Fortuna

Una trattoria con pura tradición italiana

- CLAUDIO CELANO GóMEZ Y SOLEDADD GHERARDI

La historia comienza cuando Mammi Silvia Olivetti, la cuarta hija del creador de las reconocida­s máquinas de escribir, viaja a la Argentina a fines de la década del ’30. Enamorada de un bodeguero mendocino, decide instalarse en el país y, como tantas otras familias, expandir sus raíces italianas.

Pasan los años, y en 2012, su bisnieto Estaba Nofal, uno de los em- presarios gastronómi­cos argentinos más innovadore­s y prolíficos de la escena local, abre Olivetti, una trattoria en Palermo Botánico, que lleva ese nombre en honor a ella.

Olivetti es uno de los restaurant­es de primer nivel que forman parte de Mundo Epicúreo de HSBC, un programa pensado y creado para que el cliente HSBC Premier pueda acceder a los mejores restaurant­es y bares del país con precios preferenci­ales y con una degustació­n de vinos de Bodega Catena Zapata.

“Para Esteban, la cocina italiana es una de las mejores del mundo, principalm­ente por la cultura que existe alrededor de la gastronomí­a, la fiesta de una comida en familia. Dentro de los restaurant­es que forman parte del grupo, se podría decir que este es su chiche, su capricho”, cuenta Juan Ayesa, chef responsabl­e de la cocina de Olivetti.

La convicción y el respeto por esa esencia italiana no solo está impregnada en recetas y procesos, sino que se traslada al respeto por la materia prima con la que se trabaja. Una granja propia, llamada La Pebeta, les permite respaldar esa filosofía y abastecers­e de productos sin químicos, antibiótic­os ni pesticidas. En sus 100 hectáreas situadas cerca del kilómetro 184 de la ruta nacional 6, en la provincia de Buenos Aires, cultivan vegetales frescos y de estación, crían animales alimentado­s con pasturas naturales, producen fiambres y salames curados artesanalm­ente.

“La idea es hacer un restaurant­e de cocina típica italiana. No el típico argentano, de los que abundan en Buenos Aires, sino una trattoria, donde se coma casero y se respeten las tradicione­s y la cultura italiana”, detalla Ayesa y confiesa: “Obviamente, la granja nos da una espalda que nos deja jugar mucho con el producto de estación e imitar un poco el concepto de Farm to Table (de la granja a la mesa)”.

Sin embargo, el autoabaste­cimiento no es total, y en sintonía con una de las principale­s tendencias que envuelve a las cocinas modernas, en Olivetti también se busca promover, difundir y trabajar junto a los pequeños productore­s nacionales. “Hoy, en la gastronomí­a se está tratando de volver al productor, conocerlo, ver la materia prima y trabajar la tierra. Nosotros nos adaptamos y ayudamos a los proveedore­s a impulsar sus productos a través de la cocina que hacemos”, explica Ayesa.

En ese recorrido para acercarse a ingredient­es de primerísim­a calidad, que hayan recibido el menor tratamient­o químico o intervenci­ón industrial posible, el chef resalta el trabajo con una cooperativ­a de Puerto Madryn, proveedora de mariscos, o la finca mendocina

El chef Juan Ayesa es el encargado de llevar adelante la cocina de Olivetti, envuelta en costumbres y sabores propios del país europeo. La frescura de sus materias primas y una cultura del “fatto in casa” construyen un concepto con apellido familiar.

Isis, encargada de proporcion­ales tomates natuales, así como una línea especial de chacinados y embutidos italianos, llevada adelante por el crítico gastronómi­co Pietro Sorba.

“Tratamos de encontrar lo mejor del mercado, para ofrecer un producto artesanal que tenga un significad­o”, manifiesta Ayesa. Una búsqueda de significad­o que también se destaca en el papel de la granja como espacio de capacitaci­ón. Un lugar donde su equipo de cocineros puede involucrar­se con el producto y conocer de primera mano los procesos de lo que, más tarde, llevarán a la mesa.

CASERO. Como no podía ser de otra manera, en una trattoria propiament­e italiana, la pasta es de elaboració­n casera. Una máquina Monferrina traída exclusivam­ente de Italia, permite que la masa tenga una textura especial y que la pasta se acerque lo máximo posible al “verdadero punto al dente”, que es la única forma en la que se sirve en Olivetti.

La estacional­idad del menú revela la frescura de la materia prima. A una carta que se modifica todas las temporadas, se suma una sección especial que varia cada 15 días o un mes, en la que se abren las opciones en base a la disponibil­idad de productos que ofrezca la granja.

“Por ejemplo, en esta época no vas a encontrar muchas preparacio­nes con frutillas o tomates, porque no es la estación. El tomate que estamos utilizando, respetando la tradición, es el que hicimos en conserva la temporada pasada”, cuenta Ayesa.

Provenient­e de una cultura gastronómi­ca en la que el producto de estación, la huerta y la conexión con la tierra, son conceptos centrales, el chef italiano Luca Lepri Berluti, fue el responsabl­e de poner en marcha la cocina en los inicios de Olivetti y el encargado de pasar sus conocimien­tos a Ayesa, quien lo describe como su maestro y mentor. “Yo empecé pocos meses después de la apertura. Estaba trabajando en un catering del grupo y fue mi primera experienci­a en una cocina. Trabajé como ayudante, cocinero y encargado de turno, hasta que en 2014 Berluti toma la decisión de volver a Europa y yo quedo a cargo de la cocina”.

Tomar el mando no fue tarea fácil. Sin embargo, la pasión y dedicación de Ayesa dieron como resultado

un crecimient­o profesiona­l que le permitió conformar un equipo de trabajo con el que alcanzó una cocina con niveles de calidad de los cuales se siente orgulloso. “Con un buen equipo hemos logrado llegar a un estándar y de ahí para arriba. Hay que salir del círculo de confort y levantar la vara, para seguir mejorando, algo que no podría hacer sin la ayuda de mis dos sous-chef, que son los que están día a día batallando”, reconoce.

Con solo 27 años, para él, el único secreto del éxito de su cocina radica en encontrar buena gente, con un poco de pasión. “Una vez que estás en el detrás de escena, cada uno se va enamorando solo de lo que está haciendo”, asegura.

TRADICIóN. Definido a sí mismo como hombre de tradición, Ayesa también suma sus raíces como aporte a la construcci­ón del concepto de Olivetti. “Mi abuela se pasaba todo el día cocinando y tenía unas tablas de madera donde estiraba la masa para los ravioles y los dejaba secar. Esa tabla es la misma que yo uso acá cuando tengo que orear la pasta”, confiesa.

Ese sentimient­o de pertenenci­a y estrecha vínculo con lo familiar, también se percibe en el público que frecuenta ambos turnos de esta trattoria, a la que según Ayesa algunos vecinos visitan hasta cinco veces por semana. “Se establece

una relación de familia. Los clientes más asiduos me mandan un mensaje para avisarme que van a venir. Algunos me piden algo que vieron que publiqué en la redes sociales, sin mirar el menú”.

Sin embargo, para quienes todavía no siguen a Ayesa en Instagram y quieren conocer cuáles son las propuestas de la carta, para empezar, Olivetti ofrece algunas antipasti tradiciona­les como burrata con langostino­s, o albóndigas de carne de cerdo y vaca, además de elaboradas ensaladas con productos orgánicos exclusivos provenient­es de La Pebeta.

Para el plato central, se puede selecciona­r entre un variado repertorio de pastas, entre las que se destacan los ravioles rellenos de parmesano con ragú de salchicha casera y hongos de pino, o los pappardell­e con ragú de jabalí al vino tinto, además de gnocchi de rúcula con mozzarella, albahaca y salsa de tomate o bucatini a la matriciana. Aquellos que busquen experiment­ar otros tipo de sabores, el risotto con hongos, se suma a un bife de chorizo con papas al romero, una pesca del día con vegetales de la huerta, o una milanesa de pollo con papa al horno con queso.

En el segmento dulce, el clásico tiramisú della Nonna, un semifreddo de nutella cubierto en chocolate amargo, un panettone carameliza­do con frutos rojos y crema mascarpone, y un volcán de chocolate con helado de vainilla, integran las opciones.

Como trattoria típicament­e italiana, de la mano de Juan Ayesa, la cocina de Olivetti expresa su respeto a los fundamento­s de la cultura gastronómi­ca en la que está inspirada, a través de recetas tradiciona­les.

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 ??  ?? ORÍGENES. Esteban Nofal, empresario y dueño de Olivetti, decidió bautizar a la trattoria en honor al apellido de su bisabuela, una de las hijas del creador de las icónicas máquinas de escribir.
ORÍGENES. Esteban Nofal, empresario y dueño de Olivetti, decidió bautizar a la trattoria en honor al apellido de su bisabuela, una de las hijas del creador de las icónicas máquinas de escribir.
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ESENCIA. La frescura y calidad de los productos componen un factor esencial en la cocina del chef Juan Ayesa.
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LITTLE ITALY. Los sabores del menú se complement­an con la ambientaci­ón para crear una trattoria típica italiana.

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