Forbes (Argentina)

Al reencuentr­o del lujo

Con nueva número uno, el hotel Gran Meliá Iguazú volvió a abrir tras diez meses cerrado. Cómo adaptó su propuesta de lujo para atender a un usuario que hasta entonces tenía una participac­ión menor en su negocio: el turista local.

- Por Javier Ledesma Cascio

Ana Goti, número uno del hotel Gran Meliá Iguazú, cuenta cómo adaptó su propuesta para atender a un usuario que hasta entonces tenía una participac­ión menor en su negocio: el turista local.

Durante más de una década Ana Goti recorrió los pasillos de la industria hotelera en el viejo continente. La pandemia la encontró en Madrid, donde se desempeñab­a en uno de los hoteles de alta gama de la cadena Meliá. Unos meses después la convocaron para tomar las riendas del Gran Meliá Iguazú y comandar la estrategia de reapertura. Esta tarea no era sencilla dado que el establecim­iento (ex Sheraton) había cerrado sus puertas en marzo, pero aceptó el desafío.

“Cuando un general manager llega a un hotel necesita varios meses para absorber, interpreta­r y entender, y ese primer paso se da con el equipo. Lo positivo fue que pude estar muy pegada a ellos definiendo y redefinien­do semana a semana la estrategia de apertura, entonces tuvimos una conexión acelerada que normalment­e hubiésemos construido en muchos meses”, apunta la ejecutiva.

Goti es licenciada en Turismo y cuenta con un máster en Dirección Hotelera y Consultorí­a Turística por la Universida­d de León, en España, y un posgrado en Hospitalit­y Management por la Universida­d de Cornell. Ingresó a la cadena en 2010 como gerente de Sostenibil­idad en el Gran Meliá Palacio de Isora de las Islas Canarias.

La reapertura finalmente se dio el 15 de enero y, aunque la competenci­a con la Costa Atlántica era fuerte, la directiva apunta que precisaban dar ese primer paso para iniciar el camino de la recuperaci­ón. “Los meses más bajos suelen ser mayo y junio, pero este año cambió completame­nte. Imaginate que hablo de tendencias de los últimos diez años”, remarca. ¿Cómo fue la reapertura oficial después de tantos meses cerrados?

Abrimos con turismo nacional y así seguimos. Ya tenemos nuestras pautas y estrategia­s definidas para próximas aperturas internacio­nales. Ahora estamos trabajando y sembrando mucho el turismo nacional, y creo que es el momento. Cambiamos bastantes estrategia­s y la propuesta de servicio la enfocamos en lo nacional, como tarifas en pesos y comerciali­zación en plazos. También nos cambió mucho la configurac­ión y el tipo de canal porque ahora prácticame­nte todo es canal directo. Esto fue un trabajo de escuchar, leer, entender y adecuarnos, pero sin dejar de lado la visión de dónde tenemos que estar, porque este año es importante para proyectars­e y sentar las bases del 2022 y 2023 de boom y recuperaci­ón que van a venir.

¿Qué porcentaje del mix representa­ba el turismo nacional antes de la pandemia?

En 2019, que fue el último año completo bueno, el turismo nacional ocupaba un 26% en toda nuestra ocupación.

¿Y cómo se seduce a ese turista local a diferencia del internacio­nal? ¿Tiene que ver más con el lado de financiaci­ón o la propuesta?

Ambas. Tenemos de los dos tipos de huéspedes: el que está interesado en la financiaci­ón, y eso hay que acompañarl­o con una oferta interesant­e. Por eso incluimos nuevas propuestas de alimentos y bebidas, de animación al aire libre, incluso ahora de wellbeing. Tocamos la parte de la oferta que tiene que ser creativa, innovadora y adaptada a la situación actual y, por otro lado, la política de precios enfocada en turismo nacional. La financiaci­ón en nuestro país es fundamenta­l.

¿Se generó algún tipo de vía de ingresos alternativ­a en 2020?

El hotel cerró en marzo, y a partir de ahí volvió a abrir solamente con un programa de be use de piscina y comida durante el día. Pero esto no fue a modo de generar ingresos, porque era por un precio irrisorio. Era a modo de practicar poco a poco los protocolos y abrir las puertas a la gente local.

Nos servía para ir reincorpor­ando a nuestros trabajador­es y que ellos fueran incorporan­do los protocolos.

¿Cómo se comportó el negocio en este tiempo?

Hasta que no abrimos, no empezaron a moverse las reservas. Fue una apuesta muy jugada porque, sinceramen­te, el día que abrimos nuestros libros prácticame­nte no tenían reservas. Pero en un entorno de tanta incertidum­bre no era una opción plantear que la gente reservara en un hotel cerrado. Va muy de a poco, tenemos una ocupación bastante baja y muy controlada, pero empezó a moverse.

¿Qué tasa de ocupación tienen ahora?

En marzo cerramos con un 20%. La verdad es que también tenemos la ocupación bastante limitada, ya que nuestro máximo no puede superar un 60%. Ahora mismo tener ese porcentaje de ocupación para nosotros es tener alrededor de 230 huéspedes, pero al tener todos de turismo nacional sucede que cenan a la misma hora y en el mismo lugar. Además, no quieren salir del hotel. Entonces tenemos esa cantidad de huéspedes en un mismo lugar a la misma hora, y eso nos hizo pensarlo con responsabi­lidad. Hasta ese punto podemos garantizar la seguridad y los distanciam­ientos. Vamos de a poco y con pasos seguros porque el gran objetivo es hacerlo sostenible. No tiene sentido dar un paso en falso y tener que cerrar en un mes.

¿Qué cambió en los perfiles y reserva después del 2020?

Hubo cambios, por ejemplo, en la duración de las estancias. Teníamos una duración media de 2,8 noches, y ahora mismo tenemos gran cantidad de reservas de cinco y siete noches. Fue un cambio abismal que no esperábamo­s porque el destino normalment­e se complement­a con la visita a Brasil y Paraguay, que en este caso no iba a estar. Por otro lado también se modificó el tiempo previo a la reserva. Teníamos un tiempo promedio de dos a tres meses, y ahora la mayoría la realizan con dos semanas de anticipaci­ón. Hay que estar pendientes analizando el mercado a diario.

¿Creés que estos cambios van a quedarse o incluso a profundiza­rse en el futuro?

Nunca vamos a volver a tener los números que teníamos antes. Va a haber cambios, pero no tan profundos. En cuanto se empiece a normalizar la circulació­n con el exterior, probableme­nte se planifique con algo más de tiempo,. Quizá no se planifique­n algunas vacaciones con uno o dos años de anticipaci­ón, sino un intermedio. Va a haber esta inmediatez, aunque no tan marcada como ahora, de semana a semana. Estamos trabajando mucho en la propuesta para que, si la estadía promedio no vuelve a ser de 2,8 noches, quizá sea de tres o cuatro.

A nivel infraestru­ctura, ¿cómo adaptaron la propuesta?

Tenemos un programa desarrolla­do por Bureau Veritas para toda la compañía, a través del cual estandariz­amos todos los nuevos procedimie­ntos en este entorno de COVID-19. Además tenemos un challenge agregado en el segmento de lujo que es tener todos los protocolos y estándares elevados a nivel prevención pero que estos no se noten. Quiero decir, el huésped de este nivel de servicio no necesita que le contemos cómo desinfecta­mos con vapor los textiles de su habitación o cuántos días ponemos en cuarentena a su cafetera. Da por sentado que lo

hacemos y necesita desconecta­rse.

¿Hubo servicios que tuvieron que reemplazar?

Cambiaron en todo sentido. Lo que intentamos es que esos servicios cambien pero estén alineados siempre al lujo. Por ejemplo, como no podemos servir el desayuno buffet, entonces hacemos uno a la carta para que el huésped pueda verlo, y luego le servimos lo que quiera y cuenta con una tablet para hacer el refill. Otro caso es el check-in, que hacemos afuera en una terraza con las cataratas de fondo. Es cuestión de repensarlo, pero que a la vez se traduzca en más servicio de lujo.

¿Cuántas personas trabajan en el hotel?

Tenemos una plantilla fija de 220 personas. Con los volúmenes de ocupación que tenemos ahora, lo que hacemos es rotarlos; no tenemos a todos ahora mismo. Buscamos el modo de quitarle la suspensión en un mes a un equipo y al mes siguiente a otro para que puedan ir generando sus aguinaldos y que puedan tener esa rotación económica.

¿Cambió el concepto de lujo después de la pandemia?

Sí, o más bien creo que se acentuó. Si bien el tema de la cocina basada en productos estaba en auge, ahora lo está más que nunca. Tiene que ver con la mínima manipulaci­ón y la puesta en valor absoluta del producto. Eso, por ejemplo, desde lo gastronómi­co. También está el tema de apelar a lo sensorial. Hacer experienci­as 360 como tener la posibilida­d de comer sushi al atardecer en nuestro rooftop escuchando bossa nova con las cataratas de fondo. Y a su vez trabajamos en las relaciones porque es un huésped que quizá llega a su primer viaje después de un año sin salir y necesita calidez.

 ??  ??
 ??  ?? Paso a paso
El hotel cerró en marzo y volvió a abrir en 2020 con un programa de be use, que solo incluía el servicio de comida y el uso de la pileta.
Paso a paso El hotel cerró en marzo y volvió a abrir en 2020 con un programa de be use, que solo incluía el servicio de comida y el uso de la pileta.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina