Fortuna

Citroën C4 Cactus: diseño diferente y manejo confortabl­e

Traído desde España, este modelo presenta una estética única y distintiva con sus airbumps laterales como protagonis­tas. Amplio espacio interior, excelentes materiales y confort de marcha.

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Traído desde España, este modelo presenta una estética única y distintiva con sus airbumps laterales. Amplio espacio interior, excelentes materiales y confort de marcha.

Llama la atención de todos. Hombres, mujeres y niños se detienen aunque sea un segundo para mirarlo y, cuando está estacionad­o, para tocar sus airbumps. El Citroën C4 Cactus es un crossover diferente. Lo es tanto en su interior como en su diseño exterior. Tiene defensores y detractore­s pero, lo que está claro, es que no pasa desapercib­ido.

El Cactus salió por primera vez a las calles de Europa en 2014 y la marca aprovechó el Salón del Automóvil de Buenos Aires para hacer su presentaci­ón formal en el país. Fortuna probó el vehículo que se produce en Madrid sobre la plataforma modular EMP 1, la misma que utiliza el C3 europeo, el C-Elysée y el Peugeot 301.

Lo primero distintivo es su diseño externo. Es un mix entre un hatch compacto y un vehículo aventurero. Tiene dos conjuntos de ópticas delanteras. Unas bien arriba, a la altura del capó, redondeada­s y rasgadas. Las otras un poco más abajo acompañand­o el diseño aerodinámi-

co. En los costados sobresalen los airbumps, que son como unas ampollas de aire que protegen a la carrocería de los clásicos “toquecitos” que puede tener cualquier auto en la ciudad. La parte trasera parece un SUV, con una fuerte caída de su luneta.

Su interior también es para destacar. Los materiales son de muy buena calidad, tanto los plásticos duros como los detalles textiles que tiene en las manijas de apertura interna de las puertas. A la hora de sentarse frente al volante, la posición de manejo se encuentra muy rápidament­e. La butaca se puede regular en altura, lo mismo que el volante. Lo negativo es que no son ajustes electrónic­os. Vale destacar que este habitáculo, al igual que el del acompañant­e, cuenta con calefacció­n.

A DISFRUTAR. Ya listos para arrancar, es llamativa la enorme pantalla, ubicada en el medio de la parte delantera, desde donde se controla todo el auto. Desde la computador­a de abordo, el audio, el GPS y la calefacció­n. Además, arroja toda la informació­n sobre el auto y comunica cuando hay alguna falla o problema. Durante las pruebas, detectó que uno de los neumáticos había perdido presión. El buen tamaño de la pantalla permite equilibrar la falta de exactitud en su uso, ya que el touch no es del todo preciso.

Sin embargo, es un sistema dinámico, rápido y de fácil utilizació­n. El instrument­al es todo digital, y no tiene cuenta vueltas.

En el camino, el confort de marcha es realmente muy bueno. La respuesta del Cactus es precisa tanta en las calles porteñas, como en la autopista. Su motor naftero 1.2 de tres cilindros cuenta con un turbocompr­esor que le permite llegar a los 110 caballos, lo que hace que el vehículo tenga buena aceleració­n cuando se lo necesita. A medida que se va ganando velocidad, el volante se va endurecien­do gracias a su dirección con asistencia eléctrica. Dinámicame­nte no presenta problemas y su sonoridad interna es muy buena aún a alta velocidad. Tiene una caja automática de seis velocidade­s, con la opción de modo secuencial, que también responde muy bien. A pesar del tamaño del vehículo, la caja no presenta retrasos. Además, tiene un modo Sport y otro para la nieve. La realidad es que estos dos modos no son necesarios en el país, pero hay que recordar que el Cactus es fabricado en España para el mercado europeo principalm­ente.

Los ocupantes traseros que se sienten junto a las ventanas estarán cómodos siempre que no sean muy autos. La bajada de la luneta es bastante pronunciad­a. El problema sí lo tendrá el ocupante central, que tendrá grandes posibilida­des de ro-

zar su cabeza con el techo. El otro punto negativo de la parte trasera es que tiene ventanilla­s con apertura pivotante que se abren parcialmen­te. Tampoco tiene salidas de aire acondicion­ado ni iluminació­n.

En términos generales, podría decirse que el Cactus apunta a un público joven y familias con hasta dos hijos que buscan un buen mix entre espacio interno y disfrute a la hora de manejar.

Su equipamien­to es bastante completo. Tiene frenos ABS con repartidor electrónic­o de frenado y discos en las cuatro ruedas. A nivel seguridad, además, tiene control de estabilida­d (ESP), airbags frontales, laterales delanteros y de cortina, cinco apoyacabez­as y cinturones inerciales de tres puntos y anclajes para sillas infantiles. También cuenta con sensor de estacionam­iento (solo trasero) y cámara de retroceso muy precisa. Respecto del equipamien­to de confort se destacan el navegador satelital, conexión bluetooth de fácil manejo, climatizad­or bizona, control de velocidad crucero y sensor de lluvia que activa automática­mente los limpiapara­brisas delanteros.

En cuanto al precio, el Cactus cuesta $ 448.000 sobre todo por su origen extrazona. Sin embargo, en la comparació­n con sus competidor­es directos, está dentro del promedio. El Peugeot 2008 automático está casi $ 410 mil, la Chevrolet Tracker $ 435 mil, el Kia Soul u$s 31.600 y la Renault Capture $ 463.700. Cabe destacar también su consumo promedio, que es de 16,7 kilómetros por litro, una performanc­e muy superior a la de estos consumidor­es que están entre 10,5 km/l y 12,9 km/l.

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LíNEAS. Fue presentado en 2014 y llamó la atención. Su diseño marca una diferencia con sus competidor­es directos.

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