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Claves para entender el mapa económico

Por qué, a pesar de que técnicamen­te se dejó atrás la recesión, las empresas deben mantener lo que tienen más que expandirse. La importanci­a de una baja generaliza­da de impuestos para que la economía se expanda más fuertement­e.

- POR DIEGO GIACOMINI*

Por qué, a pesar de que técnicamen­te se dejó atrás la recesión, las empresas deben mantener lo que tienen más que expandirse. La necesidad de bajar los impuestos.

De acuerdo con los números del Indec, el PBIcreció 0,3% en el primer trimestre del año, lo cual lo convierte en la primera cifra interanual en verde desde comienzos de 2016. En el análisis desestacio­nalizado contra el trimestre anterior, el primer trimestre de este año contra el cuarto del año anterior dio una suba del 1,1%, convirtién­dose en la tercera tasa positiva consecutiv­a, con lo cual la recesión quedó técnicamen­te en el olvido.

Esta variación positiva es la mayor de la Era Macri. La economía se estaría expandiend­o a un ritmo cada vez mayor.

Ahora bien, estos números de PBI del primer trimestre de 2017 implican que: ¿se inicia una trayectori­a temporal en la cual el crecimient­o económico se va a ir acelerando sucesivame­nte trimes- tre tras trimestre y las empresas tienen que ir pensando en planes de negocios expansivos para 2018? ¿Hay que pensar en invertir, ampliar la capacidad de producción y tomar gente en el futuro?

Lamentable­mente la respuesta a estas dos preguntas es negativa. De acuerdo a nuestro análisis, la mejor opción sigue siendo descontar tasas de crecimient­o moderadas, y en consecuenc­ia encarar planes de negocios precavidos y conservado­res.

La prioridad sigue siendo mantener lo que se tiene, y no la expansión. Más allá de la mirada excesivame­nte optimista de los dos primeros párrafos, la realidad es que la economía no está saliendo de la recesión con trayectori­a en forma de “V”. La actual salida

Para dinamizar los sectores que siguen sin crecer hay que bajar el gasto público, y para eso se necesita un Estado más chico.

de la recesión 2016 es apenas un poquito mejor que la salida de la recesión 2014, que tuvo lugar en 2015. Es un poco mejor en términos numéricos, ya que la expansión interanual del primer trimestre 2017 (+0,3%) es apenas mejor que el crecimient­o interanual del primer trimestre 2015 (+0,0%). Pero, además, es “un poco” de mejor calidad, ya que la recuperaci­ón de 2017 está basada en la inversión, mientras que la de 2015 estuvo basada en el consumo público.

En palabras coloquiale­s, la actual recuperaci­ón no es vigorosa, sino suave y lenta. Tampoco es homogénea, sino que está muy sectorizad­a. O sea, la recuperaci­ón está traccionad­a por pocos sectores. Primero y principal, el campo (+4,3%), que a su vez tracciona al transporte y las comunicaci­ones (+3,7%). Luego el sector inmobiliar­io (+2,7%) y el financiero (+2,4%). Del otro lado hay varios sectores que siguen con comportami­entos negativos como la industria manufactur­era (-2,2%); comercio (-0,9%) y mineras y canteras (-5,4%).

Lo que puede apreciarse es que los sectores ganadores enfrentan un rasgo en común: a todos se les ha bajado la presión tributaria, lo que permitió desahogar al sector privado, incentiván­dolo a invertir para producir más, es decir crecer. Al campo se le sacaron dos impuestos, las retencione­s y el cepo. Al sector inmobiliar­io se les quitó el impuesto del cepo, eliminándo­le la regulación que impedía que hubiese transaccio­nes económicas. Paralelame­nte al sector financiero se le removieron dos impuestos, el cepo y el default.

Los números y la performanc­e del PBI dejan la siguiente enseñanza: sólo con una baja generaliza­da de impuestos todos los sectores económicos comenzarán a recuperars­e y la economía se expandirá más vigorosame­nte recuperand­o el sendero del crecimient­o.

En pocas palabras, tiene que haber una baja generaliza­da importante de impuestos, no necesariam­ente one shot pero sí con un cronograma preestable­cido por ley, para cambiar el chip y pasar del actual escenario signado por planes de negocios conservado­res hacia un escenario con planes de negocios expansivos.

Dado el déficit fiscal financiero (con intereses) proyectado para 2017 (7,5% del PBI), antes de la baja de impuestos tiene que haber una mayor reducción del tamaño del Estado y del gasto público mayor. Y el problema es que nadie quiere discutir el tamaño del Estado y la reducción del gasto público.

Sin discutir reducción de gasto y disminució­n del Estado, creemos que en el escenario más ambicioso el gobierno nacional podría intentar bajar el gasto -2%, lo que permitiría reducir la presión fiscal alrededor de 1 punto porcentual por año. Un alivio ultra light que no sirve para impulsar la inversión privada, el empleo y el crecimient­o “en serio”.

RADIOGRAFI­A.

■ 1- Crecimient­o: Para crecer sostenidam­ente con generación de empleo genuino y mejora del poder adquisitiv­o del salario hace falta acumular capital, o sea inversión privada. El sector privado está ahogado, no gana dinero, entonces no invierte. Todos coinciden en que hay que bajar los impuestos. Pero antes hay que bajar todavía más el gasto para reducir el déficit récord; y endeudarse y emitir menos. O sea, para crecer se necesita un Estado más chico.

■ 2- Inversión: Es el motor del crecimient­o y el empleo. La inversión que genera crecimient­o es privada. Para que esta exista, las empresas tienen que ganar

El sector privado está ahogado, no gana dinero; entonces, no invierte. Y la inversión es el corazón del crecimient­o.

dinero. Tenemos un gasto y una presión tributaria 15 y 11 puntos porcentual­es mayor al promedio de la región. Un déficit y un costo de capital del doble o triple de la región. Las peores regulacion­es laborales y al comercio exterior. A las empresas les conviene invertir en los países vecinos.

■ 3- Obra Pública: No sirve como motor de crecimient­o macroeconó­mico. La obra pública sirve sólo si impulsa la inversión privada.

■ 4- Déficit Fiscal: Es la madre de todos los problemas. Se financia con deuda que paga intereses que crecen año a año. O sea, importa el déficit financiero, no el primario que es el que mira el gobierno. Si a Dujovne le sale todo bien y cumple sus metas, el déficit financiero del Estado nacional terminará en 5,9% del PBI en 2019; similar al que dejó Axel Kicillof. Para crecer en serio y generar empleo necesitamo­s un déficit bastante más bajo.

■ 5- Reforma Tributaria: Como nadie discute el tamaño del Estado y del gasto, creemos que en el escenario más ambicioso el gobierno nacional podría intentar bajar el gasto dos puntos porcentual­es, lo que permitiría bajar la presión fiscal alrededor de 1 punto porcentual por año. Un alivio ultra light que no sirve para impulsar la inversión privada, el empleo y el crecimient­o “en serio”.

■ 6- Empleo: el empleo privado creció +0% en 2012/2016. No hay creación de empleo privado porque las empresas no pueden ganar dinero, ergo no invierten y no crean nuevos puestos de trabajo. El empleo público aumentó 12% en 2012/2016, lo cual implica más gasto público, más impuestos y más déficit.

■ 7- Salarios: Sin crecimient­o económico, sin inversión privada, sin mejoras de la productivi­dad y sin creación de empleo que incremente la demanda en el mercado laboral, el poder adquisitiv­o de los salarios sólo puede caer. Y todo esto es lo que pasa en Argentina en 2012/2016. No hay magia.

■ 8- Pobreza: La pobreza está en torno al 30% hace 30 años. No sorprende, es consecuenc­ia de tener la peor dinámica de crecimient­o de PBI per cápita de la región. En los últimos seis años cayó 7%. La pobreza estructura­l no se arregla con más Estado y asistencia­lismo. Todo lo contrario, se arregla con más inversión privada, para lo cual se necesita Estado más chico, menos gasto e impuestos.

■ 9- BCRA e Inflación: el Banco Central es lo mejor de Cambiemos. Por primera vez tenemos un Central “normal” alineado con la teoría y la evidencia económica que concibe a la inflación como un fenómeno estrictame­nte monetario que se vence sólo con política monetaria. Si sigue con política contractiv­a, va a bajar la inflación a menos de 1% mensual. Va a terminar el año en línea con la meta de 2018 que tiene techo de 12%. Pero sólo no puede. Hay que ayudarlo cambiando la política fiscal. En el Presupuest­o 2018 no tiene que haber más adelantos transitori­os. Las metas fiscales de 2018 y 2019 hay que sobrecumpl­irlas para ayudar al BCRA a bajar la inflación al 5% anual hacia final del mandato.

CONCLUSIÓN. El tibio avance del nivel de actividad está apuntalado por pocos sectores a los que se les bajaron los impuestos. Para dinamizar los restantes hay que bajar el gasto público, y para eso se necesita un Estado más chico.

Queda en evidencia que la intervenci­ón del sector público es la que detiene el nivel de actividad, impidiendo la generación de crecimient­o genuino del sector privado. Sin embargo, el sector público también está contribuye­ndo positivame­nte al crecimient­o por el lado de la actividad de la construcci­ón al registrars­e importante­s crecimient­os en la obra pública tanto a nivel nacional como a nivel provincial.

El acotado crecimient­o esperable para este año (+1,8% según nuestras expectativ­as) no escapa del comportami­ento tipo “ciclo político” que perpetúa el estancamie­nto y no mejora estos indicadore­s. No es posible que el empleo y los salarios crezcan sostenidam­ente sin un avance acorde de la inversión productiva que estimule la oferta y la demanda de empleo por parte del sector privado.

Sin una corrección de los problemas fiscales de fondo y con un sector privado asfixiado, Argentina tiene bajas posibilida­des de volver al sendero de crecimient­o.

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