EL FELIZ FIN DE AñO DE MACRI
Luego de un año muy intenso, dominado por una larguísima dinámica electoral, el presidente Mauricio Macri puede encarar el 2018 con las reformas económicas que pretendía y que, según él, darán el tono de su gobierno.
Un hecho clave fue su triunfo en las elecciones legislativas de octubre, que le permitieron encarar primero un pacto fiscal con los gobernadores y luego lograr la aprobación del Congreso a sus proyectos.
El respaldo parlamentario no fue tan fácil como se pensaba luego de la victoria de octubre.
La reforma previsional —en especial, su recorte del aumento previsto para jubilados, pensionados y beneficiarios de planes sociales— fue duramente debatido en Diputados, incluso con criticables desbordes violentos.
Esos desbordes por parte de la oposición se dieron en sintonía con otra violencia aún más preocupante, que fue ejercida fuera del recinto por grupos minoritarios aunque bien organizados, que mostraron novedosas tácticas para enfrentar a las fuerzas de seguridad.
Macri logró, finalmente, aprobar el recorte previsional, que, en realidad, financia el pacto fiscal con los gobernadores; por ejemplo, la caída en los ingresos provinciales por la tan esperada reducción del impuesto a los Ingresos Brutos.
Sin embargo, el gobierno debería tomar nota de las encuestas que indican que el 85 por ciento de los entrevistados tiene una opinión negativa de esa reforma: el 55 por ciento considera que es mala e innecesaria y el 30 por ciento que es mala aunque necesaria.
La apuesta del gobierno es que las reformas funcionen y apuntalen la recuperación de la economía hasta convertirla en un crecimiento franco, que supere los indicadores de 2015, el último año de Cristina Kirchner en el gobierno.
En la nota de tapa de esta edición de FORTUNA, la mayoría de los economistas y analistas consultados coincide en que la economía crecerá entre un 3 y un 4 por ciento en 2018, con lo cual se rompería el melancólico esquema inaugurado a principios de esta década, compuesto por la expansión durante l os años electorales seguido por la depresión en los años pares.
El oficialismo se entusiasma con una serie sostenida de crecimiento, durante dos décadas, como ha dicho el presidente Macri con la grandilocuencia que nos caracteriza.
Sin embargo, los dirigentes de la oposición sostienen, aunque se cumplan, esas cifras no alcanzan para una sociedad que, en su llaga más visible, tiene un 30 por ciento de pobres. Además de un gravísimo déficit fiscal y una notoria falta de productividad en varios sectores.
Todo eso es cierto, pero, con su triunfo electoral de medio término y la aprobación de sus reformas, Macri ha tenido mucho para festejar el fin de año. También la Argentina: no habrá progreso sin un gobierno que pueda gestionar.
El Presidente tiene mucho para festejar en el inicio de un año decisivo para que el país retome un crecimiento sustentable.