Rosendo Fraga
Del arte del acuerdo a la polarización electoral.
La estrategia electoral del oficialismo de “polarizar” para ganar la elección del 22 de octubre tiene una manifestación relevante en la afirmación de que se quiere impedir que Macri termine el mandato.
Ella tiene un antecedente histórico: ninguno de los cuatro presidentes no peronistas electos desde que hace 71 años el Peronismo llegó al poder por primera vez, terminó su mandato. (Frondizi, Illia, Alfonsín y De la Rúa). Comenzó a desarrollarse en la última semana de febrero, cuando el Presidente Provisional del Senado (Pinedo), dijo que sectores “sicóticos y marginales” trabajan para que Macri no termine. Pero en la segunda semana de marzo tuvo múltiples manifestaciones, ya que en dos oportunidades el Ministro del Interior y Transporte (Frigerio) dijo que desde la oposición se trabajaba para que el gobierno no termine su mandato; lo mismo dijo el de Trabajo (Triaca) como causa de los conflictos sociales; un empresario cercano al gobierno (Ratazzi) afirmó que estaba en marcha un plan similar al que derrocó a De la Rúa y un periodista con llegada a la casa Rosada (Majul), afirmó que Macri está convencido de que Cristina lo quiere voltear. En la oposición, sólo el kirchernerismo más extremo (D¨Elía y la agrupación Quebracho) han realizado esta afirmación. La cuestión es que esta estrategia del oficialismo puede ser un error político, al instalar esta posibilidad en el quinceavo mes de gobierno, porque si bien puede polarizar, también aumenta su propia debilidad política.
Macri también avanza en una estrategia de polarizar contra Cristina Kirchner, apostando que ante esta opción el tercio independiente finalmente optará nuevamente por Cambiemos, como sucedió en 2015. A siete meses de la elección de medio mandato, muchas cosas pueden cambiar, a favor o en contra del gobierno. Esta estrategia presenta dos problemas. El primero es que la posibilidad de que la ex Presidente gane la elección bonaerense e inicie su carrera para la candidatura presidencial en 2019, genera incertidumbre económica, que lleva a dilatar inversiones, postergando más la recuperación de la economía. Este efecto ya se hará sentir el 24 de junio si ella formaliza su candidatura y más el 13 de agosto, si en las PASO queda consagrada como tal. El segundo, es que la elección de senadores en la provincia de Buenos Aires -en la que se gana por un voto y no hay segunda vuelta- puede ganarse con sólo un tercio del electorado y ese es un escenario posible. Que en este distrito -en el que ha caído la evaluación del gobierno- el candidato de Cambiemos y Cristina como eventual candidata del Peronismo, obtengan aproximadamente un tercio de los votos cada uno, mientras que la combinación Massa-Stolbizer un quinto es un escenario posible, aunque pueda discutirse su grado de probabilidad.
A ello se suma la polarización en el conflicto docente, personificada en un dirigente gremial kirchnerista como es Baradel. Se trata de una decisión política asumida a partir de la imagen
Un empresario cercano al gobierno (Cristiano Ratazzi, de Fiat Argentina), afirmó que estaba en marcha un plan similar al que derrocó a De La Rúa.
El Gobierno tiene una política de confrontación denunciando un intento de desestabilización y polarizando con Cristina Kirchner y Roberto Baradel.
negativa que tiene este dirigente en el electorado de la provincia de Buenos Aires y el consenso - aunque disminuyendo- que mantiene la Gobernadora (Vidal). El conflicto está durante todo el mes de marzo a lo largo de cuatro semanas. Pero en los ocho años que gobernó Cristina con Scioli como Gobernador, todos los años hubo paro docente bonaerense, e incluso en 2014 se perdieron 20 días de clase en el año. Lo nuevo no es el paro docente bonaerense, sino su nacionalización. Primero todos los gremios docentes bonaerenses convergieron en la capital provincial (La Plata), en una protesta con los otros tres gremios estatales más grandes de la provincia (estatales, médicos y judiciales) que rechazan la misma propuesta salarial. Luego tuvo lugar la “marcha federal” de docentes de todo el país, que convergieron en la Plaza de Mayo. Baradel por su parte el sábado 18 encabezó una marcha de las organizaciones de derechos humanos reclamando contra los “retrocesos” en los juicios por la represión, por las calles internas de la guarnición militar de Campo de Mayo y el viernes 24 estuvo en los actos de repudio al último golpe militar, acompañado de Hebe Bonafini y Aníbal Fernández.
Pero mientras el gobierno tiene una política de confrontación denunciando un intento de desestabilización y polarizando con Cristina y Baradel, cede en varios campos simultáneamente. Los movimientos sociales “moderados”, tras sucesi- vas protestas lograron que se reglamente la ley de emergencia social; los “duros” tras cortar y acampar en la Avenida Nueve de Julio y otras vías, que se les den más planes sociales y que se pague lo adeudado por ellos; los aumentos de tarifas, en algunos casos se han escalonado y en otros postergado hasta después de la elección; el plan Procrear se lanza con la intención electoral de mantener a la clase media votando por el gobierno; los gremios industriales reciben en la Casa Rosada respuesta positiva a su pedido de una ley de defensa de la industria nacional; el Banco Central baja la tasa de interés, coincidiendo con el reclamo en el mismo sentido de la central industrial (UIA); en diversos sectores, como es el caso de bancarios, el gobierno ha aceptado aumentos superiores a la inflación esperada, cuya credibilidad se ha debilitado con su aumento en el primer trimestre del año. Este retroceso o flexibilización del gobierno en sus posiciones iniciales, si bien evita nuevos conflictos, también incentiva más protestas, al mostrar que el gobierno es sensible a ellas. Un año atrás el 1 de marzo de 2016, Macri convocaba al país al “Arte del Acuerdo” y un año después la misma fecha de 2017, lo hacía a polarizar frente al Kirchnerismo. Pero en lo inmediato, la respuesta de Macri ahora no será política sino económica. Aún a riesgo de alterar la política económica, buscará incentivar el gasto, el consumo y el crecimiento, buscando que la gente sienta una mejor economía cuando se realicen las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso), funcionando como una suerte de “pre-elección”.