La nueva grieta: shock versus gradualismo
La consolidación del poder político de Macri parece ir en contramano del poder económico ya que tiene que negociar interna y externamente para avanzar más fuertemente o ser gradual en los cambios.
La consolidación del poder político de Mauricio Macri parece ir en contramano del poder económico, donde tiene que negociar interna y externamente para avanzar en sus reformas.
LA ECONOMíA QUE VIENE
Los equipos técnicos del recién electo presidente comenzaron a debatir propuestas para enfrentar la pesada herencia del kirchnerismo. El debate terminó aglutinando las opiniones en dos grupos. Por un lado, los partidarios de un shock de ajuste en el campo fiscal y el cambiario. Por el otro lado, los partidarios del gradualismo.
Ambos planteos partían de la hipótesis que para asegurar la gobernabilidad en los dos años finales de la gestión presidencial no había otra opción que triunfar en las elecciones de octubre 2017, postergando todas aquellas decisiones que pudiesen atentar contra ese objetivo.
En repetidas oportunidades el gobierno reconoció y dio marcha atrás en medidas de política económica altamente conflictivas, aun cuando ello implicase el calificativo de impericia o incapacidad gubernamental. El gobierno tenía muy en claro que si en las elecciones de medio término era derrotado por el kirchnerismo sería muy difícil la gobernabilidad.
En los primeros meses de gestión la estrategia económica del gobierno estuvo más cerca del shock que del gradualismo. Ejemplos son la decisión de unificar el mercado cambiario que dio lugar a una devaluación del 60% y la propuesta inicial de un cuadro tarifario con aumentos del 500% en las tarifas energéticas. El gobierno preocupado por la desilu- sión y tensión social que estaban provocando comenzó a salir gradualmente en el segundo semestre de 2016 de la estrategia de shock hacia una de corrección gradual.
Macri y su mesa chica de asesores asociaron el shock de ajuste a una potencial derrota electoral en las elecciones de octubre de 2017 y por ese motivo lo descartaron y decidieron hacer los cambios necesarios en el equipo económico para ser funcional con ese objetivo.
La política cambiaria está comenzando a ser vista como el costado más débil y que preocupa, incluso más, que las cuentas fiscales.