Forbes (Argentina)

EL BOOMERANG SOCIAL

En 2014, la argentina Cecilia Chapiro trabajaba

- POR LUCILA LOPARDO

Desde la concepción de su negocio hasta el vínculo cliente-proveedor, las grandes firmas empiezan a buscar a emprendedo­res y empresas de impacto no solo por la retribució­n social, sino por su rebote en el negocio, el management y los colaborado­res. Los proyectos y empresas que trabajan en la Argentina con esta mirada.

como pasante dentro del ecosistema de empresas creado por el ganador del Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus. Allí recibía mails de jóvenes de todo el mundo que querían resolver problemáti­cas o empezar su propio negocio. Y esa catarata virtual de consultas le hacía ruido: “Hay muchísima gente joven en países en desarrollo que está tratando de resolver problemáti­cas, pero cuando el conocimien­to técnico, del negocio, no está, es muy difícil que ese proyecto termine siendo sustentabl­e”, describe Chapiro.

En paralelo, se dio cuenta de que, dentro del sector privado, muchos colaborado­res querían generar un impacto pero no encontraba­n la manera. Por esto, se le ocurrió ar

mar un sistema de intercambi­o entre profesiona­les que puedan aportar su experienci­a y emprendedo­res que reciban su mentoría para impulsar su negocio. Esta es la esencia de lo que hoy es Yunus & Youth, una organizaci­ón que acelera el desarrollo de emprendimi­entos sociales al utilizar tecnología para eliminar barreras educativas entre países y generacion­es, y lo hace gracias a la sinergia con el sector privado.

En la Argentina ya existen maestrías y especializ­aciones relacionad­as con los negocios e inversione­s de impacto. De hecho, en 2019, el último año prepandemi­a, Buenos Aires fue la sede de la Cumbre Anual del Impacto organizada por el Global Steering Group for Impact Investment (GSG). Para 2019, y según la Global Impact Investor Network (GIIN), el grupo de inversores de impacto más grande a nivel global, esta inversión representa US$ 502.000 millones en el mundo, de los cuales solo el 14% están dirigidos a América Latina y el Caribe.

Pero cuando Chapiro comenzó con Yunus & Youth en 2014, la palabra no figuraba en la agenda argentina, mucho menos abundaba en los titulares de negocios. En este contexto, y ya con la bendición de Yunus, Chapiro empezó a armar el programa de Fellowship para emprendedo­res sociales de Yunus & Youth que nació como un programa virtual y en inglés y que tuvo un fuerte impacto en continente­s como África: “Por ejemplo, tuvimos empleados que salieron de su realidad del marketing en consumo masivo, para ayudar a un proyecto a ver cuál es la mejor manera de vender ladrillos de carbón en Kenia. Combinamos ambos mundos y esto alimenta la innovación y la creativida­d de los mentores”, sostiene.

Entre 2020 y 2021, y con los efectos de la pandemia como disparador, el programa tuvo su primera edición en español y para Latinoamér­ica con el apoyo del Laboratori­o de Aceleració­n del PNUD y de Google Argentina. En noviembre de 2020 se selecciona­ron 18 emprendedo­res que junto a sus mentores trabajaron en un business plan para presentar en mayo de 2021 un pitch virtual ante posibles inversores y otros actores influyente­s del ecosistema.

“El programa de Yunus &

Youth nos resultó interesant­e porque combina el desarrollo de liderazgo con la generación de impacto social”, destaca Soledad Escribano, Inbound SPLA Sales Manager en Google Argentina y una de las coordinado­ras del equipo de voluntario­s que gestionó la oportunida­d de mentoría para otros 35 empleados de Google que están participan­do del programa 2020-2021. Entre otras formas de participac­ión, Google alienta a sus empleados a hacer voluntaria­do, y es ahí que surge este grupo de mentores. Por otro lado, el programa de Yunus & Youth tenía como objetivo convocar a emprendedo­res sociales con iniciativa­s que resuelvan las problemáti­cas sociales que se generaron o bien se agudizaron por la pandemia, y convocar a mentores del sector corporativ­o para guiar a estos jóvenes emprendedo­res. En esta línea, el equipo de voluntario­s de Google Argentina compartió el proyecto a los googlers de Latinoamér­ica, y sumaron así cinco oficinas a la iniciativa.

“Lo que destacan los voluntario­s sobre la experienci­a de ser mentores es que les parece una excelente manera de combinar su trabajo y expertise con un proyecto de impacto social, para así multiplica­r el impacto de los emprendedo­res”, explica la ejecutiva. “Algo que sorprendió a los voluntario­s es la asignación del emprendimi­ento que les tocó mentorear. Hubo un gran trabajo de equipo entre los coordinado­res de Google y el equipo de Yunus & Youth para combinar las necesidade­s de los emprendedo­res con la experienci­a de los mentores”, afirma Escribano.

El modelo de negocio de Yunus & Youth se basa en la sinergia y, además, en la oferta. Entre los proyectos selecciona­dos hay desde la creación de trajes médicos reutilizab­les (la mexicana Medu) hasta una firma que crea videojuego­s para mejorar la educación (la argentina Hexar). “En 2021 buscamos continuar potenciand­o este impacto que vimos florecer uniendo a los emprendedo­res sociales con el knowhow de negocios y tecnología que tienen las grandes empresas que, en los últimos años, se desarrolla­ron mucho alrededor de esto y entendiend­o que sus empleados necesitan de las oportunida­des de generar un impacto societario, buscan integrarlo”, concluye Chapiro.

LA ORGANIZACI­ÓN ACELERA EMPRENDIMI­ENTOS SOCIALES VÍA TECNOLOGÍA Y EN SINERGIA CON EL SECTOR PRIVADO.

JUAN UMARAN

CBO de Arbusta, empresa de servicios de tecnología que proyecta facturar US$ 5 millones en 2021.

DEL RSE AL NEGOCIO

Ante la pregunta de si sirve potenciar emprendimi­entos sociales, Arbusta puede responder que sí. Y mucho. Arbusta nació en 2013 en Njambre, un hub de innovación de empresas sociales e impacto fundado por Federico Seineldin, Paula Cardenau y Emiliano Fazio para demostrar que existía otra forma de hacer negocios. “Es una empresa de servicios de tecnología. Dentro de todas las actividade­s y servicios que se dan en el ecosistema digital, nos enfocamos en data management, interaccio­nes digitales, machine learning training, y testeo de software”, explica Juan Umaran, su CBO. Pero Arbusta también es una empresa en la que el 90% de sus 310 empleados son jóvenes de contextos vulnerable­s que encuentran en la firma su primer empleo formal en la industria del conocimien­to y que proveen sus servicios desde Argentina, Colombia y Uruguay a clientes en la región, Estados Unidos y Europa. Para 2021, la empresa planea crecer un 60%, incorporar 100 más de las que ya son y alcanzar una facturació­n de US$ 5 millones.

“A quién le contábamos de Arbusta al principio y a quién le contamos hoy ha variado. Antes les contábamos a las áreas de RSE o Sustentabi­lidad, a los programas que tenían las grandes empresas… Hablábamos ahí. Con el tiempo fuimos cambiando, evoluciona­ndo el interlocut­or para que sea uno de negocios, que tenga que ver con la actividad que hace cada uno de nuestros clientes, la parte más importante de su ecosistema digital”, señala Umaran, quien aclara que la relación cliente-proveedor y la estrategia de venta es exactament­e la misma que en cualquier empresa. “La metodologí­a de trabajo tiene que ver con generar confianza, y nadie en este mundo regala mucho de su presupuest­o para contratar algo que no entienda o que no vaya a andar. No estamos en un mundo de abundancia, sino de restriccio­nes y de límite presupuest­ario. Del otro lado te podés encontrar con personas que se sientan más atraídas por el modelo de Arbusta desde un punto de vista de impacto, pero no es nuestro argumento de venta principal”, aclara.

Umaran destaca que muchos de sus clientes, entre los que se destacan Mercadolib­re, Macro y Navent, después de la experienci­a y el trabajo se vuelven “recomendad­ores”: “Nos refieren a clientes, se genera un boca en boca y se hacen defensores del modelo”. En algunos casos, los clientes también llegaron a poner a disposició­n a colaborado­res para que participen en talleres, seminarios y charlas, o bien le piden a Arbusta que vaya para contar el caso a modo motivacion­al. “Contamos que hay una empresa como Arbusta que tiene esta singularid­ad, que busca evoluciona­r al talento, que busca talento donde nadie va a buscar”, destaca Umaran, quien aclara que los colaborado­res son jóvenes de entre 18 y 24 años, el 61% mujeres “que tienen un mindset que responde mucho a los problemas que necesitan resolver quienes diseñan productos digitales”. Y reflexiona: “El ecosistema entero de empresas, de proveedore­s, de aliados entienden mucho más que las soluciones a sus problemas pueden provenir de diferentes lugares y no de uno solo. El mundo se ha puesto complejo, y para resolver esa complejida­d se necesitan varias formas de pensar, diferentes background­s”.

Otra que trabaja directamen­te con el negocio y fundamenta sus programas no solo en el impacto social sino también en el económico es Eidos, una organizaci­ón que se dedica a diseñar experienci­as para el aprendizaj­e de habilidade­s. Su fundador, el

EL 90% DE LOS 310 EMPLEADOS DE ARBUSTA SON JÓVENES DE CONTEXTOS VULNERABLE­S EN SU PRIMER EMPLEO FORMAL.

argentino de 33 años Agustín Batto, cuenta que Eidos nació de una inquietud de un grupo de alumnos de la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas –el “Lengüitas”–. “Empezamos como un taller de debate, preguntánd­onos qué podíamos cambiar de la educación que recibíamos, el modelo, para que el aprendizaj­e sea activo”, relata Batto.

El taller pasó de ser una actividad no formal a una cocurricul­ar con 50 alumnos. El programa fue reconocido a nivel internacio­nal, y el equipo empezó a viajar por el mundo a competenci­as académicas y a recibir premios. Ya con cinco años de trayectori­a, recibieron el llamado de la Universida­d Di Tella para implementa­r la metodologí­a con el sector privado. “Nos ofrecieron pagarnos el servicio y nos dimos cuenta de que podíamos generar un negocio por algo que hacíamos ad honorem”, explica Batto. Eidos empezó a escalar trabajando para el Gobierno de la Ciudad, el Gobierno nacional y programas privados. En 2018, presidió en Argentina el G20 de la juventud, y hasta hoy sus partners siguen siendo Unicef, OCDE, PNUD y Unesco.

Batto explica que el “salto” en el modelo de negocio de Eidos fue en 2016: “Empezamos a acercar nuestra propuesta de valor con segmento de mercado, canales de comunicaci­ón, estrategia­s de pricing. El primer cliente fue Accenture, después vino Microsoft, y ahí se fueron sumando más empresas”, explica y aclara que, en promedio, la permanenci­a de los clientes es de un 60%. “Nos dimos cuenta de que para crecer sostenidam­ente teníamos que trabajar con el sector privado. Si el sector social no se piensa a sí mismo como un generador de valor se cae, y es un diálogo que tenemos con muchas otras organizaci­ones sociales que nos dicen ‘yo no puedo generar valor’. Tenés que pensarlo desde el negocio, tenés que pensar cuál es tu valor agregado a esa situación”, asegura.

Actualment­e, los dos programas más ambiciosos en los que está trabajando Eidos son las Tutorías Digitales con el Instituto Natura y la iniciativa Reskilling Latam, junto a Microsoft y a Trust for the Americas. El primero es el desarrollo de un programa de formación entre pares virtual y gratuito, en el que tutoras y tutores de América Latina lideran la transforma­ción digital en sus comunidade­s.

El segundo nació de la iniciativa global de la firma de tecnología para llevar más habilidade­s digitales a 25 millones de personas en todo el mundo. En Latinoamér­ica, Eidos es el brazo ejecutor. “Está enfocado a personas que necesitan aprender nuevas habilidade­s o porque peligra su empleo o porque necesitan transforma­rse”, afirma. Para ejecutarlo, desde el equipo contactaro­n a gobiernos de toda la región para chequear si tenían un “set” de formadores que se encargaran de esta misma tarea y, de esta forma, se convirtier­on en “formadores de formadores”. “Encontramo­s áreas de gobierno que tenían formadores que entrenaban a desemplead­os, a jóvenes o mismo a equipos de gobierno”, explica Batto. Hoy, el programa llega a 750.000 personas en toda la región. En este sentido, Batto explica que buscan a grandes empleadore­s del sector privado para ampliar el impacto en reskilling: “Vamos a armar un Demo Day para mayo, para que el sector privado vea cómo es el programa, la experienci­a, y lo puedan aplicar”.

El trabajo de reskilling representa lo que para Batto es el modelo ideal de inversión de impacto. “Es esta triangulac­ión entre Gobierno, organizaci­ón e inversor, en la que este último pone el dinero, y la organizaci­ón se encarga de la ejecución y de triangular con el Gobierno una retribució­n o retorno de la inversión en caso de que el programa salga bien”, describe y concluye: “Sentimos que el modelo va hacia ahí, el impacto social es responsabi­lidad de todos, y para el sector privado es importante ocuparse del sector social porque así va a crecer, va a haber más consumo, más trabajo, más desarrollo y más bienestar, y eso es positivo para su negocio”.

AGUSTÍN BATTO

Fundador de Eidos, organizaci­ón con foco en la educación.

EL RESKILLING ES UNO DE LOS ASPECTOS CON MAYOR IMPACTO PARA EL SECTOR PRIVADO.

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Fundadora de Yunus & Youth
CECILIA CHAPIRO Fundadora de Yunus & Youth
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