*EL QUID DE LA CUESTIÓN

“Vivo en Brooklyn y trabajo en Manhattan desde el 2006. Me vine con mi novia y nos casamos acá, pero en 2013

nos separamos. Uno de los motivos: los hijos. Nunca me había puesto a pensar, era como evidente: casamiento, hijos… y así fueron los primeros años, nunca lo habíamos hablado pero la familia siempre preguntaba: ¿para cuándo los gringuitos? El tema fue cuando una compañera de trabajo quedó embarazada y le conté a mi mujer. Ahí empezaron los cuestionamientos. Ella insistía y yo buscaba evasivas. Obviamente comenzamos a pelear por todo. Consultamos a una especialista y la terapia

nos ayudó a darnos cuenta de que no queríamos lo mismo. Ella se volvió a Buenos Aires y tuvo una hija hermosa. Seguimos en contacto. Tuve amores breves y desde hace un año estoy en pareja de nuevo con alguien seis años más grande que yo. Ella no tiene hijos y nunca quiso tenerlos. Disfrutamos un montón de todo lo que hacemos juntos.” (Gonzalo, 45 años, licenciado en Marketing)

*SIN MIEDO AL RELOJ “Conocí a mi actual pareja a los 42 años. Algunos pensarán que tarde, pero para mí fue el momento ideal. Ya tenía en claro lo que quería y una posición consolidada. La

verdad es que la maternidad nunca fue EL tema para mí. Estudié finanzas y apenas me recibí comencé a trabajar en lo mío. Soy bastante obse con mi trabajo, lo disfruto. Siempre pensé en extender la maternidad lo máximo que pudiera, veía a algunas amigas corriendo todo el día, siempre agotadas, y súper monotemáticas (primero las noches sin dormir, después el colegio, la profesora particular, la fiebre, los regalos de cumpleaños, y así… ¡me deprimía!). Cuando pasé los 40 me di cuenta de que en verdad nunca había sentido un deseo genuino. Cuando dudaba, mi psicólogo me decía ‘conectate con tu deseo’. (¡Traté el tema en terapia!). Creo que fue la clave, porque siempre pensé