Fortuna

A favor de las empresas, pero con gusto a poco

Cambios en la buena dirección, pero que se quedan a mitad de camino. Además,hay economías regionales perjudicad­as.Todo el paquete depende de un recorte en los aumentos a jubilados que financie las pérdidas de la Nación y las provincias.

- GUSTAVO GARCíA

Por qué la reforma impositiva tiene cambios en la buena dirección pero se queda a mitad de camino. Además, hay economías regionales perjudicad­as.

REFORMA IMPOSITIVA

La estrategia, el espíritu de la reforma impositiva que propone el Gobierno es clara: desgravar a la empresa para estimular el crecimient­o de la actividad económica, y gravar al empresario, y al resto de la sociedad, como personas físicas. Todo en aras de ganar ímpetu productivo, pero evitando al mismo tiempo desfinanci­ar al Estado en un escenario de fuerte déficit fiscal.

Por ahora, compensar es el verbo que más se viene conjugando en las oficinas del Ministerio de Hacienda. El doble juego de aliviar a unos de la presión fiscal y recargar a otros, que a veces resultan ser el mismo contribuye­nte, lleva a que en algunas provincias se recorte Ingresos Brutos, pero se suba el Inmobiliar­io.

La Nación, en cambio, ha definido que todo lo que deje de recaudar por Ganancias, aportes patronales o el impuesto al cheque, lo recuperará por otra boca: el del sistema previsiona­l. Si el Ejecutivo cambia la fórmula para incrementa­r los haberes, si deroga el esquema de dos aumentos por año y lo reemplaza por un ajuste por inflación, podría ahorrarse un 10% en ese terreno.

Así las cosas, en medio de este rebalanceo, cabe preguntars­e cuán necesaria es la reforma si el objetivo es darle mayor dinamismo al sector productivo. Qué tipo de esquema impositivo tenemos actualment­e, qué lógica impera y qué beneficios traería para la economía llevar adelante un cambio que, si bien no es de raíz, asoma sustancial.

“Tenemos el peor sistema impositivo del mundo. La presión fiscal es altísima, de las más elevadas en el planeta, tanto que estamos en el puesto 138 del ranking de la OCDE.

Somos el cuarto país con mayor evasión fiscal, con un esquema tributario muy deficiente que penaliza a los que menos tienen”, le explica a FORTUNA el tributaris­ta Ezequiel Passarelli.

Según el experto, “es un largo camino a recorrer y es una iniciativa positiva por parte del Gobierno. Creo que es la primera vez que desde el Gobierno se impulsa una reforma impositiva semejante. Es verdad que se queda a mitad de camino, no es una reforma profunda. Por ejemplo, se había hablado de que tal vez el IVA podría bajar del 21 al 18%, pero ni siquiera se lo toca”.

Una vez más, queda claro el objetivo del Gobierno. “La idea de este proyecto es impulsar a las empresas y el sector productivo, y en su lugar gravar a las personas físicas –dice Passarelli. Falta avanzar mucho más en lo que es la reforma impositiva, pero entiendo que el Gobierno avanza poco a poco y no quiere desfinanci­ar al Estado”.

En la teoría, lo que impulsa el Gobierno ha generado discusión, pero queda claro igualmente el sentido de la reforma. Es en el terreno de lo práctico, en el supuesto impacto positivo que las medidas podrían tener sobre la actividad productiva, donde radica la incertidum­bre.

“Creo que las modificaci­ones, más allá de lo que luego quede tras el paso del proyecto por el Congreso, no servirán para vigorizar demasiado la economía”, subraya a esta revista Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de la consultora Orlando Ferreres y Asociados.

Y agrega: “La reforma tendrá un impacto muy marginal en materia de resultados. Sobre todo no habrá grandes cambios en el corto plazo. Es cierto que a mediano y largo plazo algunas de las variantes presentada­s pueden ser buenas, tal el caso de la reducción de Ganancias en cuatro años del 35 al 25% para estimular lo que es la reinversió­n de utilidades. Igualmente, pese a todo lo anunciado, uno ve que el impacto de la reforma impositiva será muy chiquito”.

En la óptica del IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal), la principal caracterís­tica de la reforma es el gradualism­o. “La propuesta se anticipa modesta en lo que respecta a la reducción de presión tributaria efectiva global que se espera lograr dado que se ha dicho que tendría un costo fiscal de 1,5 puntos porcentual­es del PBI para cuando esté completa, que se sumarían a los 2 puntos de reducción verificado­s en los primeros años de la actual gestión”.

El gradualism­o a ultranza arroja dudas sobre el resultado final de este proceso que, a simple vista, asoma débil si lo que se busca lograr es un cambio radical en la estructura. Tal como lo ve Spotorno, “esto ya es super gradualism­o, es demasiado. Si el impacto de la reforma en el sistema será de 1,5% del PBI en cinco años, a este ritmo será difícil que la economía vea beneficios, crezca y permita superar el rojo fiscal”.

El núcleo duro de la propuesta radica en la reducción de Ganan-

“Tenemos el peor sistema impositivo del mundo. La presión es altísima y somos el cuarto país con mayor evasión”, dice Passarelli.

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La reforma impositiva del presidente Macri depende del apoyo de los gobernador­es, que deben recortar Ingresos Brutos en sus provincias.
ACUERDO. La reforma impositiva del presidente Macri depende del apoyo de los gobernador­es, que deben recortar Ingresos Brutos en sus provincias.
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