Excelencias Gourmet

DIMITRIS KATRIVESIS: EL TROTAMUNDO­S DE LA FELICIDAD

The Happiness Globetrott­er

- POR: VERÓNICA DE SANTIAGO FOTOS: CORTESÍA DEL ENTREVISTA­DO

El griego Dimitris Katrivesis tiene una de estas historias de vida que bien ameritan escribirse por ser un ejemplo de constancia y crecimient­o profesiona­l. Llegó a España con muy poco… pero con muchas ganas de labrarse un camino entre los fogones, cuando pensaba que allí la gastronomí­a se resumía en tortilla de patatas y gazpacho. Al tiempo, no solo descubrirí­a todo un universo de sabores, un “Apocalipsi­s” de ingredient­es y técnicas hasta entonces desconocid­as para él. También llegaría a trabajar nada menos que en elBulli, codo a codo con el gurú de los cocineros, el maestro Ferran Adrià.

Tras un largo labrar en España, hoy Dimitris cuenta con los restaurant­es Mistura y La Pantera Negra en países como México y su tierra natal, Grecia, donde ha apostado por creaciones inspiradas en la gastronomí­a peruana. Allí cada día defiende la idea de que cocinar es una de las mayores expresione­s de libertad que puedan existir. “Todo lo que necesito es una mesa, un par de cuchillos, algún producto… y puedo hacer cualquier cosa realidad”.

Para él cocinar es un proceso que no solo requiere mucha atención a los detalles, sino también la voluntad de tomar riesgos. Estar enfocado, como tanto ser creativo. Un plato, un gran plato, es la obra de arte más compleja, ya que debe apelar a los cinco sentidos y, una vez devorado, debe permanecer en la memoria como una pintura, una melodía o una hermosa vista. “La cocina es de sabor y entusiasmo. La razón por la que cocino es hacer que el mundo sea más feliz”.

-UN GRIEGO QUE LLEGÓ A ESPAÑA POR CASUALIDAD, SE DEDICA A COMUNICAR Y DAR A DEGUSTAR LA COMIDA PERUANA. ¿CÓMO LLEGASTE A ESTA NACIÓN IBÉRICA Y POR QUÉ ESE ENFOQUE EN LA GASTRONOMÍ­A? escuela - En de 1995 enseñanza comienzo culinaria a estudiar en en Grecia, una pero para mí no era suficiente. Desde los inicios quería buscar en el mundo qué significa la gastronomí­a y dar de comer, porque siempre tenía la idea y la filosofía de que dentro de la comida también se puede dar placer. Quería entonces aprender mejor cómo hacerlo, cómo lograrlo. “Así empecé a viajar y el primer stop fue en Santa Cruz de Tenerife, en un restaurant­e griego. Ya siendo joven quería enseñar a los españoles a cocinar, quería ser el mejor. “El primer libro que compré fue Los chefs contra el hambre y ahí empecé a conocer la filosofía de los cocineros españoles. Luego recurrí en 24 horas al libro Bocados, de Juan Mari Arzak. Fue entonces cuando me dije: hostias, esto no es solo gazpacho y tortillas, aquí hay materia prima. Recuerdo a la vendedora que me decía

‘¿para qué quieres gastar tanto dinero en un libro que tiene solo fotos y cuesta 150 dólares?’. Pero yo quería ver lo que hacían los mejores del mundo, quería desentraña­r su esencia. Cuando abrí el libro lo puse en el ordenador con las recetas y era como el Apocalipsi­s, había de todo y yo no entendía nada.

“Leyendo tropecé con elBulli, con su chef Ferran Adrià. Quería descubrir quién era, porque yo estaba en Tenerife, en un restaurant­e griego, en mi zona de confort. Entonces me dije, ‘quiero trabajar con él’ y empecé desde punto cero.

“En el año 2004 comencé a enviar currículos al mismo destino, elBulli, por tres meses seguidos, uno por la mañana, otro por la tarde. Mandé más de 600, hasta que dijeron ‘chaval que no mandas uno más. Ya lo hemos visto’. Después de cuatro meses tenía una respuesta.

“Cuando tuve la respuesta la leí casi quince veces para estar bien seguro que me aceptaban. Ya en 2005 debía presentarm­e y fueron unos segundos de alegría y tristeza a la vez porque sí, me dije, ya conseguí mi gol, lo que quería hacer, pero con quién comparto esto ahora. ¿Quién en Grecia va entender que voy a trabajar con alguien gratis y quién es Adrià o lo que sea?

“Bueno ese fue el camino. En elBulli fue una experienci­a única, aprendí todo, y eso lo comparo con la entrada al país de Nunca Jamás. Fue quitar todo lo que pensaba que sabía y ver lo que podía hacer. Fue como entrar en la Matrix del mundo gastronómi­co y allí estaba yo, trabajando con él, yo siendo tan joven, al lado del mejor.

“EN ELBULLI FUE UNA EXPERIENCI­A ÚNICA, APRENDÍ TODO, Y ESO LO COMPARO CON LA ENTRADA AL PAÍS DE NUNCA JAMÁS. FUE QUITAR TODO LO QUE PENSABA QUE SABÍA Y VER LO QUE PODÍA HACER. FUE COMO ENTRAR EN LA MATRIX DEL MUNDO GASTRONÓMI­CO Y ALLÍ ESTABA YO, TRABAJANDO CON ÉL, YO SIENDO TAN JOVEN, AL LADO DEL MEJOR”, RECUERDA ESTE CHEF GRIEGO QUE TRABAJÓ DURANTE UN AÑO JUNTO A FERRAN ADRIÀ, Y QUE HOY DICE COCINAR PARA QUE EL MUNDO SEA MÁS FELIZ

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