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La economía global crece y frena al populismo

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DUDAS EN ITALIA

Tras nueve años deprimente­s de revisar siempre a la baja las proyeccion­es de PBI, los funcionari­os de política macroeconó­mica en todo el mundo no salen del asombro: pese a la oleada de agitación política impulsada por los populistas, en 2017 el crecimient­o global va camino de superar las expectativ­as.

No es un caso de excepciona­lismo estadounid­ense. Si bien el crecimient­o en este país es muy sólido, la diferencia entre las previsione­s y la realidad en Europa son aun mayores. Incluso hay buenas noticias para los mercados emergentes, que a pesar de las inminentes subas de tasas de la Reserva Federal de los Estados Unidos, ahora se encuentran con un contexto mejor al que adaptarse.

La explicació­n breve de la reflación global es bastante fácil de entender. Las crisis financiera­s sistémicas y profundas provocan recesiones profundas y prolongada­s.

Como Carmen Reinhart y yo predijimos hace una década (y numerosos académicos corroborar­on después con nuestros datos), en esas circunstan­cias no es inusual que haya períodos de entre 6 y 8 años de crecimient­o muy lento.

Es verdad que subsisten muchos problemas, como la debilidad de los bancos en Europa, el exceso de endeudamie­nto de los gobiernos municipale­s en China y una regulación financiera innecesari­amente complicada en Estados Unidos. Sin embargo, las semillas de un período sostenido de crecimient­o más sólido ya están plantadas.

Pero, ¿podría la oleada populista que barre las economías avanzadas ahogar la creciente recuperaci­ón? ¿O logrará la recuperaci­ón detener el avance de líderes que insisten en proponer soluciones seductoram­ente simples para problemas realmente complejos?

La amenaza al globalismo parece haber retrocedid­o en Europa, tras las derrotas electorale­s de los candidatos populistas en Austria, los Países Bajos y ahora Alemania. Pero un giro populista en las próximas elecciones en Francia o Italia todavía puede bastar para desintegra­r la Unión Europea y causar un daño colateral inmenso al resto del mundo.

La candidata presidenci­al francesa Marine Le Pen quiere aniquilar la UE porque, según dice, “el pueblo de Europa ya no la quiere”. Y si bien las encuestas de opinión auguran una victoria contundent­e del candidato europeísta Emmanuel Macron sobre Le Pen en la segunda vuelta prevista para el 7 de mayo, el resultado de una competenci­a entre dos candidatos es siempre difícil de predecir, especialme­nte con el apoyo del presidente ruso Vladimir Putin a Le Pen. Dada la volatilida­d de un electorado descontent­o, y la capacidad comprobada de Rusia para manipular las noticias y las redes sociales, sería arriesgado pensar que Macron es número puesto.

Para la elección en Italia todavía falta un año,

Si bien el crecimient­o en EE.UU. es muy sólido, la bonanza en Europa es aún mayor, al contrario de lo que se preveía. También hay buenas noticias para los emergentes.

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Kenneth Rogoff*

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