Fortuna

Jorge Colina

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El sistema previsiona­l exige reformas más integrales.

HABERES JUBILATORI­OS

La modificaci­ón de la regla de movilidad de los haberes previsiona­les es necesaria. Sin embargo, la situación del sistema previsiona­l y sus perspectiv­as futuras demandan un replanteo más general y profundo. Seguir eludiendo una reforma previsiona­l integral tiene asociado altos costos sociales y económicos cuyas magnitudes crecen de manera exponencia­l con el tiempo.

Desde marzo de 2009 los haberes previsiona­les se actualizan semestralm­ente en base a una fórmula que combina, en partes iguales, el aumento de las remuneraci­ones de los asalariado­s registrado­s (índice RIPTE) y de la recaudació­n tributaria con destino a ANSES. Esta fórmula quedó cuestionad­a. Por un lado, porque se cambiaron las fuentes de financiami­ento tributario de la ANSES. Por el otro, porque al tomar variacione­s nominales con mucho rezago temporal, cuando se aplica en escenarios de descenso de la inflación genera aumentos en términos reales de las jubilacion­es difíciles de financiar.

Para enfrentar esta situación el oficialism­o y la oposición acordaron en el Congreso sustituir esta regla por otra que tome como base en un 70% el Índice de Precios al Consumidor y en un 30% las remuneraci­ones de los asalariado­s registrado­s (índice RIPTE). El cambio motiva interrogan­tes y polémicas.

Analizar la evolución del haber medio corregido por inflación en lo que va del presente siglo brinda elementos objetivos que permiten eva- luar la pertinenci­a de esta reforma. Según informació­n publicada por la Secretaría de Seguridad Social se observa que:

■ Entre 2000 y 2001 el haber medio era $8.700 medido a precios actuales.

■ En el período comprendid­o entre 2002 y 2008 el haber promedio cayó a $7.200 a precios actuales.

■ Entre 2009 y 2017 el haber medio subió a $9.600 a precios actuales. Estos datos muestran la alta volatilida­d en el valor real de los haberes previsiona­les. A partir de 2002 se produjo una enorme licuación real a través del manejo arbitrario de los aumentos nominales de haberes en un escenario de alta inflación. Se trató de un ajuste fiscal que se financió contrayend­o deuda con los jubilados que la contabilid­ad pública no registró como tal. A partir de 2009, fallos adversos de la Corte Suprema hicieron que se adoptara la regla de movilidad hoy vigente. Más recienteme­nte, con la ley de Reparación Histórica se procura cancelar el pasivo acumulado por la falta de movilidad. Estos factores explican la recuperaci­ón del poder de compra de las jubilacion­es.

El manejo discrecion­al de la movilidad hasta 2008 generó un superávit fiscal ficticio que fue la base del modelo económico prevalecie­nte en aquella época. Bajo esta aparente abundancia de recursos se regalaron más de 2 millones de jubilacion­es sin aportes y se crearon una gran cantidad de regímenes especiales con condicione­s de privilegio. Estas políticas no responsa-

Seguir eludiendo un cambio completo tiene asociado altos costos sociales y económicos, cuyas magnitudes crecen de manera exponencia­l con el tiempo.

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Jorge Colina*

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