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El país está creciendo, pero todavía no alcanza

El nivel de actividad llegó a su pico histórico y el PBI aumentó el 2,9% pero aún es temprano para hablar de un retorno al crecimient­o genuino. Qué es lo que falta y cuáles podrían ser las soluciones.

- POR DIEGO GIACOMINI*

El nivel de actividad llegó a su pico histórico y el PBI aumentó el 2,9% pero aún es temprano para hablar de un retorno al crecimient­o genuino. Qué falta y cuáles podrían ser las soluciones.

De acuerdo con los datos publicados por el Indec, el nivel de actividad se expandió 3,9% interanual en el cuarto trimestre del año pasado, con lo cual el PBI terminó con una suba de +2,9% en 2017. En este escenario, se acumulan seis trimestres consecutiv­os de subas trimestral­es y en consecuenc­ia el PBI(d es estacional izado) ya supera el nivel de los años previos. Es decir, el nivel de actividad está en su pico histórico.

¿Dado que el nivel de actividad se encuentra en su pico histórico, se puede asegurar que Argentina ha logrado recuperar el sendero del crecimient­o perdido? De acuerdo con nuestro análisis, todavía es muy prematuro para hablar de crecimient­o. Que haya aumentos del nivel de actividad y variacione­s positivas del PBI obviamente es muy positivo, pero no significa que Argentina haya vuelto al sendero del crecimient­o.

Sin embargo, crecimient­o es mucho más que variacione­s positivas del PBI. Crecimient­o es un aumento sostenido del PBI per cápita en el largo plazo, y la Argentina está lejos, al menos por ahora, de entrar en esa dinámica. Los números son contundent­es. Por un lado, muestran una mejora en el nivel de actividad, pero por el otro vislumbran que no estamos cerca de recuperar el sendero del crecimient­o perdido. El PBI del cuarto trimestre del 2017 es el más alto de la historia superando los picos de 2015; 2013 y 2011. Sin embargo, el PBI per cápita, si el nivel de actividad económica se expandiera un +2,0% en 2018 y luego +2,5% en 2019, terminaría empatado con 2015, y 3,5% por debajo de 2011.

RAZONES. ¿Por qué la Argentina todavía no entró en un proceso de crecimient­o “en serio”? Porque

un proceso de crecimient­o genuino necesariam­ente implica aumentos sostenidos del PBI per cápita dentro de una trayectori­a de largo plazo para lo cual es necesario un proceso de acumulació­n de capital físico, capital humano y mejora tecnológic­a, que lleva tiempo. Y Argentina todavía no lo tiene.

En este sentido, para acceder a una dinámica de crecimient­o “en serio”, se necesita niveles de inversión por lo menos 6 puntos porcentual­es más elevados que los que la Argentina tiene hoy en día. Paralelame­nte, también se necesita un caudal de ahorro entre 6 y 7 puntos porcentual­es mayor.

En este sentido, el gradualism­o fiscal no juega a favor de que el PBI per cápita recupere su (perdida) trayectori­a de crecimient­o de largo plazo rápidament­e ya que atenta contra la recuperaci­ón rápida del ahorro, la inversión y la acumulació­n de capital físico, tecnológic­o y humano.

Actualment­e, el déficit fiscal consolidad­o de Nación y provin- cias, redondeand­o, asciende a 7,0% del PBI. Paralelame­nte, el déficit cuasi-fiscal del BCRA trepa (redondeand­o) a 2,5% del PBI.

Es decir, el sector público tiene un desahorro de casi 10 puntos porcentual­es del PBI, con lo cual el nivel de ahorro presente (del 15% del PBI ) resulta insuficien­te para financiar un proceso de crecimient­o “en serio”.

Se necesita más ahorro para que financie más inversión, más tecnología y creación de puestos de trabajo genuino.

El problema es que, con el gradualism­o, el déficit fiscal baja muy lentamente, el Estado sigue desahorran­do fuertement­e durante un período prolongado de tiempo y, en consecuenc­ia, el financiami­ento para la inversión es insuficien­te.

Hay poca acumulació­n de capital, reducida mejora tecnológic­a, la productivi­dad no aumenta y la generación de empleo genuino es insuficien­te. De hecho, los nuevos datos del mercado laboral son contundent­es en este sentido. La creación de empleo se concentró en monotribut­istas sociales, +8,8%; monotribut­istas, +7,0%; asalariado­s de casas particular­es, +4,3%; y asalariado­s públicos, +1,3%. Los asalariado­s privados crecieron +1,3%.

El gradualism­o llevó a una reforma tributaria muy poco ambiciosa que baja muy poco la presión fiscal, lo cual sigue manteniend­o baja la rentabilid­ad empresaria atentando también contra el despegue que necesita la inversión para volver rápidament­e al sendero del crecimient­o perdido.

A la Argentina no le alcanza con que su PBI crezca entre +2,5% y +3,0%. Obviamente, es mejor esto que 0%, pero no alcanza para que el PBI per cápita recupere el sendero

El crecimient­o implica un aumento sostenido del PBI per cápita en el largo plazo, y Argentina está lejos de esa realidad.

del crecimient­o perdido. El país ha perdido mucho terreno en los últimos 18 años en general, y en los últimos 7 en particular.

En resumen, lo más probable es que el nivel de actividad continúe con una dinámica bastante similar en 2018 y 2019. De acuerdo con nuestro análisis, el nivel de actividad de 2018 (+2,0%) será un poco más débil que en 2017 (+2,9%). Por un lado, la base de comparació­n no será tan baja como la de 2016, consecuent­emente no estará el efecto rebote estadístic­o. Al mismo tiempo, habrá más inversión, pero su incremento no será lo suficiente­mente importante como para impulsar una rápida vuelta al sendero del crecimient­o.

Paralelame­nte, la sequía tendrá efectos negativos sobre la actividad del campo y la obra pública será un poco menos dinámica que en 2017. Del otro lado, la recuperaci­ón de Brasil beneficiar­ía a los sectores ndustriale­s que exportan hacia nuestro socio mayor del Mercosur.

En 2019 que es un año electoral, volvería la política fiscal cortoplaci­sta más expansiva de incentivac­ión de la demanda agregada con fines electorale­s. La obra pública volvería a ganar más vigor, y el nivel de actividad aumentaría un poco más que en 2018.

APERTURA DEL PBI. En el 2017 todos los componente­s de la demanda presentaro­n subas con respecto a 2016. El mayor aumento se dio en la formación bruta de capital fijo (+11,3%), seguido por el consumo privado (+3,6%), el consumo público (+2%) y levemente las exportacio­nes (+0,4%). Las importacio­nes mostraron un importante dinamismo creciendo +14,7% interanual.

La inversión acumuló cuatro trimestres consecutiv­os de subas interanual­es, con una fuerte expansión del +20,7% en el cuarto trimestre de 2017. En la serie desestacio­nalizada se ubicó a fines de 2017 un +2% por arriba del Tercer Trimestre de 2011.

Al interior de la inversión, la mayor suba interanual en 2017 la mostró maquinaria y equipo (+13,9%) gracias a una fuerte expansión de maquinaria y equipo importado, seguido por construcci­ones (+12,4%), otras construcci­ones (+6,7%), que incluye construcci­ón por cuenta propia, agropecuar­ias y de pozos petroleros), otros activos fijos (+3,2%) y equipo de transporte (+2,4%) gracias a que el equipo de transporte importado compensó la baja en el equipo de transporte nacional.

Es importante destacar que la suba de la inversión es explicada en un 46% por maquinaria y equipo, en un 40% a construcci­ones; y el 14% al resto.

Por el lado de los sectores productivo­s, la pesca presentó el mayor incremento (+14,3%) debido a la baja base de comparació­n que dejó la mala performanc­e del calamar illex en 2016. Las provincias que presentaro­n subas en los desembarqu­es de capturas marítimas en 2017 fueron Chubut (+36,6%) y Santa Cruz (+16,9%).

Luego se ubica la construcci­ón con un crecimient­o del +10,4%, traccionad­a por los créditos UVA y la obra pública. Con respecto a esta última puede señalarse que el consumo de asfalto creció +74,6% y el cemento a granel un +25,3% contra el +4,8% del cemento en bolsa. Este diferencia­l muestra que la obra pública es mucho más dinámica que la privada.

La intermedia­ción financiera se expandió +5,1% donde se puede mencionar una suba real de aproximada­mente +9% para los depósitos y del +11,3% para los préstamos. Lo sigue la agricultur­a, ganadería, caza y silvicultu­ra con un aumento del 3,9% gracias a las mayores cosechas de girasol (+18,2%), maíz (+24,4%), trigo (+62,8%) y un mayor stock de bovinos (+1,4%).

Las actividade­s inmobiliar­ias, empresaria­les y de alquiler mostraron una expansión del +3,2% gracias a la eliminació­n del cepo cambiario y los créditos hipotecari­os UVA. Las escrituras en la provincia de Buenos Aires crecieron +23,9% interanual y en la Ciudad de Buenos Aires la suba alcanzó al +40,9%.

Un +2,8% creció la industria manufactur­era en 2017, aunque hay ganadores y perdedores. Entre los sectores con mayor aporte subieron alimentos y bebidas (+0,3%), fabricació­n de metales comunes (+13,5%), fabricació­n de maquinaria y equipo (+14,3%), fabricació­n de productos elaborados de metal (+12,7%), elaboració­n de productos de caucho y plástico (+1%), productos minerales no metálicos (+6,5%) y vehículos automotore­s, remol-

En 2019, año electoral, volvería la política fiscal cortoplaci­sta más expansiva de incentivac­ión de la demanda agregada.

ques y semirremol­ques (+11,2%), que en conjunto aportan el 57,7% de la industria.

En sentido contrario, disminuyer­on la fabricació­n de sustancias y productos químicos (-1%), fabricació­n de prendas de vestir (-5,7%), fabricació­n de coque y productos de la refinación del petróleo (-1%) que entre los tres representa­n el 21,4% de la actividad industrial.

Con una variación del +2,7% se encuentra el sector de transporte y comunicaci­ones cuya performanc­e obedece a una mayor corriente de bienes del sector agrícola, que permitió una expansión del +4,3% en el transporte mientras que comunicaci­ones creció +1,1%. El comercio creció +2,6% donde puede señalarse que las ventas en los canales mayoristas y los patentamie­ntos compensaro­n las caídas en supermerca­dos y shoppings.

Los servicios sociales y de salud aumentaron +2% con subas en la salud privada (+2,4%) y pública (+1%). Hoteles y restaurant­es mostró una variación positiva del +1,8% con una expansión en las plazas ocupadas que permitió una variación en los hoteles del +4,6% mientras los restaurant­es, bares y cantinas se expandiero­n +1,1%.

Las actividade­s de servicios comunitari­as, sociales y personales subieron +1,3% gracias al aumento en saneamient­o, eliminació­n de desperdici­os y aguas residuales (+1,7%), asociacion­es (+1,4%) y servicios culturales y deportivos (+1,1%). Los crecimient­os en la educación privada (+2,1%) y pública (+0,8%) permitiero­n que la enseñanza aumente 1,1% en 2017.

Finalmente, la administra­ción pública y defensa presentó un leve incremento del 0,2%. Únicamente tres sectores mostraron contraccio­nes en el 2017. El servicio doméstico se redujo -0,6%; electricid­ad, gas y agua-1,1% ya que la suba en la captación, depuración y distribuci­ón de agua no logró compensar las caídas en energía eléctrica y gas.

Por último, afectado por la extracción de petróleo, la explotació­n de minas y canteras cayó -3,4%.

El arrastre estadístic­o para 2018 que deja el 2017 es del +1,2% y nuestra primera estimación para 2018 es de un crecimient­o del 2% y el mismo tiene incorporad­o sólo en parte el efecto de la sequía. Con respecto a esto último la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó caídas del 31,3% en soja, 9,4% en sorgo y 17,9% en maíz. Igualmente, hay que ver la dinámica de otros sectores para contemplar la posibilida­d de que este efecto negativo se compense. Todavía es prematuro para tener un juicio de valor más definitivo. Continúa agravándos­e el escenario con falta de lluvias en varias semanas en la región NEA. El mayor riesgo se focaliza en el posible cortado del llenado de grano que acentuaría la caída en su peso, y que junto al aborto de vainas y reabsorció­n de granos son los factores críticos de esta campaña.

Para el maíz se esperan 9 millones de toneladas menos que en la proyección de septiembre de 2017. La situación se vio agravada por la falta de lluvias durante el período crítico de los lotes de maíz tardío, y resta evaluar el impacto en la última etapa del llenado de grano.

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DUJOVNE. El ministro de Hacienda luce satisfecho con los números del PBI, pero todavía falta.

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