El avance de lo orgánico
El gerente general de la compañía, Nicolás Núñez, explica por qué producen dulces con frutas orgánicas a pesar de que todo el proceso sea más caro. La nueva línea de la mano de Narda Lepes.
Nicolás Núñez, gerente general de Masseube, explica por qué producen dulces con frutas orgánicas a pesar de que el proceso sea más caro.
En Argentina hay muy poco conocimiento y poco interés sobre lo orgánico. Como son productos más caros, la gente no está dispuesta a pagar por ellos. Tal vez, sea porque no tienen muy claro cómo se producen los alimentos en el mundo hoy en día, pero creo que el valor adicional de lo orgánico está bien pago, porque no se meten agroquímicos”. La definición la da Nicolás Núñez, gerente general de Masseube. La compañía tiene sus inicios en 1998, cuando junto a Diego Lerner, seleccionaron cuatro hectáreas en el Valle del Medio, ubicado en Lago Puelo, provincia de Chubut, para cosechar, de manera sustenta- ble, frutas finas orgánicas. Algunos años después, las cuatro hectáreas se transformaron en 20 y, en 2011, la empresa adquirió la marca Masseube para la elaboración de dulces artesanales sin agregados químicos.
Con la idea de que lo orgánico tiene mucho para crecer en la Argentina, acaban de lanzar al mercado una nueva línea de productos ideada junto a la chef Narda Lepes. Son sissabores fuera de lo tradicional, como el dulce de arándano y membrillo, dulce de durazno y corinto, y dulce de frambuesa y tomate.
La estrategia de la compañía es muy clara: avanzar en el mundo de lo orgánico en lo que al proce- so productivo se refiere, por eso el Valle en el que están asentados juega un rol predominante para las frutas orgánicas. “Tenemos un clima frío en invierno y con buena amplitud térmica en verano, lo que hace que no proliferen hongos ni plagas. De todas formas, tenemos un trabajo mucho más arduo que el de una plantación normal, en la que algunas tareas se pueden hacer con agroquímicos y un tractor. Para nosotros, eso representa hacerlo artesanalmente, lo que se traduce en meses de trabajo y una alta intensidad de mano de obra”, explica Núñez.
Además, son una de las pocas empresas que en el país cuentan con el sello de Fair Trade, que garantiza no solo que el producto tenga un precio justo, sino que las ganancias obtenidas se derramen equitativamente entre el productor y los trabajadores. Entre los proyectos a futuro se espera el crecimiento de la compañía de la mano de mayores ventas locales pero también abrir la exportación de estos nuevos dulces, como ya hacen con las frutas.