SOY YOUTUBER FINANCIERO Y LO DIGO CON ORGULLO
Si hubiera dicho “Soy youtuber financiero” hace 10 años, varias personas del sector financiero me hubieran tratado de payaso. Es más, cuando lancé mi canal hace tres años, me sentí observado por mucha gente con “experiencia”, pero entendí que era el desafío que tenía que asumir para que lo que era mi trabajo, mi vocación y mi pasión llegara a más gente. Hoy son cientos de miles de personas las que me ayudan a construir una gran comunidad de inversores argentinos, lo cual me da orgullo y alegría de poder ayudar a crecer el mercado. El problema que se planteaba hace tiempo era cómo difundir las inversiones bursátiles para que los argentinos podamos salir de esa cultura que no nos deja potenciar nuestros ahorros concentrada en el dólar, el plazo fijo y los inmuebles. La realidad es que, al ser algo nuevo, era también fundamental el rol de la educación. En paralelo, ponemos la tecnología, a través de la digitalización, como herramienta para poder terminar de generar un tridente que termina siendo el gran impulsor de lo que se vive en el mercado argentino y mundial. Podemos hablar de DET (Difusión, Educación y Tecnología).
Por suerte, hoy hay muchos influencers en la Argentina fomentando la educación financiera y entendiendo que uno de los pilares para el desarrollo de nuestro país es pluralizar el conocimiento y facilitar el acceso al mercado para todos. Todavía hay mucho por construir, y para eso necesitamos muchos más obreros en las redes viralizando el mensaje.
Por todo esto, cuando me preguntan a qué me dedico no digo ni empresario, ni broker de Bolsa, ni profesional de ninguna carrera, sino Youtuber financiero, porque es lo que soy, y a mucha honra.
menos de 22 años la tenés que hacer ahí porque es viral”, dice Arnedo, de Trendsetters.
A nivel más general, según datos del mercado, tanto Instagram como Youtube llegan a casi 9 de cada 10 argentinos conectados. “El 95% de las campañas de influencer marketing van para Instagram, porque es la red que permite redireccionamiento. Es la más completa en cuanto a tipos de formatos y medición”, aclara Tourón, de Fluvit. Además, tiene integrado el e-commerce.
Youtube es otra de las grandes elegidas, en especial para el desarrollo de contenidos de mayor duración y de largo plazo. Y, a diferencia del resto de las redes sociales, tiene su propia monetización; esto es, al pasar más de 1.000 suscriptores y 4.000 horas de reproducción en un año, se puede cobrar por las publicidades que vende la plataforma. Esto permite que muchos creadores de contenidos con una masa crítica de suscriptores puedan recibir ingresos sin depender del contacto directo con las marcas.
“Vivo 100% de los ingresos del canal de Youtube”, cuenta Francisco Ortiz, cordobés, nómade digital radicado en Georgia, Europa, que comenzó su canal hablando de viajes y ahora está enfocado, sobre todo, en marketing digital y finanzas personales. Tiene 74.500 suscriptores y más de 3 millones de views y creó su canal hace tres años. Suma ingresos por la monetización y a través de marketing de afiliados; promociona productos o servicios y cobra un monto fijo cuando se adquiere un usuario. “Finanzas personales es un tema que genera mucho interés y es rentable. Comparto mi experiencia pero siempre aclaro que no soy un asesor profesional, sino que cuento en qué invierto, como acciones, bonos y criptomonedas –explica–. Lo más importante es entender que el público objetivo de la marca tiene que estar alineado con la audiencia. Y generar relaciones de largo plazo entre las marcas y los creadores”, resume.
Lo que está sucediendo también con los influencers y las marcas es que se empiezan a visibilizar colectivos históricamente relegados, con audiencias importantes y mucha amplificación. El propósito también llegó al mundo influencer, sobre todo en los temas relacionados a la diversidad y el género. Agustín Barletta creó @unpapahipster en Instagram cuando, a punto de ser padre, no encontraba ninguna cuenta con la que se sintiera identificado. Cuando nació su hijo, empezó a compartir su experiencia, a modo de diario. Empezó a sumar seguidores. Y un día, “con miles de seguidores y mucho miedo”, contó que era
INFLUENCIAR CON PROPÓSITO
trans y se sumó al activismo. Hoy es embajador de la ONG Trans Argentinxs, y desde su cuenta en Instagram, con más de 22.000 seguidores, también trabaja con marcas como Swatch, Estrella y Nutribaby. “Siento que les abro el camino a otras personas como yo. Que las marcas trabajen con un pibe trans es un montón. Y ser el primero da miedo y gratificación por igual. Sí cuido mucho que las empresas con las que trabajo vayan con mi contenido y mi activismo”, añade.
En busca de la diversidad, Motorola decidió darle un giro diferente a su marketing con influencers. Con el objetivo de compartir historias distintas, surgió el concepto de “risers”, esto es, personas que tienen un objetivo de vida y un propósito que les permite lograr un impacto positivo en la sociedad o comunidad e inspiran a otras personas a seguir haciendo eco de lo que proponen. Así, para la campaña del moto g9, desde la compañía eligieron diferentes perfiles que militan en causas como la diversidad corporal, el cambio climático o el género. “Acá no importan los followers, sino el talento, la repercusión de lo que hacen en la comunidad y la inclusión y la diversidad. El consumidor evolucionó”, dice Valeria Fernández, gerente de Marketing de la tecnológica.
Algo similar explican desde Dove, la marca de Unilever, que elige hablar de embajadoras y no de influencers. “Buscamos que representen nuestros valores y compartan nuestro propósito en su vida diaria. Tenemos como objetivo trabajar a largo plazo para que nuestros mensajes lleguen de manera consistente y genuina al público, y esto nos permite también cocrear contenidos”, dice Agustina Levanti, Brand Manager de Dove Argentina.
El propósito y el trabajo de largo plazo, no solo con campañas one shot, es una de las tendencias de esta industria en cambio constante. Otra, que ya se ve en países de Asia y en Estados Unidos y acá empieza a asomar de forma incipiente, es que los influencers no solo construyan marketing, sino que a través de ellos se concreten las ventas: el social commerce. “Esto empieza a cambiar también la modalidad de contratación, porque permite sumar, por ejemplo, un porcentaje de las conversiones”, dice Medina Rivera, de The Juju. Otro aspecto para las compañías, cuenta Balmaceda, es que empiezan a ver a sus empleados como influencers internos.
Y, finalmente, como en toda industria nueva, las acciones avanzan más rápido que las reglamentaciones. El año pasado se presentó un proyecto para una ley que regule su actividad, que por ahora no avanzó, pero que los protagonistas ven como algo positivo si, manteniendo la libertad de expresión, promueve la transparencia y
las buenas prácticas.