La sustentabilidad, eje de todo el negocio
Por qué se habla ahora de Gestión Responsable Orientada a la Sustentabilidad (GROS). Los siete cambios, según Alejandro Roca, director Ejecutivo de IARSE. Qué están haciendo las empresas.
Por qué se habla ahora de Gestión Responsable Orientada a la Sustentabilidad (GROS). Los siete cambios, según Alejandro Roca, director Ejecutivo de IARSE. Qué están haciendo las empresas.
En el constante devenir del mundo de los negocios las compañías han evolucionado hacia una modalidad operativa abarcadora y sistémica que les permite ganar en rentabilidad y eficiencia, al mismo tiempo que estrechan sus lazos con el medio ambiente y la comunidad que los rodea. Hay en todo esto una relación win-win.
De eso se trató el último Coloquio organizado por la revista Fortuna, que bajo el título de ‘Nuevas tendencias en la relación entre las empresas y sus comunidades’ tuvo
en Alejandro Roca, director Ejecutivo del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (Iarse), al principal orador.
Moderado por Ceferino Reato, editor ejecutivo de Fortuna, el encuentro discurrió por los carriles de la teoría aplicada y tuvo en las experiencias de los ejecutivos pre-
sentes una buena muestra de lo que las compañías realizan en el terreno de la vida cotidiana.
El universo empresarial muta a pasos agigantados. “Ya no se habla tanto de RSE sino de responsabilidad social aplicable a cualquier organización, no necesariamente empresaria, sino también a otras
como universidades o sindicatos”, explicó Roca.
Y agregó: “Hay un cambio de tendencias, lo cual involucró un viraje de las gerencias tradicionales de RSE hacia gerencias de sustentabilidad. Las compañías elevaron este rol y le dieron un lugar en la mesa chica de la toma de decisiones”.
Roca trajina el país hacia todos los puntos cardinales. El Iarse tiene 17 años de trayectoria y cuenta como clientes a 170 empresas, muchas de ellas ubicadas en otros países de América latina.
“¿Cuántas formas de capital se necesitan en una organización eficiente y creíble? La realidad es que fuimos seteados pensando en que el capital económico era el único valioso, pero no es el único. En to-
tal existen cuatro variables que conforman el quehacer empresarial”, detalló el experto.
Según el manual, la experiencia de la empresa está dividida en cuatro variables: capital económico, capital social (personas que se organizan para lograr un fin), capital ambiental (todo tiene un impacto sobre el ambiente), capital ético y capital cultural.
Pero la evolución en este aspecto es notable. Como afirmó Roca, “se creía que si se apostaba por alguna de ellas en particular, esto iría en contra del capital económico, y eso es mentira”.
“¿Qué mide un balance en una empresa? Sólo capital económico y financiero, pero la empresa en su totalidad es mucho más que eso –aclara. En RSE hablamos de gestión. Se trata de las decisiones cotidianas que se toman dentro de la organización, orientadas a producir un nuevo balance cuádruple de creación de valor, adonde se contemple lo económico, pero también lo ético, lo social y lo ambiental”.
En los albores de la Responsabilidad Social Empresaria la acción directa sobre la comunidad era un clásico, aún a riesgo de ofrecer soluciones que la sociedad no de-
mandaba ni reconocía como propias. Como explicó Roca, “no se trata sólo de la actuación comunitaria que puede tener la compañía a partir de diversas acciones, sino de llevar adelante una verdadera acción transversal”.
Y agregó: “La RSE viene a interrogar de qué manera una empresa gana su dinero, que es a través de sus vínculos con la sociedad, de la ética y la transparencia. Todo a favor de la entidad, pero también de las personas, la sociedad y el planeta”.
“Existen dos formas de crear valor: potenciar lo que tengo o disminuir mis pasivos. ¿Por qué no hay personas en las empresas
destinadas a tomar el pasivo ético, social o ambiental y transformarlo en un activo?”
A manera de ejemplo, Roca señaló que tal vez existan operarios que no terminaron el secundario. “Entonces se puede implementar un plan en horario laboral para que estudien y así transformar un pasivo en un activo. Se puede dar esto en múltiples aspectos”.
“No existe una fórmula secreta que las empresas puedan aplicar de manera general para ganar en sustentabilidad. Cada una tiene que crear su propio plan estratégico, de acuerdo al sector al que pertenece y a la sociedad con la que está vinculada”, enfatizó.
La evolución es permanente, “por eso es que ahora no se habla tanto de RSE sino de valor total, que son los cuatro aspectos que conforman la empresa. Hay que hablar entonces de Gestión Responsable Orientada a la Sustentabilidad (GROS). Se trata de una brújula, un norte para gestionar cada vez más responsablemente a una compañía. No hay empresas enteramente sustentables ni hay techo para avanzar en esto”.
Roca resaltó que “existe una lar- ga tradición filantrópica por parte de las empresas. Esto está bien, pero no es lo mejor que puede hacer la compañía. Cuando se pone el foco en el trabajo comunitario de manera exclusiva, se pierde de vista el criterio transversal. La mejor sustentabilidad se logra a través de lo que se ejecuta lo más cerca posi-
ble de lo que sabemos hacer”.
El gran desafío de la GROS es llegar a las pymes, creadoras del 90% del empleo. “Hay que involucrar también a los sectores gubernamentales en esta tarea”, subrayó Roca.
NUEVAS TENDENCIAS. Alejandro Roca describió en su exposición que existen siete tendencias en lo que se ha dado en llamar la Gestión Responsable Orientada a la Sustentabilidad (GROS).
s 1. Abordar los asuntos materiales. Cada vez más compañías lo hacen. Se trata de la valorización interna y externa de los temas. Se arman cuadrantes de análisis desde lo Interesante, Emergente, Significativo y lo crítico, que es el cuadrante deseable. “Se trata de la periferia del negocio. La materialidad es la coincidencia del negocio con los intereses de los stakeholders”, enfatiza.
s 2. Demanda creciente de transparencia. Ya no se trata de algo opcional, sino que es obligatorio para la compañía. Los consumidores demandan otra cosa y es necesario el acto de la comunicación. “Los silencios también comunican”, aclara. Existe un cambio de perfil en los consumidores, que ahora valoran más la honestidad, la responsabilidad, el dar la cara.
s 3. La sustentabilidad es cada vez menos voluntaria. Se produce en la actualidad una exigencia de rendición de cuentas que pasa, entre otros puntos, por la trazabi-
lidad en los productos en diversos sectores, sobre todo aquellos que exportan, pero también en lo social y ambiental.
4. Iniciativas de alcance global. Existen 17 objetivos de desarrollo sustentable. Por ejemplo, que sólo 8 personas concentren más riqueza que el resto del mundo no es algo sustentable. “El cambio climático es reconocido como la principal amenaza de la seguridad alimentaria”, señala Roca.
5. Medición y planificación. Todo lo que no se mide y gestiona fracasa. Es algo imperativo hoy en día.
6. Capacitación de cuadros en la organización. Hay que multiplicar la formación. “Muchas veces una sola persona concentra todo el saber y cuando se va de la compañía, todo vuelve a fojas cero. Hay que formar comunicadores, marketineros, jefes de planta con el nuevo lineamiento de la sustentabilidad”, dice el experto del Iarse.
7. Comunicar el propósito. Es una actividad que puede ser motivadora para el propio personal. Sirve, además, para diferenciarse de la competencia y resulta un activo estratégico de la compañía.