CON GUSTO A POCO
Luego del triunfo en las elecciones legislativas de medio término, el presidente Mauricio Macri aprovechó el envión político y presentó un paquete de reformas con el propósito de consolidar un ambiente de negocios más atractivo para las inversiones, tanto internas como externas.
Si el cristinismo, como fase superior del kirchnerismo, apostaba solo al consumo, el macrismo coloca a la inversión como el punto de partida para un crecimiento sustentable.
Las reformas han sido, en general, bien recibidas por los actores económicos, aunque no son pocos quienes esperaban propuestas más osadas, en especial en cuanto al recorte del gasto público y a un alivio en la carga fiscal, que abruma a las empresas y a los ciudadanos que pagan los impuestos.
“Argentina sigue cazando en el zoológico”, dice Federico Tomasevich, el presidente de Puente, en la nota de tapa de esta edición.
La entrevista a Tomasevich es muy interesante. Él trasciende el ámbito de sus negocios y observa que la economía real sufre con una tasa de interés demasiado alta y con la excesiva presión fiscal.
Hasta ahora, el único instrumento del gobierno para hacer frente a la inflación ha sido el manejo de la tasa de interés. Pero, esa receta no ha servido para cumplir con las metas fijadas por el propio Banco Central.
Es cierto que la inflación bajó con relación al año pasado, pero sigue siendo demasiada alta. Y la estabilidad económica —que es moneda corriente en la inmensa mayoría de los países, incluidos nuestros vecinos— es uno de los reclamos de los inversores. Nadie quiere invertir en un país que no puede controlar sus precios internos.
Estuve la tercera semana de noviembre en Colombia. Allí, ni los empresarios ni los ciudadanos comunes logran entender que convivamos con el 22/24 por ciento de inflación anual.
La pregunta es cómo hacen ellos para mantenerse en el 5/6 por ciento anual. Los instrumentos que utilizan son variados, entre ellos un Estado que defiende la competencia, incluso con productos importados.
Bien mirada, la reforma impositiva acordada con los gobernadores descansa en los cambios previsionales, que se limitan a modificar la fórmula para actualizar las jubilaciones y pensiones.
El objetivo de esta acotada reforma previsional es pagar menos a jubilados y pensionados.
Prácticamente todo el dinero que se ahorre del presupuesto de 2018 irá a parar a las manos de los gobernadores, que, de esa manera, podrán compensar las pérdidas por las rebajas en Ingresos Brutos, uno de los impuestos más distorsivos.
Pero, ¿no sería mejor que tanto los gobernadores como la Nación comiencen las reformas recortando gastos innecesarios? Por ejemplo, ese invento argentino de las PASO o la acumulación de cargos inútiles. La lista es tan larga que no hace falta ser muy imaginativos.
La Argentina volvió al mundo tras años de aislamiento. Pero, los inversores se quejan del peso del Estado, la carga fiscal y la inflación.