Rosendo Fraga
La economía tiene la llave de las elecciones 2017.
Desde mediados de 2016, la elección de medio mandato, que tiene lugar en octubre del año próximo, está planteada como el eje de la acción política. Es en este marco que el presidente Mauricio Macri, al inauguar el “Mini Davos” dijo: “Creo que vamos a tener una elección maravillosa, que va a confirmar la dirección que hemos elegido”. Probablemente, era conciente que más de uno de los inversores espera el resultado de esta elección para concretar proyectos de inversión. En paralelo, asistía a los primeros “timbreos” en el conurbano bonaerense, modalidad de campaña electoral del PRO.
A ocho meses de las PASO y a once de las elecciones legislativas, los resultados electorales desde 1983 muestran que la previa a la presidencial suele anticipar su resultado. La derrota de Alfonsín en 1987 antecedió la de su candidato dos años más tarde; la victoria de Menem en 1993 fue sucedida de su reelección en 1995; a su vez la derrota del peronismo dos años más tarde, anticipó la de su candidato en 1999; el fracaso de De la Rúa en 2001 precipitó su salida del gobierno meses después y el retorno del peronismo; el triunfo de Kirchner en 2005 fue el preludio de la victoria de Cristina dos años más tarde, y su derrota en las legislativas de 2013 fue seguida del fracaso de su candidato en las del año pasado. En estos seis casos, la elección previa a la presidencial anticipó lo que sucedería en ella. Hay una sola excepción: en 2009 el kirchnerismo fue derrotado, pese a lo cual Cristina fue reelecta en 2011. La excepción fue consecuencia de la fuerte recuperación económica en 2010 y la muerte de Kirchner, que creó un efecto político que favoreció a su viuda, que ejercía la presidencia. Que en seis de siete elecciones la previa anticipara la presidencial hace que si Macri gana las legislativas de 2017, la percepción pase a ser que gobernará ocho años, hasta 2023. En cambio si es derrotado, la expectativa será que gobernará sólo cuatro. Es en este marco que ganar o perder la elección del año próximo es la prioridad política del oficialismo ya hoy.
Pero ganar o perder la próxima elección en gran medida será ganar o perder la provincia de Buenos Aires. En 2017, se renovará el tercio del Senado elegido en 2011, cuando el kirchnerismo tuvo una victoria aplastante, y la mitad la Cámara de Diputados electa en 2013, cuando dicha fuerza política fue derrotada.
El PRO no compitió como fuerza nacional en ninguna de estas elecciones y recién lo hizo el año pasado. De acuerdo a ello, es claro que el PRO como fuerza política crecerá significativamente en cantidad de bancas, sobre todo en diputados. No será así para el radicalismo, que renueva gran parte de sus legisladores, con lo cual difícilmente crecerá. Solo como una conjetura posible, Cambiemos, que tiene un quinto del Senado, puede pasar a un cuarto, y en Diputados, los 91 legisladores del oficialismo podrían elevarse a 110 ó 115, pero en ninguna de
La clave para el gobierno es que la economía crezca entre abril y octubre del próximo año. De los comicios de 2017 dependerá si habrá segundo turno para el presidente Macri.
las dos cámaras llegaría a la mayoría propia. En cuanto a las provincias, al gobernar esta coalición sólo cinco sobre veinticuatro, el peronismo volvería a ganar en la mayoría de los territorios. Será el resultado de la elección de senadores nacionales en la provincia de Buenos lo que definirá el efecto “ganador” de esta elección y por eso Macri ha puesto prioridad en este distrito.
La economía jugará un rol decisivo en el resultado electoral como sucede generalmente en todo el mundo.
Es así como la recuperación de la economía en 2017 es vital para que Cambiemos gane la elección. Que no se haya recuperado en el segundo semestre de este año no es decisivo, pero sí lo es que lo haga entre abril y octubre del año próximo. Por esta razón, la elección le pone tiempos a la recuperación económica y ésta no puede demorarse más allá del segundo trimestre del año próximo. Cabe recordar que frente a su primera elección prácticamente todos los presidentes desde 1983 han cambiado la conducción económica y reorganizado el gobierno. Por esta razón, no puede descartarse que entre diciembre y marzo Macri realice cambios en su gabinete, que le permitan llegar en mejores condiciones a las elecciones del año próximo.
En términos simples, cuando la economía crece y el desempleo baja, el gobierno gana las elecciones; cuando sucede al revés, el oficialismo pierde. Es la fuerza de la economía.