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Las 10 mejores relaciones calidad-precio

Calidad-precio, un parámetro determinan­te en la elección de un vino. Aquí va una selección de espumantes, blancos, rosados y tintos que destacan por lo mucho que entregan a cambio de lo que sacan del bolsillo.

- POR DIEGO BIGONGIARI

Una selección de espumantes, blancos, rosados y tintos que destacan por lo mucho que en tregan a cambio de lo que sacan del bolsillo.

La relación calidadpre­cio (que al menos en vinos resulta más natural que su inverso precio-calidad, concepto más utilizado en ingeniería y economía) es fácil de comprender intuitivam­ente pero no sencilla de formalizar en un algoritmo. En mi Guía Austral Spectator la establezco en forma empírica tomando los vinos de más alto puntaje y dividiéndo­los por su respectivo precio. Pero el asunto (ver El Algoritmo de la relación calidad-precio en la edición 2014) es más complejo. Para determinar con rigor la relación calidad-precio (RCP), el algoritmo debería incluir un factor que elimine a los vinos malos pero muy baratos, que de otro modo pueden tener RCP superior a la de cualquier otro vino, por bueno que sea. También, un factor logarítimi­co debería amortiguar el efecto del precio sobre la calidad: de lo contrario una botella de 100 puntos a 100 pesos tendría la misma RCP que otra de 80 puntos a 80 pesos pero una diferencia de 20 pesos no es igual a 20 puntos de cata. Un buen algoritmo tendría que amplificar la RCP en la gama media y atenuarla en vinos muy baratos y muy caros: quien compra vinos de diez o de mil pesos no busca RCP.

Por no hablar de un gas perverso

que lo distorsion­a todo. La inflación kirchneris­ta heredada por el actual gobierno hizo trizas al mercado de vinos argentino: si bien le hizo mucho daño no lo destruyó físicament­e pero lo pulverizó en materia de precios. Cuando comencé en 2003 a escribir el anuario Austral Spectator, con 9 a 10 pesos se compraba una buena botella de vino de consumo diario y pocos vinos costaban más de 100. “Década ganada” mediante, hoy la gama de 90 a 100 pesos no significa nada y hay bastantes botellas de más de 500 y también de mil pesos. Con inflación, la RCP se distorsion­a y con alta inflación, estalla.

La alta inflación es el paraíso para los vinos Veblen (ver en Wikipedia: Bien de Veblen) que a mayor precio aumentan sus ventas, pitocatala-neando a la ley de oferta y demanda. Cuanto más caro mejor y más deseable: lo que una vez un productor de vinos definió como “impuesto al tonto”. Es que al comprador de botellas de más de mil pesos, la RCP le interesa tanto como la asignación universal por hijo. Y con inflación, la plata quema.

Es habitual que en sus primeras cosechas las nuevas líneas de vinos tengan una alta RCP, pero también ocurre que según pasan las cosechas y la producción aumenta, su RCP disminuya no por mayor precio sino por menor calidad. Al igual que cocinar bien para 4, 40, 400 o 4000 comensales, no es lo mismo hacer diez mil, cien mil o un millón de botellas de vino de alta calidad: hay más mérito enológico en elaborar un millón de botellas de Malbec de alta calidad y de 10 o 15 dólares que hacer 900 botellas (tres barricas bordelesas) de un vinazo de 100 dólares.

Existen otros factores que influyen en la RCP. Uno de ellos es la cepa o variedad. En Argentina, por causa del boom global, las uvas Malbec de alta calidad son más caras que las equivalent­es de Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Tannat o Bonarda. A paridad de precio, es normal que vinos de estas cepas hayan sido elaborados con uvas de mayor calidad que las del muy competitiv­o Malbec.

En las cepas blancas, la crianza en roble (por ejemplo del Chardonnay) no es favorable a la buena RCP: un Torrontés o Sauvignon Blanc sin barrica suelen tener mejor RCP. Hablando de roble, es natural que los

En las cepas blancas, la crianza en roble (por ejemplo del Chardonnay) no es favorable a la buena relación calidad-precio.

vinos que lo toman de duelas suelan tener una RCP superior a aquellos con crianza en caras bordelesas. Pero los más económicos chips de roble no suelen aportar la misma calidad que las duelas y barricas.

En espumantes, aquellos elaborados en tanques (método Charmat) suelen tener RCP superior a los elaborados en botella, con método tradiciona­l: la tecnología del Charmat hoy permite lograr espumantes formidable­s, difíciles de distinguir de un “méthode champenois­e”.

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