El ataque al Capitolio: ¿cómo seguimos desde acá?
Los sucesos shockeantes
y repugnantes del 6 de enero en el Capitolio subrayan varios puntos significativos. Primero, la violencia, sin importar de qué esquina provenga o por qué tipo de provocación, está mal. Punto.
La Primera Enmienda de la Constitución garantiza el derecho a formar asamblea de manera pacífica, a expresar nuestros reclamos y promover nuestros puntos de vista. Lo que pasó a principios de enero fue completamente la antítesis de esto. Nuestros padres fundadores hubieran estado profundamente perturbados y disgustados frente a esto.
En segundo lugar, la constitución provee los medios pacíficos para obtener y transferir el poder político. Esto debe ser respetado. Ahora y para siempre.
Tercero, en un país tan diverso como el nuestro, habrá diferencias. Algunas muy grandes y sentidas sobre muchos temas. Pero la Constitución fue específicamente diseñada para proveer mecanismos para que las diferencias puedan ser debatidas y lidiadas de forma pacífica. Nuestros padres fundadores temían mucho a las pasiones y la violencia. Querían un sistema donde las leyes fueran consideradas como legítimas, incluso cuando a uno puede no gustarle un resultado particular. El propósito de debatir durante las elecciones es para que se puedan discutir ideas y temas, y para permitir que surja un consenso o al menos una opinión mayoritaria. Debemos respetar la necesidad de que los cambios se realizan de forma abierta. Por eso, el derecho a la libertad de expresión y los medios para expresar puntos de vista deben ser fuertemente protegidos.
Con respecto a la última elección, los estados alrededor del país deberían seguir el ejemplo de Florida después de la feroz campaña presidencial del 2000. El voto popular en Florida ese año fue un empate virtual, y el resultado fue una litigación masiva y dos decisiones de la Corte Suprema antes de que se decidiera el resultado. El sistema electoral estatal era un terrible lío, pero después de esa experiencia amarga Florida realizó grandes reformas. En las elecciones de 2020, de hecho, las cosas transcurrieron sin contratiempos allí a pesar de una cantidad de votos tempranos sin precedentes. Una gran parte de este esfuerzo debería estar en que la mayor cantidad de los votos sean el día de la elección. Por la pandemia, hubo un uso masivo de boletas enviadas por correo. Muchos estados no estaban preparados y una gran cantidad de ellos tomaron decisiones que empeoraron el proceso y la vigilancia de estas boletas.
Lo que fue sorprendente de la campaña de Donald Trump fue su decisión de no monitorear de cerca los cambios de reglas en los estados antes de las elecciones o tener equipos de abogados a mano durante la campaña y el día de la elección para lidiar con posibles decisiones adversas y señalar irregularidades. En contraste, las dos campañas presidenciales de George W. Bush no cometieron ese error.
Sí podemos entusiasmarnos porque, a pesar de los horribles eventos de principios de enero, la Constitución prevaleció por sobre los violentos y el Congreso avanzó con la confirmación oficial de la elección de Joe Biden como nuestro próximo presidente. el nuevo podcast de Steve Forbes. Disponible en itunes y Googleplay Store.
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