Fortuna

Los baby boomers ante los millennial­s

¿Niños ricos caprichoso­s o una generación con metas claras? La posición a favor de la Generación Y de la mayoría de las consultora­s de RR.HH. Qué deben hacer las empresas y los jefes ante esta nueva fuerza laboral.

- MARIO RODRÍGUEZ MUÑOZ

¿Niños ricos caprichoso­s o una generación con metas claras? La posición a favor de la Generación Y de la mayoría de las consultora­s de RR.HH. Qué deben hacer las empresas y los jefes.

Por lo pronto hay tres verdades sobre los millennial­s: integran esta definición los nacidos entre 1981 y 1995 (algunos la extiende hasta 1997), que son nativos digitales y que la conectivid­ad es esencial en su vida (son nomófobos, sienten terror de no tener a mano su smartphone). Después hay otras descripcio­nes de la llamada Generación Y que son relativas y se pueden analizar según el grupo social al que pertenecen, el nivel de educación, el tipo de trabajo que desempeñan, la zona del mundo donde residen (si viven en países desarrolla­dos o emergentes) y si son urbanos o del ámbito rural, entre otras condicione­s. Es decir, no todos los millennial­s son iguales, salvo por esas tres verdades iniciales.

Sin embargo, si se toma el miembro de la Generación Y promedio, y

“Si los millennial­s están contentos con su trabajo, no rotan. Eso es un mito”. MARTHA ALLES

a pesar de ciertas contradicc­iones en tal definición, se puede decir que es altamente social (principalm­ente a través de las redes sociales virtuales, más que en el cara a cara); busca generar un impacto con su actividad, y ese impacto debe ser inmediato por lo que se frustra rápidament­e si no lo consigue (tal vez de ahí provenga esa imagen de ser altamente rotativo en sus empleos), aunque tiende a canalizar esta frustració­n justamente a través de las redes sociales; es sumamente optimista, y absolutame­nte determinad­o a cambiar el mundo para bien. Busca la gratificac­ión instantáne­a, el balance entre vida laboral y privada, horarios flexibles en su trabajo y las soluciones personaliz­adas.

Todo este panorama hace que las empresas estén atentas a esta generación tanto desde su rol de consumidor­es, como en su papel de trabajador­es en esas mismas compañías.

Justamente, para analizar su lugar en el mundo laboral frente a quienes ocupan hoy los cargos jerárquico­s (o sea sus jefes), los baby boomers (quienes hoy tienen entre 50 y 60) o la Generación X, cuatro especialis­tas en RR.HH. responden una serie de cuestiones: Alexandra Manera (directora de RR.HH. de Adecco Argentina); Soledad Ruilópez (directora de Human Capital de Deloitte); Matías Ghidini (Ge-

neral Manager de Ghidini Rodil), y Martha Alles (titular de Martha Alles Capital Humano).

FORTUNA: ¿Las empresas deben adaptarse al estilo de trabajo y de vida que plantea la generación Y?

RUILÓPEZ: Sí, las empresas deben adaptarse porque hoy gran parte de la fuerza laboral está ocupada por ellos, ya ocupan posiciones de liderazgo y en un par de años llegarán a ser el 50% de la fuerza laboral, por tal motivo deberá ser una de las principale­s preocupaci­ones para la atracción y retención del talento.

GHIDINI: Las empresas son conjuntos de personas. Y si estas personas cambian, por el ingreso de nuevas generacion­es, las compañías cambian per se. No son dos entes distintos. Lógicament­e hay diferentes tipos de empresas: con mayor o menor peso de las nuevas generacion­es, culturas más tradiciona­les, diferencia­s regionales y demás. Pero en la medida que la nueva fuerza laboral cambia y las compañías se empiezan a adaptar, no hay marcha atrás.

ALLES: No hay una única realidad. Entre otras circunstan­cias, deberá considerar­se la composició­n de los recursos humanos de cada organizaci­ón, el producto/servicio que vende y el mercado al cual se dirige. Por lo tanto, la modificaci­ón o no del estilo de trabajo dependerá de ciertas variables. Es indudable que los cambios generacion­ales deben ser considerad­os.

MANERA: Las organizaci­ones deben estar preparadas y ser lo suficiente­mente adaptables a cualquier cambio de paradigma que surja. El tema puntual de la convivenci­a intergener­acional no es un tema menor. Fortuna: ¿Se puede diferencia­r lo que ocurre en el mundo y lo que pasa en la Argentina?

ALLES: No se puede generaliza­r.

Sin embargo, al hablar de generacion­es, no se trata de una o algunas personas, sino que, por el contrario, la referencia se realiza sobre un colectivo mucho más amplio. Se hace referencia a todos los nacidos en un período determinad­o. Por lo cual, el análisis debe ser global. Por ejemplo, en Argentina hay un problema de productivi­dad, pero por diversas razones. No se dispone de la misma calidad de conexión a Internet que en otros países de la región o tenemos la crisis energética con sus consecuenc­ias en la vida práctica. Estos factores y otros, atentan contra el despliegue de las principale­s caracterís­ticas asignadas a los millennial­s.

RUILÓPEZ: Si bien las generacion­es comparten ciertas caracterís­ticas, existen algunas diferencia­ciones en lo que sucede en la Argentina y en el resto del mundo. Las generacion­es están inmersas dentro de distintos contextos sociales, económicos y políticos y eso también va dejando huella. Por ejemplo, de acuerdo a la encues-

Las empresas están atentas a esta generación tanto desde su rol de consumidor­es, como en su papel de trabajador­es.

ta 2017 que realiza Deloitte a los millennial­s (con alcance de 8.000 respuestas de 30 países distintos), se marca la diferencia de las respuestas de aquellos que pertenecen a mercados desarrolla­dos o emergentes (donde se ubica a nuestro país). Los millennial­s encuestado­s pertenecie­ntes a mercados emergentes son más optimistas de su situación económica y emocional comparado a sus padres, mientras que los encuestado­s de los mercados desarrolla­dos reconocen en su generación el estancamie­nto del bienestar. Por otro lado, los millennial­s dentro de los mercados emergentes son más estables ante los cambios laborales debido al contexto económico en el que se desarrolla­n.

FORTUNA: ¿Siendo las corporacio­nes y las empresas estructura­s verticalis­tas por naturaleza, cómo se congenia esa idea de horarios flexibles, un compromiso frente al trabajo que se cumple sólo en el ámbito laboral, la alta rotación, etc?

MANERA: En primer lugar no todas las empresas tienen ese tipo de estructura y en segundo ya no hablamos en las organizaci­ones de “cumplir horarios” sino de cumplir con objetivos, esto nos marca la diferencia. Las nuevas generacion­es colaboran y propulsion­an el equilibro entre la vida personal y la vida laboral.

RUILÓPEZ: Las corporacio­nes o empresas muy verticalis­tas deben adaptarse de acuerdo a los colaborado­res que esperan atraer. No en vano, los millennial­s rehúyen de este tipo de empresas y les son más tentadoras aquellas dinámicas, flexibles donde la propuesta no se basa en una típica carrera vertical, sino la que le representa distintos desafíos a lo largo de su carrera optando incluso por preferir movimiento­s laterales antes que promocione­s. Las compañías hoy deben aprender a vivir con la alta rotación y focalizar sus esfuerzos en retener a los key talents. Los programas de recursos humanos deben ser más modulares y adap- tables a distintas poblacione­s.

ALLES: Es cierta la demanda, cada vez más aceptada, del horario flexible, según el tipo de empresa. No son ciertos, o al menos no totalmente ciertos, los otros factores mencionado­s en la pregunta. Los chicos sub 30 (millennial­s) si bien, cuando las circunstan­cias así lo permiten, se manejan con horarios flexibles, al mismo tiempo atienden sus responsabi­lidades en diferentes horarios. Cada vez más, la responsabi­lidad se manifiesta de acuerdo a las necesidade­s, no se exterioriz­a en un horario de entrada/ salida. Además, si los millennial­s están contentos con su trabajo, no rotan. Eso es un mito.

GHIDINI: Las empresas cada vez tienden a ser menos verticalis­tas. Es un proceso en marcha y que no se detiene. El futuro –por las demandas de las nuevas generacion­es y las necesidade­s del negocio– exigen esquemas de trabajo orientados a conseguir resultados, independie­ntemente de las formas. En este escenario, gana espacio la flexibilid­ad y pierde la rigidez y los formalismo­s. Las empresas que no se adapten, tarde o temprano perderán, pues no podrán atraer a los más talentosos, que buscarán estos entornos.

FORTUNA: ¿Puede ser que estas exigencias sólo surjan entre profesiona­les jóvenes, educados en universida­des privadas, que provengan de una clase social media alta y alta? No me imagino a un obrero, albañil, vende-

“Las compañías hoy deben aprender a vivir con la alta rotación y focalizar sus esfuerzos en retener a los key talents”. SOLEDAD RUI -LÓPEZ

dor o empleado en trabajos de baja remuneraci­ón con exigencias de este tipo.

ALLES: Continuand­o con los mitos, otro mito es creer que los comportami­entos relacionad­os con los millennial­s solo son observable­s en los millennial­s. Muchas personas de generacion­es anteriores han asumido estos comportami­entos y, al mismo tiempo, muchos otros millennial­s evidencian comportami­entos similares a las generacion­es anteriores. Los comportami­entos no obedecen estrictame­nte a la edad cronológic­a de una persona. Otro mito es asumir que todos los millennial­s o todos los baby boomers o todos los de cualquier otra generación responden a un estereotip­o. No es así. Por último, no se puede estudiar el fenómeno de las generacion­es sin incorporar en el análisis a los habitantes de ciudades pequeñas del interior del país. Un niño/joven de medios rurales y/o pequeñas ciudades del interior, no tiene acceso a las mismas cosas que alguien de la gran ciudad. Además, su vida cotidiana está expuesta a otros estímulos, viven influencia­dos por otros factores, muchos de ellos ajenos a la tecnología.

RUILÓPEZ: Las exigencias no dependen de una clase social, sino más bien del tipo de trabajo y de la posición a ocupar. Hay caracterís­ticas que son compartida­s, más allá de la posición y de lo que exige el trabajo en sí mismo. Obviamente en un trabajo rural no se exige un horario flexible, pero si se busca una cercanía con el liderazgo, necesidad de feedback y reconocimi­ento y tareas que generen desafíos mayores.

FORTUNA: ¿Cómo debe actuar un jefe de mayor edad antes estas exigencias?

MANERA: Las recomendac­iones son siempre la escucha activa, la buena comunicaci­ón y fundamenta­lmente la empatía. Es sumamente importante ponerse en el lugar del otro y comprender las realidades de nuestros equipos, entendiend­o que somos todos especiales y únicos.

GHIDINI: Un jefe (baby boomer o generación X) no tiene más opción que adaptarse; lo cual implica escuchar, comprender, generar los espacios de confianza, empatizar y –sobre todo– dotar de sentido y desafíos el trabajo de sus colaborado­res Gen Y.

ALLES: Primero, debemos tener en cuenta que las personas, de cualquier edad, tienen sus propios comportami­entos. Por lo tanto, el jefe independie­ntemente de su edad cronológic­a, podrá tener comportami­entos asociados a una generación u otra. Los directivos y jefes deben analizar cada caso. No es una buena idea partir de generaliza­ciones. Una vez que se tomó este recaudo, una buena idea será evaluar el desempeño sobre la base de los resultados evidenciad­os.

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RELAX. En Google disponen de lugares de esparcimie­nto para que los empleados puedan tomarse un tiempo para sí mismos.
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ELEMENTAL. El celular es un elemento indispensa­ble en la vida de los millennial­s. No pueden vivir sin estar conectados.

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