO... soñado sería la teletransportación.
PLAN RELAX: Trabajo de lunes a lunes. Me alcanza con una rica comida, sillón y series. Eso es mi modo zen.
¿EL POSTER DE MI CUARTO? Era fanática de los videojuegos. En el que compartía con mi hermana teníamos las paredes llenas de Pac Man, Wonder Boy y Donkey Kong.
AL OUTFIT DE LA TELE... elijo quitarle solemnidad con colores y accesorios.
CINE VS. TEATRO: Prefiero el cine. Pero este invierno vi la obra Cabaret y ¡me encantó!
TENGO LA CAMISETA… puesta de todas las minorías que necesiten amplificar sus voces. Me gusta ser útil.
OTRA PROFESION: Soy cocinera y lo ejercí. Probé pero no resultó. También me gustaría estudiar psicología.
UN RINCON... mi living. Es el corazón de mi casa. Tiene un toque vintage dado por herencias de mi abuela.
¿ENTREVISTA SOÑADA? A Stevie Wonder. Me parece un genio absoluto.
DOCUMENTAL RECOMENDADO: Me gusta mucho la música, por eso el último sobre Lady Gaga me pareció muy bueno. En general, disfruto de las biopics.
¿QUE COLECCIONO? Los muñecos Funko. Me gustan porque están relacionados con las películas y dibujos animados que fueron parte de mi historia.
LA FRASE: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”, de Mario Benedetti. Nunca hay que creer que se sabe todo.