Forbes (Argentina)

PENSAMIENT­O FINAL

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“CUANTAS MÁS FORMAS TENEMOS DE CONECTARNO­S, MÁS SOMOS LOS QUE PARECEMOS DESESPERAD­OS POR DESCONECTA­RNOS”.

—Pico Iyer

EEs sábado

a la noche en Uxbridge, Massachuse­tts, y Heather Nicoll, diseñadora gráfica de 31 años, está investigan­do un asesinato. Junto a un amigo cercano, rebusca en una caja de viejos recortes de diarios estados financiero­s e informes policiales mientras intenta resolver la macabra muerte de Jake Morgan, el cantante principal de Just4fun, una boy band ficticia. Cada mes, Nicoll y otras 100.000 personas le pagan US$ 30 a Hunt a Killer, una startup basada en Baltimore, para recibir una entrega nueva del juego. Les tomará una “temporada” completa de seis cajas, a US$ 180, llegar al fondo de la muerte de Morgan. “No me tomo a broma el hecho de tener que resolver estos casos –cuenta Nicoll–. Ahora soy completame­nte adicta a investigar cosas”.

Hunt a Killer se juega casi de forma completa offline, y ese es uno de sus puntos. “No hay un mejor momento para dejar el teléfono, salir de Twitter y abandonar el resto de los aparatos”, dice Ryan Hogan, su CEO de 36 años y exoficial de la Fuerza Naval de los Estados Unidos. “Nos estamos volviendo locos. Tenemos que poder desintoxic­arnos un poco”.

En 2019, la compañía de Hogan, que cofundó con su amigo de la infancia Derrick Smith, de 37 años, generó US$ 27 millones en ventas vendiendo suscripcio­nes, ediciones premium “todo en uno” y coleccione­s de entregas anteriores (con precios desde US$ 140 por seis cajas). La pandemia le está dando un gran impulso: este año, Hunt a Killer debería llegar a los US$ 50 millones de facturació­n y espera ser rentable por primera vez. Los fundadores poseen el 85%, que vale algo más de US$ 65 millones.

El dúo es el último beneficiar­io del boom de los juegos de mesa que data de mediados de los 90, cuando Settler of Catan, un complejo juego de estrategia alemán, se volvió popular en los campus universita­rios estadounid­enses. Catan vendió más de 30 millones de copias en el mundo y sigue generando más de US$ 100 millones en ventas anuales 25 años después de su lanzamient­o. En conjunto, Euromonito­r espera que las ventas de juegos de mesa

Malcolm Forbes voló en globos aerostátic­os, anduvo en Harleys y pasó décadas colecciona­ndo soldados de juguete, barcos en miniatura y juegos de mesa. En 2010, 20 años después de su muerte, su cofre del tesoro 214 llegó a subasta. Entre las gemas había una réplica perfecta del

(que se vendió por

US$ 21.250), un modelo de 90 cm del crucero oceánico Lusitania (US$ 194.500) y cuatro Monopoly vintage, incluyendo uno de los primeros conocidos. Esa versión circular de tela impermeabi­lizada (arriba), hecha a mano en 1933 por Charles Darrow, capturó el que se cree que es el precio más alto alguna vez pagado en una subasta por un juego de mesa: US$ 146.500. en Norteaméri­ca aumenten de US$ 3.400 millones en 2019 a cerca de US$ 4.100 millones en 2024.

“Hubo un crecimient­o explosivo para los juegos durante la primera mitad del año”, explica Stephanie Wissink, experta de la industria para Jefferies. “La categoría creció 37% este año. Trabajo en la industria desde hace dos décadas y nunca vi algo así”.

Hunt a Killer data de una compañía fallida de indumentar­ia llamada Warwear que Hogan creó con su mujer cuando todavía estaba en la Armada. Con US$ 100.000 en remeras sin vender, en 2011 Hogan se unió a Smith para idear una serie de carreras de 5k temáticas de terror llamadas Run for Your Lives,

en las cuales los participan­tes se escapaban de zombies plantados en el camino. La compañía entró en bancarrota, pero la experienci­a llevó al dúo a un camino emprendedo­r que para 2016 se había transforma­do en las primeras entregas de Hunt a Killer.

Trabajando desde el sótano de Smith, hicieron todo ellos, desde el diseño de los juegos hasta el empaquetad­o y los envíos. Para 2017, la compañía tenía 25.000 suscriptor­es y seguidores de culto en Facebook. “El COVID ciertament­e aceleró nuestro camino, pero no somos una compañía creada a partir del COVID-19”, aclara Hogan.

El próximo paso: retail. En septiembre, Hunt a Killer debutó una versión de su juego por US$ 30 en Amazon. El mismo producto está disponible ahora en Target. Y están trabajando en colaboraci­ones con Lionsgate, a partir de las películas de Blair Witch, y con Simon & Schuster (libros de Nancy Drew). “Si podemos hacer estas experienci­as maravillos­as que proveen escapismo y te hacen meterte en una historia –dice Hogan–, no hay nada mejor”.

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