RESPALDO AL GRADUALISMO
El respaldo al gradualismo tanto de la titular del FMI, Christine Lagarde, como de la calificadora de riesgo Standard and Poor´s parece haber saldado en favor del gobierno el debate con un sector de los economistas locales, partidarios de una política de shock.
Obviamente, todo dependerá de la eficacia del plan económico, que para Standard and Poor´s se concentra en “la disponibilidad de financiamiento para los dos grandes déficits gemelos, el fiscal y el externo, que dependerá de factores que están fuera del control del país”.
Para esta calificadora, la Argentina podrá seguir financiándose este año y el próximo, aunque advirtió que si las condiciones cambian, el gobierno tendrá que “mejorar el déficit primario de manera mucho más rápida”.
Sin embargo, si aparecen esos nubarrones, el gobierno bien podría acceder a un auxilio del FMI, como dio a entender Lagarde aunque luego de aclarar que no había viajado al país para negociar ningún préstamo sino solo para participar de una reunión de ministros en el marco del G-20.
“Los ortodoxos pueden argumentar que hay que ir más rápido. Pero en la medida en que se logre bajar el déficit el 1 por ciento por año será un gran logro”, dijo Lagarde al respaldar la política económica del presidente Mauricio Macri.
Lagarde agregó que el gobierno está haciendo lo que puede, en función de las restricciones que plantean la economía y la sociedad.
Y le está yendo muy bien a juzgar por los resultados de las elecciones legislativas de octubre y por los números de los sondeos, que consideran que la reelección de Macri es el escenario más probable para 2019.
Pero, todavía falta mucho. Los últimos números del INDEC sobre la evolución del PBI el año pasado reflejan con claridad un cambio fundamental desde diciembre de 2015: la inversión pasó a liderar el crecimiento (11,3 por ciento) en lugar del consumo (3,3 por ciento), en contraposición a lo que sucedió durante buena parte del kirchnerismo, cuando el consumo interno era el principal motor de la economía.
Tal como evaluó la consultora Ecolatina, “esta nueva configuración implicará una trayectoria más sostenible para el crecimiento, pero, a la vez, con movimientos más acotados (tasas de expansión menores) y menos visibles en la calle”. El “crecimiento invisible” que mencionó Macri en la apertura de sesiones del Congreso.
¿Impactará esta languidez del consumo en el voto de 2019?
En 2015, el oficialismo logró sustraer a la economía del escenario electoral; profundizó la grieta y convirtió a los comicios en una suerte de plebiscito entre el futuro y el pasado.
La apuesta del gobierno es que el crecimiento se haga más visible el año próximo. Si eso no ocurre, tendrá que sacar nuevos conejos de la galera y evitar que el peronismo se unifique detrás de una candidatura atractiva.
Si la economía no seduce, habrá que volver a la política.
La apuesta del gobierno es que el crecimiento se haga más visible el año próximo.